Reflexiones sobre la inflación
Eloy Soneyra

Doctor en Psicología de la Universidad de Belgrano especializado en Calidad y Factor Humano. Es autor y editor de libros como: “Gerencia y Excelencia, Calidad de la A a la Z” (el primer diccionario enciclopédico de la calidad y la gerencia en el Mundo), “Autodiagnóstico de la Gestión empresaria” (primer sistema cuantificado con las Bases del Premio Nacional a la Calidad). Director Ejecutivo del Estudio Soneyra, organismo destinado a la Psicología Aplicada a la Clínica y a asesorar a personas de empresas sobre Calidad y Factor Humano. Mención especial, Concurso Internacional de Ensayos: Juan Bautista Alberdi: Ideas en Acción. A 200 Años de su Nacimiento (1810-2010).




 
La inflación es el resultado de gobiernos sin la crítica de una parte de la sociedad que la acepta pese a que con su aplicación hace al empobrecimiento de los pueblos. Fundamentalmente es la consecuencia de imponer impuestos a los ciudadanos sin su consentimiento; o un modo de  sustraer o saquear  la propiedad de los particulares, acción política que dio origen a la  expresión “El Estado soy yo” del rey de Francia Luis XVI.
El tema inflación, su  origen y sus responsables se trata en tres tópicos:
a) La idea que sobre la inflación expresaba el creador del Partido Socialista de la Argentina y claro defensor del socialismo de libre mercado, doctor Juan B. Justo;
b) el pensamiento del jesuita Juan de Mariana sobre la necesidad de sancionar con la ejecución a los gobernantes tiranos saqueadores de la propiedad de los ciudadanos.
c) adecuar la sanción a los actuales Derechos Humanos.
En primer lugar cabe reflexionar sobre la  expresión de Juan B. Justo:
 Cuando las turbias finanzas de la política criolla no proporcionan otros recursos, lo que sucede casi siempre, se recurre sin empacho, para tener que prestar, a las emisiones de papel moneda redundante y depreciado, verdaderas confiscaciones de la propiedad de los grandes  y pequeños tenedores.
Como la acuñación de moneda, su envilecimiento por medio de emisiones excesivas, deprime los salarios reales, y es por esto uno de los métodos favoritos de los gobiernos sudamericanos”.
Tomamos este pensamiento de la página 203 de su libro “Teoría y práctica de la historia” (Ed. Lotito & Barberis, Bs. As. 1915) para destacar que el autor no fue capitalista ni conservador.
En segundo lugar que  tiranicidio  es el asesinato del rey o gobernante,  basado en los principios morales desarrollados durante el Siglo de Oro Español por los monjes, como lo analiza  el padre jesuita Juan de Mariana en su obra  “Sobre el rey y la institución real” (1599), donde desarrolla la legitimidad de asesinar a aquel rey que se convierta en tirano al: a)  imponer impuestos a los ciudadanos sin su consentimiento; b) sustraer o saquear  la propiedad de los particulares. Política que  llevó a los habitantes de las colonias americanas a entrar en guerra con Gran Bretaña. Y para muchos estudiosos la caída del Imperio Romano no fue por las invasiones de los galos sino por la inflación.
En otras palabras, Mariana considera el tiranicidio como un derecho natural de las personas. Esta doctrina fue utilizada para justificar el asesinato de los reyes tiranos franceses Enrique III y Enrique IV.  Decía también  que el tirano todo lo atropella y todo lo tiene por suyo; en cambio, el rey justo restringe sus codicias dentro de la razón y la justicia.
Esta línea de pensamiento es sostenida por John Locke, al decir: “Quien derrama la sangre de un hombre está sujeto a que otro hombre derrame la suya”. Para evitar la violencia entre los hombres surge el gobierno civil. Pero el tirano, que intenta poner a los hombres bajo su poder absoluto, se coloca en una situación de guerra con la sociedad.  Esto hace que sea legal el tiranicidio o que un hombre mate al tirano, como escribiera Mariana, y que subyace en el crimen de la guerra.
En tercer lugar así como se sanciona al ladrón por la apropiación de lo ajeno, los gobernantes y ministros que los apoyan  lleven a sus pueblos a una inflación mayor por ejemplo el 3%, de la Comunidad Europea, caducarán sus mandatos y perderán el derecho futuro al ejercicio político, una forma de “muerte social” que niega el derecho a ser mandatario respetando el derecho inalienable a la vida.

 

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