El gran error, corregible, del Presidente Macri
Diana Ferraro
Escritora
En estas mismas
columnas hemos señalado muchas veces la mala decisión política de excluir a un
amplio sector del peronismo que comparte los mismos ideales liberales de
Cambiemos, además de los republicanos, con la ventaja de que, en su siempre
creativo movimiento en favor de las clases trabajadoras, ofrecería la nada
despreciable colaboración sindical a la hora de hacer las necesarias reformas.
Y si bien ese error es grave ya que, aunque no pone en riesgo la elegibilidad
del Presidente Macri a un segundo mandato (ese peronismo, sin una candidatura
semejante propia, lo votará de todos modos a él), sí deja en estado de zozobra
y retraso al país hasta que en 2019 quede finalmente claro que las actuales
políticas van a continuar. Otro sería el cantar con un Cambiemos más grande y
renovado, un Cambiemos con un líder comprendiendo, por fin, que el peronismo
hoy está “for grabs” para quién se le anime y sepa conducirlo y encauzarlo. La
Argentina tendría así posiblemente un horizonte nítido ya hoy, con apenas la sombra
de un declinante kirchnerismo y de un peronismo antiliberal que no crecería
demasiado en la medida en que lo mejor del peronismo se dedicase a la vez a
perfeccionarse y competir internamente dentro de un Cambiemos amplio. Esta
conjunción de fuerzas derrotaría a la vez, también presumiblemente para
siempre, tanto al kirchnerismo declinante como a los rezagos del duhaldismo y
del peronismo retrasado.
Con todo el peso que
tiene este error político de combatir al peronismo antes que liderarlo, el país
hoy tiene un reproche mucho mayor para hacer al Presidente Macri: el del
fracaso de su política económica. Si bien una gran mayoría de la población, con
gran parte del peronismo incluido, apoya el rumbo elegido y continúa apoyándolo
del mismo modo en que lo ratificó en la última elección, la realidad es que la
decepción acerca de la inflación que continúa, la falta de divisas y la
insistencia en más impuestos, es inmensa y pone en duda algo que jamás nadie se
hubiera atrevido a dudar: la capacidad de gestión de un Presidente con muchos
éxitos anteriores en su curriculum.
¿Por qué triunfó en
Boca y en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y por qué fracasa hoy en el
Gobierno Nacional? ¿No se trata acaso de
la misma persona, con la misma habilidad para gestionar? ¿No se trata acaso del
mismo país y de las mismas dificultades para afrontar? ¿No se trata acaso de la
misma ideología en acción? En efecto, todo parece igual pero no lo es. Éste es
el gravísimo error del Presidente Macri, el no haber advertido la diferencia
entre dirigir la economía de un club de fútbol o una gobernación de la ciudad,
microeconomías que debieron lidiar con una macroeconomía a menudo inviable y
crear sus propios y aceitados recursos para sobrevivir con éxito, y proyectar y
dirigir una nueva macroeconomía más favorable a las microeconomías empresarias
o de las gobernaciones provinciales y viable a la vez en el mundo del libre
comercio.
No es lo mismo ser un campeón para lidiar con
una macroeconomía adversa—y Macri sin duda lo fue y de ahí la esperanza inicial
de una gran mayoría del país en su gestión presidencial—que ser el artífice de
una macroeconomía funcional, viable y exitosa. Se ha dicho muchas veces que el
error del Presidente Macri ha sido dividir el ministerio de economía en varios
ministerios, de modo que nadie tuviese un mando absoluto y que no hubiese un
poderoso ministro de economía como en el pasado, pero esta apreciación es
equivocada. En efecto, ya se ha observado también muchas veces, en particular
en estas últimas semanas de desasosiego y cambios ministeriales para tratar de
dar en la tecla, que la realidad es que sí hay un Ministro de Economía, uno muy
poderoso que coordina todo y que, con el auxilio de secretarios de gabinete,
lleva las riendas de la macroeconomía y que ese ministro en las sombras, no es
otro que el mismo Presidente Macri.
El problema entonces no
es que no existe un Ministro de Economía, sino que existe uno que es
incompetente para esa función: saber lidiar con la mala o errática
macroeconomía de los anteriores gobiernos no acredita capacidad de organización
de una macroeconomía eficaz y eficiente. Para eso, en el currículum del
Presidente Macri tendríamos que haber leído otras capacidades, como ser una
formación no en la gestión de empresa, sino una formación para la gestión
macroeconómica.
Como líder de su propio
movimiento, el Presidente ha cometido un grave error de autovaloración, uno que
imaginamos estará dispuesto a rever, amigo como es de desandar los errores,
aunque sean propios. No se trata de un error cometido por soberbia sino, como
en muchos otros casos, por justamente no contar con una formación específica
que le permitiese evaluar la dimensión de la diferencia entre sus roles
anteriores y éste. En su equipo y en el país, existen hombres que bajo la
dirección general presidencial pueden hacer de modo altísimamente competente el
trabajo técnico y ayudar así al éxito de este gobierno y del país.
Un presidente perfecto,
también líder genial, se hubiera asumido como líder de un nuevo espacio liberal
y republicano que contuviera no sólo a los radicales afines sino también a los
peronistas afines, sin dejar que el prejuicio o la ambición de sustitución
enturbiasen su juicio. Un presidente perfecto, también líder genial, pero con sentido de sus
limitaciones y competencias, nombraría hoy a un Ministro de Economía
competente, no sólo para unificar decisiones, sino para galopar hacia las
soluciones factibles que sólo un buen profesional formado para ese trabajo,
conoce.
PS ¿Y si todo lo malo
que nos sucede a los argentinos fuese, no por la falta de formación o estudios
de nuestras diversas dirigencias, sino por la falta de rigor al colocar a cada
persona en su lugar adecuado, desatendiendo a sus competencias reales y
comprobadas?
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