¿México bolivariano?
Ian Vásquez
Director del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute, Washington D.C. Miembro del Consejo Internacional de Fundación Atlas para una Sociedad Libre.


México está a menos de un mes de elegir a Andrés Manuel López Obrador como presidente. Por lo menos eso cree la mayoría de los mexicanos, entre ellos expertos, con quienes me reuní la semana pasada en Ciudad de México.

También lo dicen las encuestas que han documentado un creciente apoyo a López Obrador. El periódico El País reporta que el candidato populista tiene una ventaja de hasta 20 puntos sobre su rival más cercano y calcula que tiene 92% de probabilidad de ganar.

¿Representa el apoyo a AMLO –como es conocido por sus siglas– una ola populista y un deseo extendido por implementar propuestas que regresen al Estado y a los políticos a un lugar mucho más prominente del que ocupan ahora? De ser elegido AMLO, ¿qué medidas podríamos esperar de su gobierno?

El senador Francisco Búrquez del Partido Acción Nacional, que gobernó del 2000 al 2012, critica el récord de los partidos políticos de mantener demasiado poder en el Estado y, al ser ineficaces en su manejo, no representar bien a la ciudadanía. El 70% de los mexicanos está “encabronado”, me dijo. No parece haberse modernizado el histórico Partido Revolucionario Institucional, ahora en el poder.

El analista Roberto Salinas León observa: “Hay un enorme disgusto, sobre todo en la gente joven, con el nivel pornográfico de impunidad y de corrupción que ha existido en este sexenio en donde el nuevo PRI resultó ser como el dinosaurio de la última película de ‘Jurassic Park’: más malo, más impune y más rapaz de lo que fue el viejo PRI. Ese disgusto se tiene que traducir en un voto antiestablecimiento, y eso lo ha capturado en una forma muy hábil López Obrador. Eso, mucho más que el populismo o la izquierda tratando de prometer la utopía al instante, es lo que ha impulsado a López Obrador al posicionamiento político que tiene hoy día”.

Pero eso no quiere decir que no hay que preocuparnos por un gobierno que sí podría ser de estirpe autoritaria. “Creo que López Obrador no valora la libertad”, declara el escritor Enrique Krauze. Cita numerosos ejemplos de la intolerancia con otros y observa que AMLO “se mofa, insulta, ofende y descalifica a la prensa, los periodistas o los intelectuales que lo critican”.

¿Cuáles son las propuestas de AMLO? El candidato insiste ser moderado, a la vez que deja claro que quiere transformar su país y no solo calentar la silla presidencial. Es difícil evaluar de manera seria sus propuestas, ya que frecuentemente parecen ser puras ocurrencias, no ofrece detalles y se contradice. Promete arreglar los grandes problemas del país con una lucha contra la corrupción. De esa forma dice que pagará los enormes gastos que implican los proyectos que propone. Citando a Octavio Paz, Salinas León dice que AMLO gobernaría “según el humor del príncipe y el capricho de la hora”.

Entre sus propuestas está la meta de la autosuficiencia energética nacional, que implicaría revertir la reforma que abrió ese sector recientemente y agrandar la fracasada empresa petrolera estatal en un país que importa el 70% de la gasolina que consume. También propone la autosuficiencia agrícola, sin explicar cómo dicha reforma no resultaría onerosa.

Los asesores de AMLO profesan su admiración por, y tienen vínculos con, los regímenes de Cuba y Venezuela. Un líder de su partido habló a favor de “la integración de México en la revolución bolivariana”. Otro declaró que quienes promovieron la reforma energética serían fusilados como traidores. Mary O’Grady documenta más ejemplos en el Wall Street Journal de ayer.

Estamos ante un regreso al pasado fracasado –o peor– en México.



Este artículo fue publicado originalmente en El Comercio (Perú) el 5 de junio de 2018 y en Cato Institute.
 

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