El Peronismo unido puede volver a un estilo decisionista
Javier Cubillas
Analista de Asuntos Públicos, Fundación Atlas para una Sociedad Libre.


Ante los primeros datos electorales oficiales que ubican a Alberto Fernández superando el 45%, el efecto claro inmediato es un Poder Ejecutivo fuerte con un Congreso Nacional controlado mediante sus presidencias (Massa y CFK) y las principales Comisiones denominadas de gobierno.  Ergo, iniciamos un proceso de gobierno nacional de al menos dos años en donde estaríamos ante un Gobierno en un sentido extendido (Ejecutivo más Congreso) de carácter unido sin posibilidad de bloqueo habilitandose un #HiperpresidencialismoF, o un nuevo momento decisionista para la historia peronista, en cabeza de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner.
 
Por lo tanto, la escribanía vuelve a ser un elemento a tener en cuenta en la dinámica de la discusión parlamentaria en dónde, necesariamente, a la hora de tener que tomar medidas drásticas el Ejecutivo tendría el camino de coordinación y toma de decisiones rápidas allanadas. El primer ejemplo de ello, puede ser el modo de discusión en el que se dé el presupuesto 2020, el que todavía debe aprobarse, siendo la ley de leyes. Y por ello, puede haber llamado a sesiones extraordinarias en dónde veamos la conformación de las nuevas Comisiones de Presupuesto de ambas Cámaras y los estilos propios del peronismo en contexto de emergencia desplegados en su sentido más clásico y conocido. Este es un combo que puede darnos rápidamente una primer foto carnet y el tono, fondo y forma del nuevo gobierno peronista.
 
Queda entonces por proyectar qué dinámica tendrá la oposición de Juntos por el Cambio, o sus agregados, en este escenario de primer minoría.  En este nuevo escenario, sólo la amalgama y la cohesión de este bloque (de al menos tres fuerzas) contra todo viento en contra, puede dar lugar a qué en dos años haya nuevos equilibrios y alguna posibilidad real de alternancia en cuatro años si eso fuese validado por la sociedad. La clave de esa cohesión será la discusión interna de bloque y las identidades y personalidades que deben resolver rápidamente las lastimaduras de esta elección, en pos de que no haya rupturas y desafecciones que vuelvan un archipiélago lo que debería ser una gran isla de legisladores como dique de contención ante la fortaleza del nuevo gobierno. Caso contrario podríamos estar ante una nueva década con dos gobiernos (con reelección) del peronismo.
 
Finalmente, ahora queda por ver la mesa y los gestos de ambos presidentes en la transición que como mecanismo institucional debe dar cuenta de una cultura de ejemplaridad republicana para lograr un traspaso de mando pacífico, regular y estable para dar incentivos claros y tranquilizadores para la sociedad y los decisor a del mercado. Sólo la institucionalidad repúblicana y la rápida recuperación de la competitividad electoral de la oposición puede moderar en sus formas y fondos al peronismo. Caso contrario, con un Peronismo Unido estamos frente ante un #Hiperpresidencialismo de Peronismo Único y ese es un problema para la pretendida democracia plural y abierta en la Argentina que busca superar la grieta de la década pasada.
 

 

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