Subjetivismo y objetivismo
Eitán Benoliel



El Positivismo sostiene que todo el conocimiento verdadero que el humano pueda adquirir es el que llega a través de la ciencia. Cono lo cual, el conocimiento científico es el único conocimiento humano auténtico y válido. (No debe confundirse con el Derecho Positivo, que sostiene que la ley es una convención social).
El Subjetivismo es definido por Wikipedia, como la postura filosófica que toma como factor primario para toda verdad y moralidad a la individualidad psíquica y material del sujeto particular, siempre variable e imposible de trascender hacia una verdad absoluta y universal. De esta manera, limita la validez de la verdad al sujeto que conoce, juzga principalmente según su entendimiento y en consideración a su realidad específica (entorno e interacción social) entendida no como un hecho "externo" sino como parte constitutiva del sujeto, es decir, afirma que el conocimiento solo es posible de manera limitada. Es decir, sostiene que las cosas existen en la medida en que hay una persona que pueda aprehenderlas a través de los sentidos. El subjetivismo parece tener alguna raíz en el positivismo, pero se trata indudablemente de otra línea de pensamiento, ya que llevado al extremo termina por contradecir a la ciencia, la cual juega un rol primordial en el positivismo.
Una variante del subjetivismo es el subjetivismo ético, el cual afirma que lo bueno o lo malo en la moral depende de las actitudes morales individuales. Por lo tanto cuando alguien siente que “P” es bueno de manera sincera entonces "P" es bueno, y por lo tanto, de acuerdo con los subjetivistas, no puede estar equivocado moralmente.
Así es como llegamos al Relativismo Moral, base filosófica de la izquierda moderna.
Es común oír y leer a los autores de izquierda, sosteniendo que el bien y el mal son relativos, así como todos los conceptos morales. En sus pretensiones de destruir a la civilización occidental basada en la visión judeo-cristiana de la humanidad, empiezan a desarrollar ideas que buscan quebrar nuestras concepciones occidentales y occidentalistas del mundo. Es un error decir que los europeos estaban más desarrollados que los indios pampas. El concepto de desarrollo es relativo. “Son distintos tipos de desarrollo los que estas sociedades tenían”. Andar desnudo y con una pluma en la cabeza no es menos desarrollado que vestir frac; vivir de la caza, hacer aullidos, y emitir sonidos como un chimpancé con una mano en la boca, no es más salvaje que un hombre que se pasea en carruaje y se dedica a la escritura y la poesía, sino un tipo de desarrollo distinto. El incesto está permitido en ciertas culturas, lo cual lo vuelve una práctica válida en esas sociedades. Es errado llamar primitivo o atrasado a cierto grupo por tener conductas que a los ojos de la cultura occidental parezcan salvajes. Y así se  podría seguir dando ejemplos.
La contradicción del relativismo moral se ve reflejada en un icónico caso, en que es destruido por los más importantes naturalistas occidentalistas: los ingleses. Sir Charles Napier, al llegar a la India se encontró con la práctica de quemar vivas en la hoguera a las viudas, los hindúes le explicaron: “Es nuestra tradición, la cual esperamos ustedes sepan respetar.”, a lo que éste respondió: “Por supuesto. Respetamos sus tradiciones. Y nosotros tenemos una costumbre también. Nosotros colgamos a los hombres que queman mujeres vivas, y sus posesiones son confiscadas. Por lo que si ustedes insisten en continuar vuestra tradición, yo insistiré en continuar mi tradición británica de colgar a los asesinos de viudas.” La irónica respuesta en la que se refleja muy bien el típico sarcasmo inglés muestra la contradicción que encierra el relativismo cultural y moral.
El relativismo moral es la creencia que da igual valor, legitimidad, importancia y peso a todas las opiniones morales y éticas con independencia de quién, cómo, cuándo y dónde se expresen; por tanto, las opiniones morales o éticas, las cuales pueden variar de persona a persona, son igualmente válidas y ninguna opinión de "lo bueno y lo malo" es realmente mejor que otra y no es posible ordenar unos valores morales gracias a criterios jerárquicos de clasificación. Próxima al relativismo cultural, esta visión se opone a la del universalismo moral.
El relativismo se contradice a sí mismo. Lógicamente, debe existir algún estándar con el cual comparar dos afirmaciones morales diferentes para determinar cuál es la "correcta." Obviamente, los relativistas morales niegan la existencia de tal estándar, y por ello alegan que tales comparaciones son imposibles. Esto ocasiona el problema práctico más grande del relativismo: es difícil, si no imposible, condenar cualquier acción desde una posición de relativismo moral.
Los nazis creían que era correcto matar judíos y otros grupos, ya que esas vidas carecían de valor para ellos. Stalin consideraba que estaba bien mantenerse en el poder de forma perpetua, y que la democracia, en cambio, era el mal. Y así podemos seguir infinitamente. Un relativista moral podría haber defendido a los nazis alegando que no había sustento moral, jurídico, ni filosófico para juzgarlos. Los aliados vencedores de la segunda guerra mundial no tuvieron cuidado en juzgar a los nazis independientemente de qué tipo de base jurídica tuvieran para hacerlo, y dar una lección al planeta entero: Los crímenes de guerra ya no quedarán impunes. No nos importa si usted firmó o no un convenio sobre cómo tratar a los prisioneros de guerra. El asesinato, el exterminio, el genocidio, son crímenes contra la humanidad, que con el sólo sentido común debe usted darse cuenta que están mal.
En contraposición al relativismo moral y al derecho positivo, está el Iusnaturalismo de John Locke y en oposición al subjetivismo, el Objetivismo de Ayn Rand, que decanta naturalmente en el objetivismo moral.
El Bien y el Mal, la Justicia y la Injusticia, permanecen inmutables a través del tiempo. Jamás el bien será mal ni el mal será bien. Jamás la justicia será injusticia, ni la injusticia será justicia.
En un capítulo de una serie animada que yo veía de chico, el héroe le pregunta al malvado por qué se dedica a hacer el mal, siendo que en el pasado había defendido el bien, a lo que éste le responde: “Lo que tú consideras mal, para mí es bien. Son relativos y varían de tiempo en tiempo y de sociedad en sociedad. Es probable que dentro de algunos años haya quienes consideren lo que yo estoy haciendo como justicia”, a lo que el bueno le responde “¡tonto! Jamás el mal será bien ni la injusticia será justicia. El bien siempre será el bien, y el mal siempre será el mal”.
El objetivismo de Ayn Rand está íntimamente ligado al iusnaturalismo, ya que sostiene que hay una realidad independiente de la mente del ser humano, y que los objetos existen por sí mismos, y no sólo porque algún ser humano pueda percibirlo a través de los sentidos, como afirma el empirismo más extremo (Hume) derivado del positivismo.
El iusnaturalismo cree en la existencia de un conjunto de derechos que emanan de la naturaleza, de Dios, y que son universales, anteriores, superiores e independientes al derecho escrito, al derecho positivo y al derecho consuetudinario. Es decir, son inherentes al ser humano por su propia condición humana y no pueden ser violados por una convención. Por más que nosotros nos pongamos de acuerdo en asamblea en eliminar alguno de estos derechos, permanecen intactos en el humano, incluso cuando sean violados. Son “verdades autoevidentes”, como los llama la Constitución de Estados Unidos.
Los máximos referentes del iusnaturalismo son Thomas Hobbes, John Locke, y según algunos, Jean-Jacques Rousseau. En la Argentina, los máximos pensadores de nuestra historia defienden el derecho natural; como Manuel Belgrano, Esteban Echeverría, y Juan B. Alberdi.
Manuel Belgrano, Autobiografía: “Como en la época de 1789 me hallaba en España y la Revolución de la Francia hiciese también la variación de ideas y, particularmente, en los hombres de letras con quienes trataba, se apoderaron de mí las ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad, y sólo veía tiranos en los que se oponían a que el hombre, fuese donde fuese, no disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían concedido, y aún las mismas sociedades habían acordado en su establecimiento directa o indirectamente”.
Esteban Echeverría, Dogma Socialista: “Ninguna mayoría, ningún partido o asamblea tiene derecho para establecer una ley que ataque las leyes naturales”. “La voluntad de un pueblo jamás podrá sancionar como justo lo que es esencialmente injusto”.
Juan B. Alberdi, Bases y Puntos de Partida: “No hay asamblea que convierta en virtud lo que es un crimen”.
Para el naturalismo de Locke, los 3 derechos esenciales son: vida, libertad, y propiedad privada.
Para el objetivismo de Rand, los 3 derechos esenciales son los plasmados en la constitución de los Estados Unidos: vida, libertad, y búsqueda de felicidad.

ARTE Y CIENCIA VS. PERCEPCIÓN E IDEOLOGÍA

Las teorías estéticas objetivistas se plasman en una escuela artística llamada realismo romántico, que tiende a plasmar seres humanos en situaciones de alegría y triunfo.
El objetivismo considera que la práctica totalidad del arte moderno no es tal arte, y que su origen está en la corrupción filosófica pretendidamente introducida por Immanuel Kant en la filosofía occidental. El mundo “fenomenal”, dijo Kant, no es real: la realidad, como la percibe la mente del hombre, es una distorsión.
Trasladando esta discusión al campo artístico, según Ayn Rand es sentido común considerar verdadero arte a la Libertad Guiando al Pueblo de Delacroix, y no a un conjunto de manchas y garabatos que un “artista” nos quiere hacer creer que se trata de arte, por haber arrojado algo de pintura sobre una tela.
Es posible que esta nota cause dolor a aquellos que se consideraban artistas por percibir sus garabatos como espectaculares obras de arte, pero la realidad es otra. Por más que sienta que esa pintura es el más elevado arte, no lo es. Es sólo un conjunto de manchas y líneas. Arte son las obras de realismo, que requirieron un trabajo exhaustivo por parte del artista que logró reflejar una figura humana o un paisaje en una imagen que es representación fiel y casi perfecta, que a pesar de ser obra de los hábiles dedos de un hombre, parecen realmente fotografías. Los verdaderos artistas son Da Vinci, Delacroix, Rembrandt, etc.
En ese sentido, pareciera que la máxima expresión de desarrollo artístico se alcanzó durante el Renacimiento, para luego comenzar la triste decadencia actual a la que se ha sometido occidente, y que llega hasta nuestros días. En museos de arte moderno de Europa llegué a ver “obras” inconcebibles, como una impresión 3d en la que hay una mujer orinando en el piso. Esa era la obra de arte que estaba en el centro de un salón de un prestigioso museo europeo. El Tate Modern de Gran Bretaña.
Pero si se opina en contra del “arte moderno” y se les hace ver que en realidad es un mamarracho, se estará hiriendo los sentimientos del artista y será considerado un comentario ofensivo inadmisible.
Esto se traslada por supuesto a la discusión actual sobre la identidad de género. Si yo me siento varón o mujer, un perro, una planta, o una roca, ¿quién es usted para herir mis sentimientos usando argumentos biológicos y científicos? Mi percepción es mi percepción. Lo que yo siento es la realidad.
Este debate se repite en torno a lo cultural, donde encontramos la discusión entre el Relativismo Cultural y el Occidentalismo, y por supuesto en lo moral: Relativismo Moral contra el Universalismo Moral.
Fantasía vs. Realidad. Esa es la cuestión de hoy en Occidente.
 

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