De ¨¡Sí, se puede!¨ a ¨Si se puede ...¨
Alejandro A. Tagliavini
Senior Advisor, The Cedar Portfolio. Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland (California). Galardonado con el Premio a la Libertad, otorgado por Fundación Atlas para una Sociedad Libre.




                Arden los conflictos globales e impactarán en esta Argentina cuyo mercado está debilitado y encorsetado -sin capacidad de reacción-, por el peso del Estado, al punto que toda variación negativa de los flujos externos resulta en una caída del PIB. Entre las pocas noticias positivas, la Unión Europea (UE), por austeridad, reducirá las ayudas agrícolas (PAC), que suman € 365.000 M. Solo cinco países, Estonia, Lituania, Letonia, Rumanía y Portugal no sufrirán recortes.
 
               Las noticias desde EE.UU. son todas malas, por buenas para adentro o por defecto. Trump relaja el “Dodd-Frank Act” y la “Volcker Rule”, para reducir burocracia y costos sobre todo a los pequeños bancos y cooperativas, abriendo mejores oportunidades de negocios en el país y no fuera. Por otro lado, encendió la mecha de la guerra de todos contra todos.
 
                El viernes la UE, resignada a que no haya exenciones a los aranceles que impondría EE.UU. al acero (25%) y al aluminio (10%), lo denunció ante la OMC y tomaría represalias, ansiosa porque todo puede complicarse más, recordando que sólo Alemania exporta unos € 20.000 M en vehículos. Y también presentó una demanda contra China que pretende que los extranjeros cedan los derechos de uso de su tecnología a entidades chinas. El secretario de Comercio estadounidense estaba el fin de semana en Beijing intentando un principio de acuerdo.
 
               Entretanto, las crisis políticas en España e Italia hunden a Europa lo que influye negativamente en el globo por la debilitación que supone e, irónicamente, por la oportunidad de inversión local que se da sobre todo en España -hasta ahora gran inversor externo de Argentina- que viene creando el doble de trabajos y su PIB sube tres veces más que en Italia y su ratio de deuda/PIB -del 98%- es inferior que la transalpina -del 132%-. Y los españoles no tienen la amenaza de un partido euroescéptico.
 
              Así, a pesar de haberse disparado, la prima de riesgo española ronda los 105 puntos básicos, contra los 230 de Italia. El Ibex cayó provocando buenas oportunidades dado que los grandes títulos se abarataron y cotizan con descuentos entre 0,7% y 36% frente a la media histórica de su PER -número de veces que el beneficio está recogido en el precio de la acción- y sus dividendos ganan atractivo.
 
              Mientras el mundo se cierra, en Argentina están traumatizados con el gasto, perdiendo objetividad. Solo por nombrar uno de los más populares, uno twitteó que “Con un déficit fiscal de $700.000 M anuncian un recorte de $20.000 M, menos del 1% del gasto y del 3% del déficit. Están bromeando”.
 
             Pero lo cierto es que, aun cuando el Estado es ineficiente incluso a la hora de gastar, lo que gasta el gobierno -al contrario de lo que se dice- beneficia al mercado porque es dinero estatal volcado al sector privado: por ejemplo, si se solventara con privatizaciones o venta de activos estatales. Lo que destruye es financiar el gasto con impuestos, emisión monetaria -inflación- y endeudamiento que eleva las tasas, porque estas acciones quitan coactivamente dinero del mercado. La eficiencia económica se da cuando los acuerdos son voluntarios porque así, cada parte, se lleva solo lo que le conviene maximizando su beneficio.
 
              Entonces, lo que sí debería preocupar es que, en mayo, la recaudación tributaria aumentó 43,4% respecto del mismo mes del 2017 y que el aumento del IPC –“inflación”- se ubicaría entre 2,4 y 2,8%, según los analistas, y junio sería peor. Entre enero y marzo, según el Indec, los salarios (+3,9%) cayeron 2,8 puntos con relación a la inflación (+6,7%) y a esto se suma que en 2017 bajaron más de 7 puntos con respecto a 2015. Y la caída promete continuar a pesar de la “cláusula de revisión” en las paritarias.
 
               Finalmente, además de que es probable que el PIB per cápita caiga e, irónicamente, aumente el déficit con respecto al PIB ya que éste podría caer más que el recorte de gastos, existen incongruencias en la economía que llevarán a que, así como se postergó la entrada a la OCDE, no llegue la recalificación a “mercado emergente” y, aunque llegue, dado el flojo panorama, ya a nadie entusiasma.
 

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