El rugby no tuvo nada que ver
Luis Franco
Investigador Asociado de Fundación Atlas. Licenciado en Ciencias Políticas, magíster en Economía y Ciencias Políticas por Eseade. Ex asesor en la Cámara de Diputados de la Nación.
El rugby es un deporte de contacto. Un deporte duro pero en el que los valores y las reglas son fundamentales. El rugby no suele formar personas violentas, todo lo contrario. No estigmaticemos al rugby ni a sus jugadores por una decena de inadaptados.
La violencia tiene múltiples causas. Hay bibliotecas enteras al respecto. No puede atribuirse al rugby un crimen ejecutado por criminales que son socios de un club de rugby y se dicen rugbiers.
El rugby es un deporte inclusivo. Los equipos pueden integrarse de tal manera que casi no hay razones para no aceptar a una persona que desee jugarlo, por eso es ideal como deporte escolar.
En un equipo de rugby el de corta estatura tiene un lugar, el alto también, el veloz halla puesto y el robusto macizo es bienvenido. Todos se integran, todos se divierten, todos son necesarios. Casi cualquier grupo de 15 personas puede aspirar a jugar si entrena duro. El que no va a los entrenamientos no juega porque entrenar es consustanciarse con los otros e imprescindible para formar el físico y soportar el ritmo del partido.
Es curioso que se critique o se subraye un crimen cometido por uno o varios rugbiers en un país que no es ajeno a la violencia.
Hay dos países en los cuales el rugby es el deporte más popular: Nueva Zelanda y Australia. En Nueva Zelanda hay canchas de rugby en casi todas las escuelas y es común verlas en los parques. Tanto una como otra sociedad están muy integradas y la violencia es bajísima. Estudios sociológicos afirman que el rugby tiene relación con esa integración y, sobre todo, con el respeto a las normas y los árbitros.
Nelson Mandela hizo un uso muy interesante de este juego al asumir la Presidencia de Sudáfrica. El líder negro observó que este deporte podía ser una herramienta que contribuyera a la pacificación y coadyuvara a la superación del apartheid. La película Invictus describe mucho de aquel conmovedor proceso y muestra el aporte del rugby a la integración racial.
En la argentina el rugby ha probado ser de ayuda para la socialización y reinserción de los presos a la sociedad. El equipo “Los Espartanos” es objeto de estudio porque el nivel de reincidencia criminal es mucho menor en aquellos internos que jugaron rugby y que, cumplida su deuda con la sociedad, recuperan su libertad.
Hay muchos otros ejemplos pero vayan los señalados.
Tal vez sería prudente no hablar de crímenes de los rugbiers o referirse a este deporte como incitador de violencia. Que un grupo de jóvenes alienado asesinara a un muchacho indefenso no debería relacionarse con un deporte del que claramente no sabían lo esencial.
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