Últimos vestigios de una época de terror
Carmen Verlichak
Nació en Madrid, recibió su Licenciatura en Letras con una tesis sobre Thomas Mann. Fue profesora universitaria, asesora literaria en la Biblioteca Nacional y nombrada académica del Museo General Belgrano. Es colaboradora, entre otros medios, de La Nación de Buenos Aires y el Vjesnik de Zagreb. Es autora de los libros “Los croatas de la Argentina”, “Crónicas de campo y pueblo” y “María Josefa Ezcurra”.


ZAGREB. Con la enfermedad y muerte de Jovanka, la viuda de Josip Broz Tito, volvió a la actualidad una época signada por crímenes, ambiciones y policías secretas en la Yugoslavia comunista. A finales de agosto, Jovanka fue llevada inconsciente a un hospital de Belgrado, la capital de Serbia. La mujer, de 89 años, había sufrido un infarto menor y acusaba un cuadro general muy desvalido, tenía la piel escarada y heridas de origen desconocido en el pecho. Mostraba la falta total de cuidados así como un cáncer del que tampoco se trataba.
Finalmente, hoy Jovanka ha muerto llevándose muchos secretos con ella.
Antes de ello y también en Serbia, hubo en abril una orden judicial para abrir las cajas fuertes de Tito cuyo contenido fue un secreto los últimos 33 años.
                                       
El dudoso encanto de ser esposa de un dictador
 
Cuando en 1952 se casó con Tito, Jovanka Budisavljević era una agraciada partisana de origen serbio, agraciada, de bella sonrisa y 32 años más joven que él. Depende de cómo se haga la cuenta, Jovanka llegó a ser la esposa número tres o cuatro del líder yugoslavo. El de ellos fue un idilio ardoroso que a través de los años se fue convirtiendo en un infierno y terminó para ella en un aislamiento total.
A Jovanka le encantaba parecerse a Evita Perón quien, para el momento en que Jovanka y Tito se casaron, había hecho su glamoroso viaje a Europa. Si Jovanka no tuvo el favor del pueblo – nunca lo consiguió - se conformó con que al menos se mencionaran sus rasgos comunes, como el gusto por las joyas, los vestidos vaporosos y las pieles.
Algunos con razones y otros sin ellas, lo cierto es que nadie quiso a Jovanka. Tito nunca accedió a tener un hijo con ella como tampoco permitió que tuviera injerencia en el gobierno. De manera que Jovanka ocupó su vida en caprichos y lujos.
Dicen que amó a Tito hasta la patología. Dramáticas escenas de celos, amenazas, espionaje, bellas masajistas que entraban y salían de los aposentos del dictador y amoríos de diversa importancia fueron parte de la relación que culminó con que en 1976, un anciano Tito se escapara del domicilio conyugal en pantuflas en medio de la noche y llamara al jefe de policía para asegurarse de que ella no lo siguiera. Nadie se animaba a hacerle frente pero los que rodeaban a Tito decidieron que “la camarada Jovanka debía ser separada urgentemente del camarada presidente” porque era un peligro; temían que lo mate un día cualquiera. Con todo, casi al final de su vida, Tito intentó una reconciliacion pero ella repitió su modus de impacto y le tiró a la cara el obsequio que él trajo como prenda de reconciliación. El culebrón terminó allí. Luego de ello, Jovanka no fue vista en público nunca más; modalidad que los diarios del mundo comentaron. Tres años después apareció en el entierro de Tito.
Luego fue sacada a punta de pistola de lo que había sido el domicilio y confinada a una residencia “provisoria” en la que estuvo más de treinta años. Mientras, le incautaron todos sus papeles y Jovanka quedó sin siquiera documentos de identidad. Más adelante procuraron nacionalizar sus pertenencias, que eran muchísimas.
Jovanka temió constantemente que le saquen la casa si la dejaba aunque sea por un momento y cuando fue llevada al hospital habían pasado seis años sin que hubiera salido ni una vez de su  residencia en el exclusivo barrio de Belgrado. Tampoco dejó entrar a nadie y ni tuvo ayuda doméstica. Es ella quien estuvo muy cerca del dictador unos 35 años y conoció de él y de su entorno más que nadie. El tema es si lo quiso decir, dónde estará el supuesto manuscrito que escribió y cuán ajustado está con la verdad.
 Las memorias tan temidas
Precisamente es lo que temió la cúpula del Partido comunista: esas memorias. Así como la posible repercusión en Yugoslavia y en el extranjero en el caso de que las publicara, ya que tanto sabía de crímenes dómesticos y públicos como de responsables. Según el propio testimonio de Jovanka fue por ello que la persiguieron de todas las maneras posibles en los nueve años que siguieron desde la muerte de Tito hasta la caida del muro de Berlín, que a su vez posibilitó la caida de Yugoslavia. Aunque del otro lado hubo quienes la apremiaron para que escriba sobre secretos y sospechas, tales como cuáles fueron las relaciones de Tito con los ingleses (recordemos que la reina Isabel concurrió a las exequias del dictador) o cuán cierto era aquello de en su policía tuvo a algunos que habían pertenecido a las juventudes hitlerianas.
En un momento se anunció que Jovanka ya había escrito unas mil páginas que acompañaría con 600 fotografías aunque nunca apareció ninguna publicación.
Lo que queda de entonces
Por lo menos en Europa, Jovanka Broz es el último vestigio de un liderazgo típico del siglo XX, inapelablemente autoritario e imperial. Tito subió en el años 1945 y estuvo al frente de Yugoslavia hasta su muerte ocurrida en 1980. Como señor de las crueldades y las intrigas sembró la tierra de mártires a quienes no pudo doblegar; entre ellos al ahora beato cardenal Aloisius Stepinac, a quien torturó durante 14 años.
En nombre del comunismo, de la igualdad y de una sociedad sin clases ni privilegios eliminó a una cifra cercana al millón de opositores. Entre los hechos que nunca tuvieron su correspondiente Nuremberg está lo que se dio en llamar Tragedia de Bleiburg; cuando un número no determinado – pero calculado entre 200 y 500 mil - de  civiles y militares oponentes fueron masacrados al tomar Tito el poder. Además, durante muchos años hizo funcionar el Goli Otok (isla desnuda), su versión en el mar Adriático del archipiélago Gulag.
Además de la actuación en el propio territorio, durante la guerra fría la UDBA, la policía secreta de Tito, mató a unos 70 exiliados dispersos en Europa y América (en Buenos Aires pusieron una bomba en un club croata dejando muchos heridos y una niñita muerta). Eran los tiempos de la guerra fríaa.
Aunque por mucho tiempo Tito gozó de buena imagen en distintos ámbitos, ese casi un millón de muertos lo convierten en el Stalin de la zona si se hace la proporción por número de habitantes.
Y este es el otro dato que reflota la época: llegó el turno de investigar y poner en negro sobre blanco cuántos y cómo. Hoy la Union Europea - a la que pertenecen algunos países que integraron Yugoslavia, como Eslovenia y Croacia - exige el esclarecimiento de hechos que tienen a Tito como el responsable mayor. Ya que se sabe que nada, absolutamente nada, se hizo en esos años sin el conocimiento y la anuencia de Tito.
TESOROS EN LAS BOVEDAS
 
Entre los de las islas y las ciudades, los Broz disponían de siete palacios, lujosos, refinados y rodeados de esculturas y óleos, bibliotecas y colecciones de armas. Buena parte de estos bienes fue lograda por el método de la confiscación.  Tito adoraba los animales y logró reunir un zoológico privado con los envíos que otros mandatarios le hicieron.  Un Rolls Royce, dos Cadillac, un Lincoln y un AMI 6, entre otros autos, una  flotilla embarcaciones de diverso calado eran parte del inventario que se hizo a la muerte del presidente. Había también caballos y carruajes, los viñedos y frutales dispersos por todo el territorio así como bodegas atiborradas de vino.
Parte de un listado enumera: 63 diamantes, 57 broches (de oro, plata, brillantes, perlas o diamantes, como todo lo que sigue) 68 pulseras de brillantes, 106 collares, 14 pitilleras, 176 cajas de diversas alhajas, 59 trabas de corbata,10 cadenas y 13 relojes de mujer; una lámpara de marfil; 231 piezas folkloricas; 34 pendientes, 22 anillos de mujer, 48 prendedores; 11 relojes de pie (uno de ellos totalmente de oro), 37 carteras de mujer (una de oro y plata, cinco de cocodrilo, cinco de víbora) y 130 distintivos… y sigue el listado hasta terminar con un carro de servicio totalmente de oro!
Se encontró 833 metros de diverso material para confeccionar indumentaria - 111 metros de distintas sedas, 150 de diversos casimires, 8,09 metros de piel de lagarto, 19 metros de cabritilla, 52 de piel de víbora, 9 de cocodrilo, 15 de piel de ciervo y 90 piezas de pieles de diversos animales.
DERECHOS DE AUTOR
Como un estadista que se precie, Tito intentó la escritura. Escribió profusamente sobre sus ideas y sus luchas, sobre el pasado y el futuro de la humanidad; esta humanidad que debía seguirlo y así progresar. No pensó que los derechos de autor -veinte mil millones de kunas, unos tres mil millones de dólares– podrían servir para impulsar parte de ese progreso de la humanidad; se los quedó él mismo en momentos en que la Confederación sufría escasez de productos básicos y no estaba asegurada la electricidad todos los días. Todo esto formó parte de lo que el inventario señala.

TITO EN LA ARGENTINA
Hubo varias generaciones de argentinos que aseguraron que Tito vivió en la Argentina allá por el final de la década del 20. Según esta version, estuvo fuertemente relacionado a los anarquistas y socialistas del momento, de manera que el camarada habria sido consecuente al imponer en Yugoslavia el trabajo y la igualdad. Esta versión tomó matices de mito, no fue confirmada nunca y los únicos que hablan de ello son las fuentes argentinas. Aunque siguiendo la secuencia de los años y su actividad en Europa no podría haber estado aquí más que un par de meses. Por otra parte, Tito se manejó siempre con alias, tenía como mínimo seis conocidos. Si hubiera venido no lo hubiera hecho con su propio nombre, tal como aseguran. Sí es sabido que llegaron a la Argentina al menos dos Josip Broz, pero hay que saber que éste es un nombre muy corriente en Kumrovec, el lugar donde nació Tito. Uno de esos Broz descansa en un cementerio de Jujuy.

 

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