Córdoba: Instituciones en peligro
Agustín Lopez Olocco
Estudiante de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba. Siempre se ha interesado por los temas de la actualidad política, lo que lo llevó a participar en la creación de un centro de estudiantes en su Colegio secundario "Gabriel Taborin" en Córdoba capital. Sueña con poder participar en el diseño de políticas públicas locales algún día, en pos de alcanzar el ideario de una sociedad más libre y justa.
En Córdoba la
democracia se encuentra en riesgo.
Deriva de la abrupta brecha entre candidatos en los comicios del pasado
12 de mayo. No es mi intención remarcar
ningún tipo de práctica antidemocrática por parte de algún funcionario
cordobés, simplemente intentaré marcar una situación que es preocupante a nivel
institucional en nuestra Provincia.
A partir del 10
de diciembre estaremos a merced de una persona, una persona que dominará todos
los espectros del Estado Provincial.
Estoy hablando de Juan Schiaretti.
El
Partido “Hacemos Córdoba” tendrá, a fines de 2019, el control del Poder
Ejecutivo y del Poder Legislativo de la Ciudad y la Provincia de Córdoba. En la Legislatura Provincial tendrán 51
bancas sobre 70, lo que implica un 72,86% del dominio de todo el órgano ¿Qué
quiere decir esto? Que el partido
peronista cordobés, podrá remover a miembros de la Legislatura y modificar la
Constitución Provincial, sin necesidad de tejer alianzas o generar consensos de
ningún tipo. Por su parte, el mismo
partido, en la Ciudad de Córdoba tendrá 51,61% del total de las bancas del
Concejo Deliberante. Esto es algo que no
nos sorprende porque sucede hace muchísimos años, pero no debería dejar de
alarmarnos. Esta práctica tiene su
orígen en la cláusula de gobernabilidad (nefasta a mi criterio) incorporada en
el Artículo 183 inciso 2 de nuestra Constitución local. La norma nos impone a los municipios con
Carta Orgánica que el partido titular del Poder Ejecutivo debe mantener durante
su mandato la mitad más uno de los representantes del Poder Legislativo.
Lo
más grave y entristecedor, además de lo mencionado, es la vulnerabilidad de la
Independencia del Poder Judicial, que debe ser garantizada por el Consejo de la
Magistratura. Sus miembros deben velar
por un régimen de concursos y de selección objetiva de los magistrados. Sin embargo, ya es dominado por Juan
Schiaretti, y para el 10 de diciembre lo será más aún. Digo esto, porque nuestro Gobernador es quien
designa a los miembros del Tribunal Superior de Justicia, al Fiscal General, al
Ministro de Justicia y, por medio de su mayoría legislativa, a un Miembro de la
Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales, y a dos funcionarios del
Poder Judicial que componen el órgano. En
consecuencia, sin pestañear, “Hacemos Córdoba” tendrá en su bolsillo a 7 de los
9 miembros del Consejo de la Magistratura.
Prueba
y consecuencia de otorgar tanto poder a un único Partido Político, es que el
electo Intendente de la Ciudad, Martín Llaryora, no cumplió con los requisitos
legales para ser Candidato. La Justicia
Electoral de la Provincia de Córdoba, burló a nuestro régimen normativo una vez
más. Es claro el inciso 3 del Artículo
81 de la Carta Orgánica de Córdoba, cuando reza que los 4 años de residencia
deben ser continuos y previos a la elección. Llaryora hasta el 10 de Diciembre de 2015 se
desempeñó como Intendente de San Francisco.
Con lo cual, cumple con 4 años de residencia en la Ciudad de Córdoba,
pero al tiempo de la asunción del cargo (10 de diciembre de 2019), y no previo
a la elección
(12 de mayo de 2019), como lo establece claramente el mentado inciso.
Además es en el
Artículo 82 de la norma que se estipula que para desempeñarse en el cargo de
Intendente, no se pueden incurrir en las inhabilidades que rigen para los Concejales. Las mismas, se encuentran enumeradas en el
Artículo 54 de la Carta Orgánica, y en el inciso 1 establece como primer
inhabilidad que no lo podrán ser aquellos que no puedan ser electores. El Tribunal Superior de Justicia interpretó
esta prerrogativa en un sentido errado.
Argumentan que es necesario ser elector, poder votar, sin importar
donde. El electo Intendente votó en San
Francisco y no en la Ciudad de Córdoba como debería haber sido, en virtud del
espíritu legal, para poder ser Candidato en dicha Ciudad. Además, aducen que la inhabilidad será
suplida al momento de tomar posesión del cargo, debido a que estará en el
padrón respectivo, lo cual data de una especulación atroz.
La situación
institucional cordobesa no es responsabilidad, a mi criterio, ni del actual
Gobernador ni de sus votantes. Es
nuestro débil ordenamiento jurídico y la oposición política, que avalan muchas
de las situaciones mencionadas. Estaremos
expuestos al resquebrajamiento del sistema representativo y republicano, aunque
siempre confiando en que las autoridades no harán uso de la suma del poder
público para vulnerar los derechos individuales y de las demás minorías.
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