Religión, política y socialismo
Armando Ribas
Abogado, profesor de Filosofía Política, periodista,
escritor e investigador. Nació en Cuba en 1932, y se graduó en Derecho en la
Universidad de Santo Tomás de Villanueva, en La Habana. En 1960 obtuvo un
master en Derecho Comparado en la Southern Methodist University en Dallas,
Texas. Llegó a la Argentina en 1960. Se entusiasmó al encontrar un país de
habla hispana que, gracias a la Constitución de 1853, en medio siglo se había
convertido en el octavo país del mundo.
Voy tratar un tema que parece estar de moda en el Instituto Acton, y voy
a insistir en que cuando hablo de la Iglesia Católica no hablo de religión sino
de política. La creencia es un derecho indubitable reconocido inicialmente por
el liberalismo como un fundamento de la libertad. Así privó la influencia al
respecto de John Locke que en su A Letter Concerning Toleration escribió:
“Nadie puede ir al cielo con una religión en la que no crea”. Y recordemos que
la falta de libertad religiosa existía en Inglaterra y por ello los Pilgrims
emigraron a Estados Unidos.
Entonces comenzando con La Doctrina Social de la Iglesia, se pretende a
través de ella un intento político universal de la Iglesia católica, que a mi
juicio inicial constituye una aparente violación de un principio fundamental
del cristianismo expresado por Jesucristo; “Dar al Cesar lo que es del Cesar y
a Dios lo que es de Dios; Mi reino no es de este mundo. Esa preposición de
Jesucristo es un principio fundamental del liberalismo. Pensamiento iniciado
por John Locke que representó el inicio de la libertad por primera vez en la
historia.
Los primeros pasos de la Iglesia Católica constituyeron la violación de
la libertad y así comenzó con la Inquisición. La historia muestra claramente
que cuando es Dios el que gobierna el que se le opone es un hereje y hay que
quemarlo. Como se recordará en esos tiempos el que decía que la tierra le daba
la vuelta al sol lo quemaban. Esta situación trascendía a la Iglesia Católica y
por ello en Inglaterra existía The Court of the High Comission que cumplía bajo
la dirección del rey la misma función que la Inquisición.
A la Inquisción siguió en la Iglesia el llamado ultramontanismo que
fuera terminado con la llegada del papa León XIII que en 1891 escribió la
encíclica Rerum Novarum que a mi juicio determinó el inicio de la libertad en
la Iglesia. En ella León XIII dice:
“En la sociedad civil no pueden ser todos iguales, los altos y los
bajos. Afánense en verdad por ello los socialistas; pero vano es ese afán y
contra la naturaleza misma de las cosas. Porque ha puesto en los hombres la
naturaleza misma grandísima y muchísimas desigualdades. No son iguales los
talentos de todos, ni igual el ingenio, ni la salud ni la fuerza; y la
necesaria desigualdad de estas cosas sigue espontáneamente la desigualdad de la
fortuna. La cual es por cierto conveniente a la utilidad, así de los
particulares como de la comunidad. De toso lo cual se ve que aquel dictamen de
los socialistas, a saber, que toda propiedad debe ser común, debe absolutamente
rechazarse porque daña a los mismos que se trata de socorrer”.
En las anteriores palabras está reconocido por León XIII el pensamiento
de Locke, el derecho del hombre a la búsqueda de la felicidad, Adam Smith: “La
mano invisible” Y de Hume la naturaleza humana, la libertad y el derecho de
propiedad.
Pero llegó el Concordato de Letrán que fue el pacto de Pío XI con Mussolini,
Diría que de ese acuerdo desapareció de la Iglesia el pensamiento liberal y
llegó el fascismo tal como a mi juicio es reconocido en la Quadragesimo Anno:
En ella Pío XI después de hacer un análisis y una interpretación compleja del
pensamiento de León XIII escribió: “El Estado el cual libre de todo partidismo debería
estar erigido en soberano y supremo árbitro de las ambiciones y concupiscias de
los hombres”. Así mismo dijo que la riqueza la había dado Dios por tanto había
que distribuirla por el bien común. En la primera de estas aseveraciones
resaltó el pensamiento de Hegel: “El estado es la divina idea tal como se
manifiesta sobre la tierra”. Y en la segunda llegó Rousseau: “No importa como
esta adquisición es hecha, el derecho individual sobre su propia tierra está
siempre subordinado al derecho de la comunidad. Y el absolutismo del Estado:
“Así como la naturaleza le da a cada hombre poder absoluto sobre las partes de
su cuerpo, el pacto social da al cuerpo político poder absoluto sobre sus
miembros” –Soberanía. De aquí llegó también Robespierre.
Como podemos ver en estas ideas está engendrado el totalitarismo como
racionalización del despotismo, y por supuesto de allí surgió el fascismo. Como
había expuesto Nolte, el fascismo surgió del socialismo y así llegaron
Mussolini y Hitler, que no olvidemos eran populares. No hay dudas de que el
fascismo fue el acuerdo intelectual de Mussolini con Lenin, criminal nato de la
Rusia comunista, que escribió en La Nueva Política Económica: “Los capitalistas
están operando entre nosotros. Ellos están operando como ladrones, tienen ganancias.
Pero ellos saben cómo hacer las cosas”.
Y en esa línea llegó Perón a la Argentina apoyado por la Iglesia, que
tal como señala Sebrelli en su brillante libro “Crítica de las Ideas Políticas
Argentinas, en las elecciones de 1943 el Nuncio Apostólico emitió declaración
en la cual decía que ningún católico podía votar por alguien que estuviera a
favor de la separación del estado de la Iglesia.
En 1967 la Iglesia entro en el populismo con la encíclica Populorum
Progressio del Papa Pablo VI donde escribió: “El desarrollo no se reduce al
simple crecimiento económico. Para ser auténtico debe ser integral, es decir,
promover a todos los hombres y a todo hombre. Dios ha destinado la tierra y
todo lo que en ella se contiene, para uso de todos los hombres y de todos los
pueblos, de modo que los bienes creados deben llegar a todos en forma justa, según
la regla de la justicia inseparable de la caridad”, O sea a mi juicio Rousseau
está presente. Y es decir el bien común que como reconoció Ayn Rand: “La noción
tribal del bien común ha servido como la justificación de la mayoría de todos
los sistemas sociales y de todas las tiranías en la historia”.
Esa tendencia de la Iglesia se revertió en 1991 con la llegada de Juan
Pablo II y su encíclica “La Centessimus Annus”. En la misma evadió de nuevo al
mundo socialista y fascista y volvió a León XIII y lo citó: “Para solucionar
este mal (la injusta distribución de la riqueza junto con la miseria de los
proletarios) los socialistas instigan a las pobres al odio contra los ricos y
tratan de acabar con la propiedad privada estimando mejor que, en su lugar
todos los bienes sean comunes…pero esta teoría es tan inadecuada para resolver
la cuestión, que incluso llega a perjudicar a las propias clases obreras”.
Pero lamentablemente esa recuperación de León XIII a mi juicio se perdió
de vista en la siguiente conclusión de Juan Pablo II publicada en su encíclica
Veritatis Splendor donde escribió: “Compete siempre y en todo lugar a la
Iglesia proclamar los principios morales, incluso los referentes al orden
social, así como dar su juicio sobre cualesquiera asuntos humanos, en la medida
que lo exijan los derechos fundamentales de la persona humana o la salvación de
las almas”. Creo que aquí se le está dando a Dios lo que es del Cesar.
Todo parece indicar que ha llegado Perón al Vaticano con la figura del
Papa Francisco que en todas sus prescripciones nuevamente viola el principio de
dar al Cesar lo que es del Cesar. Y lamentablemente en sus sucesivas críticas
al sistema político, desafortunadamente llamado por Marx capitalismo y que
fuera determinante de la creación del mundo en que vivimos y que como lo define
William Bernstein comenzara hace tan solo unos doscientos años. O sea que León
XIII sigue olvidado y Francisco visita a los castro. Quienes han sido los
criminales mayores que ha sufrido el continente.
Y para terminar esta batalla ideológica contra la Izquierda voy a hacer
dos citas relevantes ante la problemática actual del mundo en la supuesta lucha
por la igualdad y consecuentemente el aumento del gasto público que implica la
violación del derecho de propiedad y consecuentemente la caída en la tasa de crecimiento
económico.
“Luche por la igualdad hasta que me percaté que en la lucha por la
igualdad se pierde la libertad y después no hay igualdad entre los no libres (Karl
Popper).
“El egoísmo bien entendido de los ciudadanos es solo un vicio para el egoísmo
de los gobiernos que personifican a los estados…Hasta aquí el peor enemigo de
la riqueza del país es la riqueza del fisco” (Juan Bautista Alberdi)
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