Petkoff Maleҫ

César Yegres Guarache
Economista. MSc en Finanzas. Profesor universitario. Director Ejecutivo
de la Cámara de Comercio de Cumaná. Mención especial, Concurso Internacional de
Ensayos: Juan Bautista Alberdi: Ideas en Acción. A 200 Años de su Nacimiento
(1810-2010), organizado por Fundación Atlas para una Sociedad Libre.
@YegresGuarache / cyegres@udo.edu.ve
“Nadie ha
utilizado con más valentía
y lucidez las convicciones democráticas”.
Mario
Vargas Llosa
Petkoff es un apellido de origen búlgaro y
Maleҫ polaco judío. En la primera mitad del siglo XX, individuos con esos
apellidos podían encontrarse como parte de colonias foráneas en las porciones
norte y sur del continente americano, como corolario de las corrientes
migratorias de aquellos días. Menos común era ubicar a alguien que combinara
esos apellidos en los linderos del Mar Caribe.
Eso ocurrió con Teodoro Petkoff Maleҫ,
quien nació en la venezolana ciudad de Maracaibo en enero de 1932 y falleció
hace poco menos de un mes en Caracas. A lo largo de una intensa y amplia vida
pública, Teodoro -como se dio a conocer- fue una de las figuras más relevantes
de la política contemporánea venezolana. Una breve sinopsis lo describe como
dirigente político, parlamentario, guerrillero, economista, profesor
universitario y director/editor de un medio de comunicación, siempre ubicado a
la izquierda del espectro político.
Algo bastante más complejo se encuentra en
las ocho décadas y media de la trayectoria vital del personaje, al revisarlas
con detalle. De padres afines a la izquierda, Teodoro desarrolló un agudo
sentido de análisis crítico, que le acarreó no pocas divergencias en sus días
como militante del Partido Comunista de Venezuela (PCV), lapso durante el cual
tuvo una participación directa en la lucha armada que se desató en Venezuela a
partir de 1961 –influenciado por la revolución cubana- contra el sistema
democrático iniciado apenas tres años antes.
De sus días como guerrillero, Petkoff manifestó estar arrepentido y no
reivindicar nada, puesto que lo consideró un error “demasiado grave” que costó
“vidas y años en prisión”. Ya desde los
1950s, comenzó a percibir las insensateces de la propuesta del PCV, tendencia
que se agudizó con el tiempo y tuvo su momento culminante en 1969,
adelantándose 2 décadas a la caída del muro de Berlín y a la disolución de la
URSS, con la publicación del libro “Checoslovaquia: el socialismo como
problema”, en el cual no solamente condenaba la invasión soviética a dicho país,
sino también todo el andamiaje teórico y práctico que soportaba al modelo
comunista. La trascendencia fue de tal magnitud que Leonid Brezhnev, secretario
general del Partido Comunista de la Unión Soviética, en su informe en el XXIV
Congreso del partido, señaló a Petkoff como uno de los herejes del comunismo
mundial. También, el ensayo fue traducido al ruso, escrutado por la Academia
Soviética y reprochado en las páginas de Pravda, el diario de mayor circulación
en la URSS y brazo informativo del partido comunista.
A partir de allí, se abonó el terreno para
el deslinde de Petkoff del PCV y la inmediata fundación de una nueva agrupación
política, denominada Movimiento al Socialismo (MAS) en 1971 que, en sus propias
palabras, buscaba la “ruptura con la Unión Soviética y todo el movimiento
comunista”, y “en términos completamente diferentes a los de la izquierda
clásica”, con una “visión moderna de la economía (…) llegar al socialismo, en
paz” y democracia. Luego de una amplia
experiencia parlamentaria y dos participaciones como candidato presidencial del
MAS (1983 y 1988) en las que finalizó en tercer lugar, a mucha distancia del
primero, Petkoff es expulsado del partido en 1998 al oponerse a la mayoritaria
decisión de esa organización política de respaldar la candidatura presidencial
de Hugo Chávez. El tiempo le dio la razón.
Nunca se pudo saber a ciencia cierta cómo
se habría desempeñado Petkoff ocupando la silla presidencial en el Palacio de
Miraflores, pero su actuación más importante como funcionario público fue la
desarrollada entre 1996 y 1999 como ministro de planificación durante el segundo
gobierno del demócrata cristiano Rafael Caldera, tiempo durante el cual fue el
director de orquesta de una gestión que acudió al FMI y aplicó un programa de
ajustes coyunturales y estructurales que
incluyó eliminación de controles de
cambio y de precios; incrementos en el
precio del combustible; reforma tributaria; privatización de empresas
estatales; apertura del sector petrolero a la inversión nacional y extranjera
privada y reformas a las leyes laborales, entre otras medidas. A grandes
trazos, ese programa logró su cometido de ajustar y estabilizar la economía
venezolana, con la particular participación protagónica y pública de Petkoff en
los diferentes medios de comunicación, explicando los pormenores de las
medidas.
A partir de 1999, al asumir Chávez la
Presidencia, Petkoff inició una etapa como director de medios de comunicación;
primero, por unos pocos meses, de un vespertino caraqueño y luego, de su propio
diario, que bautizó como “Tal cual”, actividad que lo ocupó durante sus últimos
años de vida y a través del cual hizo una valerosa, inteligente y sagaz
oposición a los gobiernos de Chávez y Nicolás Maduro, a la vez que divulgaba su
particular visión de la necesidad de una izquierda deslastrada de los
dogmatismos y ortodoxia de antaño. Al respecto, cabe destacar su convencimiento
del manejo responsable de la macroeconomía, del rol del sector privado y de los
“valores democráticos como componentes sine
qua non de los proyectos de cambio social”.
En su etapa final, Petkoff fue víctima de
presiones y actos concretos de acoso por parte del Gobierno a las operaciones
de “Tal cual”, como multas, limitaciones de acceso al papel y, la más
importante, una medida cautelar de prohibición de salida del país en espera de
un juicio por una columna de opinión escrita por uno de sus colaboradores y que
le impidió, por ejemplo, asistir a la entrega del Premio Ortega y Gasset de
Periodismo del que se hizo acreedor en 2015. La arremetida oficial contra “Tal
cual” se combinó con las complicaciones de salud de Teodoro, cuya presencia
pública se fue haciendo cada vez más escasa.
Criticado por los extremismos de la
izquierda y la derecha, Petkoff mantuvo siempre una singular independencia de
criterio, que el tiempo fue macerando y adaptando a las realidades que le tocó
vivir, sin desviarse de una terca defensa de la democracia, la libertad y la
justicia.
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