La última jugada de Dujovne antes del “Plan Perú”
Humberto Bonanata

Director de Notiar. Premio a la Libertad 2012, otorgado por Fundación Atlas para una Sociedad Libre.



Desde la fatídica conferencia de prensa en la mañana del 28 de diciembre pasado, a saber “Día de los Santos Inocentes” en la que Marcos Peña y sus discípulos obligaron a Federico Sturzenegger a morigerar las tasas pasivas del Banco Central para fomentar el crecimiento sostenido junto con el límite del 15% de la pauta inflacionaria de 2018, los mercados comenzaron a volatilizarse sin rumbo fijo.
 
Las promesas del analista económico devenido Ministro de Economía sólo lograron el efecto contrario al deseado.
Terminado el primer cuatrimestre de 2018 la inflación superó el 8%, prometiendo mayo agregar como mínimo un 2%, el peso se devaluó más de un 15% en ese período y –como morfina del moribundo- ayer sin sonrojarse ni reconocer su fracaso, Dujovne necesitó que el Banco central fijara su tasa de referencia en 40% anual para luego sí poder comenzar otro lánguido lamento.
La presencia de Domingo Cavallo el miércoles pasado en “A dos voces”, el programa de Todo Noticias conducido por Marcelo Bonelli y Edgardo Alfano precipitó la presentación en público del informante económico antes que el viernes resultara más negro que la lluvia otoñal.
Rememorando la plática del recordado Fidel Pintos, Dujovne trató de recuperar la credibilidad de sus inconclusos parches económicos para quebrar la sangrienta pérdida de divisas –propias y prestadas- de un Banco Central que supo sostener los errores del ministro con medidas de “torniquete económico” para evitar la continuidad de la diaria sangría.
Resulta una constante en la sociedad argentina la desconfianza de su signo monetario desde que Juan Perón debió comenzar junto con su Ministro Alfredo Gómez Morales –en 1952- su primer ajuste económico: la época del “pan negro” como decían los “gorilas” como mi siempre bien recordado padre.
Pasaron los “bonos 9 de julio” de Alsogaray en la Presidencia de Arturo Frondizi, la devaluación de Adalbert Krieger Vasena al asumir como ministro del dictador Onganía, el “rodrigazo” de Celestino como consecuencia del populismo falaz de José Ber Gelbard, el rotundo fracaso de Martínez de Hoz, la estabilización monetaria de Juan Vital Sourrouille –honorable Ministro de Alfonsín- a través del “Plan Austral” que sólo duró dos años hasta la llegada del decadente “Plan Primavera” por falta de apoyo del propio gobierno y el “Plan de Convertibilidad” de Cavallo-Menem que logró efectividad desde el 1 de abril de 1991 hasta el invierno de 1996 cuando Cavallo no aceptó el gasto político que necesitaba “el riojano encubierto en el Senado” para lograr su utópica re-reelección en 1999.
Después del golpe institucional contra Fernando de la Rúa encabezado por Duhalde y parte del radicalismo alfonsinista bonaerense padecimos la apropiación de los depósitos bancarios y la pesificación asimétrica merced a su “corralón” que nada tenía en común con el “corralito de 90 días” de Cavallo (del 3 de diciembre de 2001 al 3 de marzo de 2002) en el que el ahorrista podía disponer en forma cuotificada de sus depósitos bancarios en la moneda de origen, algo que aún nuestra historia económica no se encargó de resaltar.
Duhalde prometió devolver los depósitos, hecho que incumplió, al igual que devaluar a $ 1,60 por dólar que en horas treparía a los $ 4 por unidad… “el que depositó dólares recibirán dólares” fantaseaba el filibustero golpista, hoy renovador del peronismo.

Roberto Lavagna y Néstor Kirchner supieron aprovechar una Argentina hundida en el séptimo de los infiernos y el viento de cola de las commodities (“Diosa soja” bautizada por Vicente Massot) para mantener artificialmente el valor del peso hasta septiembre de 2006 cuando Lavagna dio el portazo frente al santacruceño al negársele la necesaria actualización tarifaria congelada desde 2002.
Todos sabemos cómo terminó Cristina Kirchner y cómo recibió el país Mauricio Macri.
Con el mismo complejo que Alfonsín y de la Rúa, Macri no explicó a la ciudadanía el estado de desastre económico social en que encontró a la Argentina al comienzo de su gestión.
Rogelio Frigerio supo aproximar el estado de desintegración. “Es como si hubiéramos recuperado una casa tomada por más de doce años en la que los caños de agua y gas estaban podridos y no se pagaba la luz” supo decir el Ministro de Interior el año pasado para asemejar el abandono no denunciado gubernamentalmente.
Ahora el gobierno de Cambiemos y todos nosotros pagamos ese “complejo de culpa de gobierno no peronista”…
Tras 29 meses del primer gobierno de Macri seguimos volanteado en el barro en materia económica con algo difícil de recuperar: la credibilidad de Dujovne.
En mayo de 2017 Domingo Cavallo escribió “El Banco Central debería prestar atención a la experiencia estabilizadora de Perú” http://www.notiar.com.ar/index.php/economia/78617-el-banco-central-deberia-prestar-atencion-a-la-experiencia-estabilizadora-de-peru-por-domingo-cavallo y muy pocos miembros del gobierno han tomado nota del consejo y de la advertencia.
Hemos perdido un año pero aún estamos a tiempo.


Publicado en Notiar.
 

Últimos 5 Artículos del Autor
[Ver mas artículos del autor]