Tomas de colegios: apoyar o no apoyar
Edgardo Zablotsky
Ph.D. en Economía en la
Universidad de Chicago, 1992. Rector de UCEMA. En Noviembre 2015 fue electo Miembro de la Academia
Nacional de Educación. Miembro del Consejo Académico de la
Fundación Atlas para una Sociedad Libre. Consultor y conferencista en políticas públicas en el
área educativa, centra su interés en dos campos de research: filantropía no
asistencialista y los problemas asociados a la educación en nuestro país.
A horas que la
Cámara de Diputados lleve a cabo la sesión especial en la que se discutirá la
legalización del aborto, comenzaron las tomas de numerosos colegios de
la Ciudad de Buenos Aires. Al respecto,
Julián Asiner, presidente de la Federación Universitaria de Buenos Aires,
aseguró que la misma “impulsará ocupaciones en decenas de colegios, facultades
y profesorados para que el Congreso apruebe la legalización del derecho al
aborto”.
La historia se
repite una y otra vez. Las tomas de colegios son tan habituales
como los paros docentes a
principios del año lectivo. En los hechos, el resultado es el mismo: los chicos
pierden días de clase que, si bien formalmente, puede que se recuperen, en la
práctica sabemos que no sucederá.
Sin
capital humano, en la actual sociedad del conocimiento, ¿qué posibilidades
tiene un joven para desarrollarse y progresar? Probablemente muy pocas.
Millones de "ni-ni" son crudo
testimonio de ello. Me atrevo a afirmar que los padres de los chicos que hoy se
encuentran tomando los colegios no son conscientes de ello.
Hace pocos días,
el doctor Guillermo Jaim Etcheverry, autor de ese gran libro que fue La
tragedia educativa expresó, en una entrevista realizada
por este mismo medio, que “la sociedad no está
preocupada por la educación.
Más allá de lo que se dice, no hay una preocupación concreta por el
logro académico. Y después está la paradoja del desinterés de
los padres: la mayoría piensa que la educación está mal en el país, pero cada
uno considera que la educación de sus hijos es espléndida, y eso hace que nada
cambie, que no haya presión social. No hay
manifestaciones por las calles de padres que digan "enséñenle más al nene
o a la nena". Piden otras cosas.
Los políticos analizan las encuestas y ven que no
hay un reclamo social por la calidad en la educación. La
descripción no puede ser más acertada. Si no cómo entender que muchas veces los
padres hasta apoyen a sus hijos en las tomas de colegios.
En abril pasado visitó nuestro país Jean-Michel
Blanquer, ministro de Educación de Francia, inesperadamente el más popular de
los ministros del gabinete de Emmanuel Macron. Es interesante resaltar una de
sus expresiones que hace a la realidad que hoy nos toca vivir: “La escuela debe
transmitir saberes pero también valores”.
Curiosamente,
diez años atrás, Nicolás Sarkozy, por
entonces candidato a la presidencia de Francia expresó una idea similar: “La
escuela no es deliberativa, no es un coloquio permanente. La
escuela es la transmisión del saber, de las normas y de los valores y, en
primer lugar, del respeto”.
Valores, he aquí la cuestión. Los chicos se comportan
como tales y tienen todo el derecho a hacerlo; al fin y al cabo son
adolescentes: es nuestra responsabilidad como adultos el educarlos. ¿Apoyar o
aun permitir las tomas de colegios, por razones legítimas o ilegítimas, es la
forma adecuada de hacerlo? Es claro que no. Por el contrario, es otra nítida
foto de la vergüenza educativa que vive hoy la
Argentina.
Publicado en Clarín.
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