Engordando al Leviatán

Ezequiel Ifrán
Participante del Programa de Jóvenes Investigadores y Comunicadores Sociales (2018). Lic. en Historia.
“Si la realidad no se adapta a mis palabras, peor para
la realidad” sentenció, cuasi
irónicamente, el filósofo John Locke. Hoy vemos como la Realidad va perdiendo
una batalla en la que fue envuelta, por manos de la palabrería de una nueva
forma de socialismo; un nuevo totalitarismo orweliano-gramsciano que se camufla
tras las palabras Derecho y Libertad.
Ya hace tiempo se puede vislumbrar
los aires de cambios progresistas en la Sociedad, pero últimamente estos
cambios niegan y cambian la Realidad de manera tajante sin escrúpulos. Tomaré,
a modo de ejemplo, lo sucedido a fines del mes de Octubre (2018) lo ocurrido en
un Canal de Aire de la Televisión argenta, en horas de la tarde donde madres y
niños comparten la siesta televisiva. Allí por “polémicas” declaraciones (así
lo tildó el Programa) un actor teatral fue puesto en un banquillo de los
acusados cual reo para someterse al juzgado mediático de una nueva inquisición
de lo políticamente correcto. El mediático actor no había tenido mejor idea que
hablar en contra de la ideología de género, el feminismo y el llamado “lenguaje
inclusivo” (¿Neo lengua?).
Conductores y panelistas
(¿periodistas?) del ciclo televisivo tras falacias Ad homonimen y volúmenes de voz elevados acusaron al invitado de
delincuente y demás aberraciones. El Programa a modo de Policía del Pensamiento
condenó sus observaciones, las cuales estaban basadas en las ciencias duras
como la Biología, dando carácter de autoridad a las observaciones de algunas
trasnochadas ciencias sociales, que como se sabe monopolizan las izquierdas
estatistas. Uno de los picos elevados del juicio fue cuando un panelista
(¿periodista?) apelando al Estado de Derecho caratuló al procesado de genocida
y clamó al Estado encarcelar al mismo, y por ende concluimos que a todos
aquellos que tengan sus pensamientos basados en la Realidad científica de las
ciencias duras.
“La única Verdad es la Realidad” dijo el filósofo griego Aristóteles (adagio que tomó
para sí popularmente el dictador Perón, y dicho sea de paso justamente, otro
socialista totalitario). La Realidad nacida de DIOS, la Naturaleza, la
Biología, la Medicina, la Genética es dejada de lado ante las ideologías que
encuentran canal como dijo el comunista Antonio Gramsci en la Cultura. Cultura
cuyo paradigma va deformándose con apoyo de los medios de comunicación y sobre
todo del Estado; y es este último el mayor responsable de tal deformación de la
Realidad. Hoy el Estado tras las escusas antedichas educa moralmente a los
menores de la célula creadora de la Sociedad, la familia. Con la Educación
Sexual Integral (Ley 26.150) se termina la Libertad de los individuos de elegir
en dónde y cómo educar a sus hijos, según sus valores, creencias, y obviando
como dijimos la Realidad la cual es repudiada con todo el peso de un
sentimentalismo ideológico.
Con un beneplácito que tal vez
ralla de inocencia de parte de la Sociedad, fomentada por los medios de
comunicación en nombre de la llamada justica social e igualdad, los más
pequeños son educados (¿adoctrinados?) cada vez desde más chicos por el Estado.
Recordemos que la obligatoriedad del Nivel Inicial de Educación fue creciendo,
hace unas décadas lo era a partir de la Sala de cinco para pasar luego a la de
cuatro, hoy el actual gobierno busca su obligatoriedad desde las Salas de tres
años. Ósea el Estado quiere educar a la Sociedad desde la más temprana edad
posible imponiendo así su visión y sus intereses. Ejemplo actual de esto es la
mencionada Ley, pues la misma es obligatoria tanto como para la educación
pública como para la educación privada. Tenemos así un Estado cada vez más
obeso, vigilante y controlador de lo público y lo privado, coercitivo del
pensamiento, la palabra y sobre todo la acción humana.
Estas ideologías y el Estado
atentan contra los individuos y sus familias. Se cruzan e intervienen en todas
las relaciones de los Hombres creando nuevas dialécticas que obviamente
confrontan. Podemos tomar como ejemplo la llamada brecha salarial entre mujeres
y hombres. El Presidente de la Nación (¿República?) Mauricio Macri en discurso
oficial fomenta esta dialéctica salarial de hombre-mujer calificándola de
injusta y desigual dejando de lado (¿a propósito?) lo que dicen las
estadísticas y los datos bien observados, indicando con fatal arrogancia como
debe remunerarse una actividad. Y al mismo tiempo decreta Bonos de fin de Año
para los empleados públicos y privados, metiéndose aún más en los bolsillos de
los contribuyentes y empresarios, fomentando más conflicto entre
empleado-empleador. Todo esto es el Socialismo que predijo el economista e
historiador Friedrich Hayek, un
socialismo económico y cultural.
En nombre de la Libertad se crea y se
da de comer a un Estado avasallador, de tipo orwelliano. Esto no hace más que
recordar la frase de Madame Roland al momento de pasar por la guillotina de la
Revolución Francesa: “¡Oh Libertad,
cuantos crímenes se cometen en tu nombre!”.
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