Una Argentina saqueada
Guillermo Yeatts
Fundador de la Fundación Atlas para una Sociedad Libre y Miembro del Consejo de Administración. Graduado en New York University con un Bachelor of Science en Finanzas y un Master en Economía. Doctorado Honoris Causa en Ciencias Sociales, Universidad Francisco Marroquín, Guatemala. Realizó el posgrado OPM en la Escuela de Negocios de Harvard University en Cambridge, Massachusetts. Autor de diversas obras, entre ellas “Un mundo pequeño: El futuro de la libertad en la era global”.
Los últimos meses nos
han mostrado de la forma más dramática y salvaje la realidad de una Argentina
saqueada. La evidencia muestra la forma en que el Estado argentino fue tomado
como un botín por parte de los gobernantes de turno —sin ningún tipo de
limitación, confiando en la eternidad en sus cargos y una complaciente
impunidad—, que se apoderaron del fruto del trabajo de los ciudadanos.
Hace ya algunos años
(2008), mi libro El botín. La Argentina saqueada, en un contexto institucional
diferente al actual, se refería a esta temática, al arraigo de estas
tradiciones en la historia argentina, lo cual sucedía en un contexto de
división de poderes formal, pero no real. También de federalismo declarativo,
pero de centralismo fáctico. No solo en términos de corrupción, sino de reparto
de privilegios por parte del gobierno de turno. El contraste entre las
supuestas instituciones republicanas y una realidad de poderes concentrados era
más que evidente. La obra analiza cómo en tal contexto diferentes grupos de
poder —políticos, empresarios prebendarios, sindicales— aprovechan esta
permeabilidad para "capturar" al Estado en su beneficio particular.
En términos de Mancur Olson, el Estado es tomado en función de sus intereses
por "coaliciones de distribución" o "grupos de intereses
especiales".
Estado capturado
Douglass North se
refiere a situaciones como la de la Argentina con el término de "Estado
natural" (Natural State), diferenciándolo del concepto de "Estado de
naturaleza" (State of Nature), al que hacen referencia los pensadores
contractualistas como John Locke, Thomas Hobbes o Jean-Jacques Rousseau. Afirma
North que en el Estado natural se produce una alianza entre gobiernos y grupos
de intereses específicos para explotar al resto de la población, a través de
monopolios legales, restricción del acceso a los mercados, contrataciones por
encima del precio de mercado, etcétera. En consecuencia, el proceso
maximización del interés personal se torna de suma cero o negativa, y lo que
ganan unos se lo quitan al resto de la sociedad.
Dada esta permeabilidad
institucional a la influencia de grupos de interés, el escenario que se genera
es uno en el cual resulta más rentable desde el punto de vista empresario
invertir recursos en obtener reglas de juego taylor made ('a medida') que
convencer a millones de consumidores sobre las bondades de un producto o
servicio. En este contexto, una regla institucional básica es que es parte de
las reglas de juego poder cambiar las reglas de juego.
De esta forma, algunos
Estados son "capturados" por los grupos de intereses especiales,
quienes les dan forma a través de complejos procesos de negociación entre los
distintos actores. Mientras tanto, los ciudadanos dispersos poco pueden hacer
para competir contra estos poderosos actores que actúan colectivamente. Mancur
Olson sostiene que las organizaciones para la acción colectiva están
preponderantemente orientadas a la lucha por la distribución de la renta y la
riqueza, y no al aumento de la producción en su conjunto. Se trata de
"coaliciones de distribución" u organizaciones que se dedican a lo
que una valiosa tendencia de la bibliografía especializada denomina
"búsqueda de renta".
Si esto es así, ¿por
qué los ciudadanos no enfrentan a estas coaliciones distributivas que tanto
daño les hacen? Olson explica esta paradójica situación por la que los grupos
pequeños (coaliciones de distribución) prevalecen sobre los más numerosos (los
ciudadanos) a la hora de actuar en forma colectiva en procura de sus propios
intereses, afirmando que la teoría sociológica clásica asume que si los
ciudadanos tienen un interés político común, se organizarán y lucharán en favor
de tal interés, lo cual se contrapone con lo observado en la realidad. Lo que
sucede es que los altos costos de transacción necesarios para concretar la
acción colectiva de los grupos numerosos, el carácter difuso de los potenciales
beneficios, sumado a la imposibilidad de excluir comportamientos free-riders,
diluyen los incentivos para actuar en conjunto.
El modelo de Estado
como botín excluye a la mayor parte de la población, que no puede participar
para generar reglas de juego a su medida. Los grupos pequeños, concentrados y
fuertes son los ganadores de esta pulseada. Los perdedores son dispersos
sectores de ciudadanos que dedican sus energías a trabajar para alimentar a su
familia sin entrometerse en la formación de políticas públicas.
El caso argentino nos
manifiesta la forma en que las reglas de juego de una democracia mayoritaria,
sin límites, que han regido generando incentivos orientados a la puja por la
distribución de la renta más que a la creación de riquezas.
Publicado en INFOBAE: https://www.infobae.com/opinion/2018/08/23/una-argentina-saqueada/
Últimos 5 Artículos del Autor
.: AtlasTV
.: Suscribite!
Dejanos tu email y recibí novedades y todo lo que te podemos ofrecer!