Miedo a la libertad
Agustín Lopez Olocco
Estudiante de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba. Siempre se ha interesado por los temas de la actualidad política, lo que lo llevó a participar en la creación de un centro de estudiantes en su Colegio secundario "Gabriel Taborin" en Córdoba capital. Sueña con poder participar en el diseño de políticas públicas locales algún día, en pos de alcanzar el ideario de una sociedad más libre y justa.



 
   En Argentina existe un miedo generalizado a la libertad.  A la libertad como forma de vida, como principio rector de nuestros actos y relaciones interpersonales.  Este Derecho Humano, en una sociedad abierta y prospera, determina las responsabilidades limitando la injerencia estatal, y hace, a los seres humanos, verdaderos autores de sus propios logros.  El temor por la libertad en muchos casos implica resignar la autoría de nuestros éxitos, para no tener que afrontar las consecuencias de nuestros fracasos o desaciertos.
 
   Jose Luis Espert, economista liberal que se candidatea a Presidente de Argentina en 2019, ha generado muchas preguntas en la sociedad. Algunos consideran que es una abominación aplicar las mismas medidas de los países  que progresan, como Nueva Zelanda; Singapur; Chile; o Australia.
 
   Muchos califican de inexperimentado al Candidato Presidencial Espert. Aparentemente, para ser un buen político se necesita militar en algún partido desde los 16, haber cortado la calle por una “buena causa” a los 20, ser funcionario público desde los 30 y, por supuesto, tener 50 causas penales de corrupción sin resolver.
 
   Es grave que muchos sigan pensando votar a las caras más conocidas. Supuestamente son los que saben, porque ya tienen experiencia en política.
 
   Veamos la “experiencia” que tuvieron los Presidentes argentinos:
-          Hipólito Yrigoyen: Presidente de la Convención Nacional de la Unión Cívica Radical. Diputado de la Provincia de Buenos Aires.
-          Juan Domingo Perón: Ministro de Guerra de la Nación. Secretario de Trabajo y Previsión de la Nación. Vicepresidente (de facto) de la Nación.
-          Raúl Ricardo Alfonsín: Concejal de Chascomús. Diputado de la Provincia de Buenos Aires. Diputado Nacional por Buenos Aires.
-          Carlos Saúl Menem: Gobernador de La Rioja (2 períodos).
-          Fernando De La Rúa: Diputado Nacional por Capital Federal. Senador Nacional por Capital Federal. Jefe de Gobierno de CABA. Presidente del Comité Nacional de la UCR.
-          Néstor Carlos Kirchner: Convencional Constituyente de la Nación. Intendente de Río Gallegos. Gobernador de Santa Cruz.
-          Eduardo Duhalde: Convencional Constituyente de la Nación. Intendente de Lomas de Zamora. Diputado Nacional por Buenos Aires. Vicepresidente de la Nación. Gobernador de Buenos Aires. Senador Nacional por Buenos Aires.
-          Cristina Fernández de Kirchner: Diputada de Santa Cruz por Río Gallegos. Convencional Constituyente de la Nación. Diputada Nacional por Santa Cruz. Senadora Nacional por Santa Cruz.
-          Mauricio Macri: Presidente de Propuesta Republicana. Diputado Nacional por CABA. Jefe de Gobierno de CABA.
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   Definitivamente, el hecho de trabajar durante años en el sector público no garantiza el éxito del mandatario.
 
   La política y la economía son ciencias, para poder aplicarlas correctamente hay que estudiar, y mucho.
 
   ¿De qué sirve que un político tenga la mencionada “experiencia” si no sabe ni propone como bajar la inflación o la pobreza,  ni mejorar los sistemas de educación y seguridad?
 
   No quiero decir con esto que el hecho de haber participado en política sea perjudicial a la hora de elegir a un representante. Pero bajo ningún punto de vista podemos tolerar que no se tenga en cuenta a un Candidato Presidencial, porque jamás trabajó en el sector público, es absurdo.
 
   Evidentemente hay algo que no está funcionando. Somos un país pobre hace demasiadas décadas. En nuestra vida cotidiana, cuando algo no sale como esperábamos, es lógico que tomemos decisiones diferentes. Sin embargo, no logro descifrar por qué a la hora de votar, al igual que a la hora de peticionar a las autoridades, algunos siguen haciendo lo mismo.
 
   Mi teoría es que por comodidad le tienen miedo a la libertad. El argentino promedio quiere un Estado gigante, para tener a quien responsabilizar por sus propios errores y fracasos. 
 

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