Lavado de cabeza a menores
Rogelio López Guillemain
Autor del libro "La rebelión de los mansos", entre otras obras. Médico Cirujano. Especialista en Cirugía Plástica. Especialista
en Cirugía General. Jefe del servicio de Quirófano del Hospital Domingo Funes,
Córdoba. Director del Centro de Formación de Cirugía del Domingo Funes
(reconocido por CONEAU). Productor y conductor de "Sucesos de nuestra
historia" por radio sucesos, Córdoba.
“Tomen la educación y la cultura, y el resto se
dará por añadidura”
Antonio Gramsci
Es interesante ver como ciertas ideologías
están “autorizadas” a sobrepasar
cualquier límite sin tener que responder por ello. Estas, si no son apoyadas y recompensadas, al
menos reciben una mirada condescendiente.
Valga como ejemplo, la condena pública ejemplar
que recibió un egresado disfrazado de “muerte
del feminismo” (no de aprobación al femicidio como dicen las extremistas), al
tiempo que una egresada de medicina muestra con total impunidad una pancarta
anunciando que va a entregar drogas abortivas a “las pibas” (un delito), o que Hebe de Bonafini dice alguna animalada.
Pero este no es el tema de este artículo. Voy a referirme al “camping feminista” organizado por LatFem y avalado por Ciudad
Cultural Konex, cuyo director es Andy Ovsejevich, hijo del propio fundador de
Konex.
Andy Ovsejevich, además, es miembro del Consejo
Cultural de CABA, cuyo director, Jorge Telerman, hace poco agradeció a "les consejeres" por la tarea
cumplida y señaló que el Consejo es un espacio plural, multidisciplinario y
diverso de pensamiento, apartidario aunque no "aideológico".
Claramente este Consejo es promotor de la
ideología posmodernista de género. Entre
sus ejes de acción, está el “eje de
género”, donde procuran “impulsar
acciones que faciliten la incorporación de personas trans, travesti y no
binarias” e “implementar presupuestos
con perspectiva de género”.
Están muy preocupados por la cuestión de
género, pero no dedican NI UNA PALABRA, por ejemplo, a los discapacitados, a
los ancianos, a los niños de bajo recurso o a los aborígenes (mal llamados
pueblos originarios pues en realidad TODOS somos originarios de África).
Cuando leo las prioridades de este Consejo me
pregunto: el Consejo Cultural, ¿debe ser “ideológico”?,
¿o debe elevarse más allá de ello?
Pero volvamos al “campamento feminista” de LatFem y el Centro Cultural Konex.
Dentro de su programa brinda un taller que textualmente
se llama: “cómo convertirme en brujx
feminista. Taller para chicxs de 5 a 12 años, por Escuela de Brujas Feministas”. Esta estrategia es metodológicamente muy
parecida al adoctrinamiento del fascismo italiano aplicado a niñas de 6 años
y de entre 8 y 14 llamadas las hijas de la loba y las Piccole Italiane
respectivamente; o para con las jóvenes de entre 10 y 18 años, llamadas la
Liga de Muchachas Alemanas, rama femenina de las Juventudes Hitlerianas.
Otra de las interesantísimas actividades del
campamento será “ESI para mapadres”. Busqué por todos lados a ver qué diablos significa
“mapadres” y no tuve éxito. Quizás sean madres solteras o separadas que
hacen de padre y madre a la vez (¿lo contrario sería pamadre?), o quizás sean
mujeres que hacen de padre en parejas homosexuales. No sé, es demasiado confuso.
Lo que es muy claro, es que ambas propuestas
utilizan la posición de poder del adulto ¿responsable? para transmitir
conceptos ideológicos a menores, sea en forma directa o a través de la ambigua
ESI (inteligentísimo caballo de Troya usado para instalar el adoctrinamiento del
posmodernismo).
Otro taller será “perreo para todas las identidades excepto hombres heterocis a cargo de
Twerk Lesbiano”. Considero al perreo
una versión burda y ordinaria de un baile erótico; es elevar a la sexualidad
animal de un perro por sobre la sensualidad propia del ser humano. Más allá de lo nefasto que me parece este
“baile”, lo cierto, es que la exclusión puntual de los hombres heterocis de
este taller, demuestra que el feminismo actual destila odio hacia los hombres
(misandria) y que es absolutamente discriminador.
¡Y además reniega de la estética! De más está decir que las expresiones
verbales y físicas que se observan en las marchas de las feministas extremas,
son mínimamente desagradables. Esto no
es casual, va en línea con las premisas del posmodernismo, el cual hace culto a
lo feo y vulgar. Valga como ejemplo la
obra maestra del “artista” Piero
Manzoni: 90 latas llenas con su materia fecal, una de las cuales fue subastada en
275.000 euros.
Ojo, creo que cada quien tiene derecho a hacer
con su dinero lo que quiera. Pero de ahí
a que “todos” tengamos que consentir
que ESO es arte o que debamos aceptar que una persona desarreglada, sucia u
obesa conforme para nosotros una expresión estética válida, hay mucha
distancia.
Respeto el derecho de cada persona a hacer lo
que quiera con su vida, pero de ello no se desprende que apruebe y esté de
acuerdo con su posición, y mucho menos consiento que deba auto-censurarme y callar. Tengo el mismo derecho a expresarme por medio
de la palabra, que el que otros tienen de hacerlo a través de sus actos y de sus
cuerpos; el límite es el derecho ajeno.
En esta línea, considero autoritario el
imperativo del título de la actividad: “desearás
mi cuerpo, movimiento gordx y sexualidad”.
Más allá de los motivos médicos (los más importantes) por los que no
avalo la obesidad, estoy en contra de la exigencia del “desearás”, la que me obliga a renunciar a mis valores estéticos y a
mi libre albedrío. Esto va en línea con
lo de las latas de excremento y con la renuncia a mis valores éticos escondidos
en la ESI.
Algunas propuestas resultan hasta simpáticas: “astrología Queer, a cargo de Astromostra”. En cambio otras son cercanas al
adiestramiento militar, por ejemplo el “taller
para ir a nuestras marchas: consignas, pancartas, remeras, canciones y glitter”.
Fieles discípulas de Gramsci, padre del
comunismo cultural, han reemplazado el Muro de Berlín por el muro al
pensamiento crítico. Ahora no encierran
el cuerpo de las personas sino sus mentes.
Y la cereza del postre: “justicia feminista, redes y estrategias”, a cargo de Sabrina
Cartabia. Es interesante ver cómo han
olvidado (incluso esta abogada) el fundamento central de la justicia: esta debe
tener sus ojos vendados para que sea imparcial, para que TODOS SEAMOS IGUALES ANTE LA LEY.
Cada quien tiene el derecho de hacer y decir lo
que quiera, mientras no afecte a un tercero.
Estas personas tienen todo el derecho a llevar adelante este campamento,
así como yo tengo el derecho a opinar sobre el mismo.
A lo que NADIE tiene derecho, es a manipular la
mente de los niños, de adoctrinarlos y de sembrar en ellos el odio hacia el
prójimo.
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