3G, 4G y ahora 20G
Rogelio López Guillemain
Autor del libro "La rebelión de los mansos", entre otras obras. Médico Cirujano. Especialista en Cirugía Plástica. Especialista
en Cirugía General. Jefe del servicio de Quirófano del Hospital Domingo Funes,
Córdoba. Director del Centro de Formación de Cirugía del Domingo Funes
(reconocido por CONEAU). Productor y conductor de "Sucesos de nuestra
historia" por radio sucesos, Córdoba.
“Las sociedades que esperan su
felicidad de la mano de sus gobiernos, esperan una cosa que es contraria a la
naturaleza”
Juan
Bautista Alberdi
Lejos de ser un especialista en política
internacional, sólo pretendo en estas líneas plantear algunos interrogantes
acerca de los organismos internacionales y una comparación retrospectiva de
nuestra Argentina con aquel festejo del centenario en 1910.
El G8 en su momento y el G20 en el actual,
parecen reflejar las mismas impresiones que las distintas mega organizaciones
mundiales, como por ejemplo la ONU.
Mucho ruido, pocas nueces.
Tal como lo refleja la carta fundacional de las
Naciones Unidas, esta reunión de países desarrollados y en vías de desarrollo,
tienen más de voluntarismo y buenas intenciones, que de acuerdos y medidas
concretas y efectivas.
Básicamente, la reunión sirvió para sacarse una
foto todos juntos y hacer múltiples reuniones bilaterales “algo productivas”, sin tener que viajar tanto a tantos
países. Mucho Gre Gre para decir Gregorio.
Ni la ONU ni el G20, resuelven los conflictos
entre países ni establecen y CUMPLEN agendas serias de cooperación global. No lo hacen y dudo seriamente que algún día
lo hagan, por la simple razón de que el mundo va más rápido que ellos.
La inmensa matriz que conforma la población
mundial, tiene un intrincado sistema cooperativo voluntario (una redundancia)
interpersonal (tanto personas físicas como personas jurídicas), que conforman
una fantástica y compleja telaraña, diseñada según un orden espontáneo generado
por interacción descentralizada de millones de seres humanos, imposible de
imitar por un grupo de “lideres
iluminados”.
Friedrich von Hayek lo reflejó en el título de
su famoso libro “La Fatal Arrogancia”
y en una famosa sentencia: “un orden no
intencionado puede ser superior a cualquier otro que sea fruto de intencionada
creación”.
Por eso estas reuniones de grandes grupos
internacionales, que fijan objetivos tan loables como inalcanzables; sólo
sirven para emitir comunicados ambiguos, vagos y llenos de nobles y loables
pretensiones. Las redes 3G y 4G, nacidas
de la iniciativa individual privada, han alcanzado más acuerdos, consensos y
cooperación que la red 20G pública y gubernamental.
Con respecto a las consignas de la marcha
contra el G20, creo puedo sintetizar mi parecer al respecto: “atrasan al menos
50 años”.
Por último, me gustaría tomar la foto de la
Argentina que fue anfitriona del G20, con la que lo fue en el festejo de su
centenario en 1910.
Desde 1869 a 1914 (casi 50 años); la población
en Argentina se multiplicó por 4 (pasó de 2 millones a 8 millones); el
analfabetismo bajó de 90% al 35% (En Italia en ese período bajó de 68% a 48% y
en Estados Unidos llegó al 7%); en esos 50 años, se radicaron en nuestro país,
más de 3 millones de inmigrantes. Había
un dicho francés que decía “rico como un argentino” y el propio Albert Einstein
dijo “¿Cómo hicieron para sacar de la
nada esto que se parece a París?”.
Argentina, a pesar de los tremendos problemas
de infraestructura y organizativos propios de un crecimiento casi descontrolado
(de 2 a 8 millones en 50 años), alcanza uno de los PBI per cápita más altos del
mundo, tiene una extensa red ferroviaria, telégrafo, explotación petrolera,
edificaciones suntuosas como el Teatro Colón, el Palacio de Aguas Corrientes,
el Palacio del Congreso, el Palacio de Justicia, el Correo Central, el Colegio
Nacional de Buenos Aires, los colegios Roca, Avellaneda y Sarmiento. Los
barrios céntricos tienen luz eléctrica, agua corriente, cloacas y calles
asfaltadas o adoquinadas y miles de familias disponen de teléfono.
¿Qué pasó en los últimos 50 años? Alcanzamos una pobreza superior al 30%, no
dejamos de endeudarnos, de tener alta inflación y de ser deficitarios; la
cantidad de trabajo genuino (no dependiente del estado) es bajísimo, la
desinversión en infraestructura es gigantesca, el 50% de los jóvenes no
terminan el secundario y los resultados de los exámenes PISA son
lamentables. Las únicas cosas que
crecieron en forma sostenida en esta época, son la corrupción, la delincuencia
y la ignorancia.
Nuestra patria volverá a tomar la senda de la
prosperidad, cuando los ciudadanos de a pie nos pongamos los pantalones largos
y asumamos nuestro compromiso cívico.
Cuando recuperemos los principios liberales de la Constitución de
Alberdi (1853), aquellos que nos llevaron a ser ejemplo en el mundo y destino
elegido por aquellos habitantes de la Europa que buscaban un futuro floreciente
para ellos y los suyos.
Trabajo, esfuerzo, inversión, estudio,
preparación, mérito, respeto, libertad, seguridad e igualdad ante la ley son
las 10 palabras claves que pondrán fin al Imperio
de la Decadencia Argentina. Estas 10
palabras deben ser las banderas que alcemos aquellos que elijamos no ser
actores de reparto nunca más; deben ser las palabras de los que digamos Basta, deben ser las palabras que
resuenen como un himno en la Rebelión de
los Mansos.
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