Competitividad de Argentina: Un problema sin resolver
Eduardo Maschwitz
Presidente del Consejo de Administración de la Fundación Atlas para una Sociedad Libre. Premio a la Libertad 2007, Fundación Atlas para una Sociedad Libre.




Desde el año 1989 año la prestigiosa universidad IMD viene publicando un ranking de competitividad mundial (incluye 63 países), y acaba de hacerlo nuevamente con los datos del año 2019. También el informe incluye la evolución del índice , y los distintos subíndices, de los últimos 5 años, lo que permite a la vez ver la evolución que han tenido durante el último periodo presidencial del gobierno de Cambiemos , en cabeza del presidente Macri.
 
El nivel de competitividad  se entiende como crítico , ya que es vital para la salud y evolución económica  de un país , y es la que permite que los negocios prosperen a largo plazo, generando puestos de trabajo  , y por lo tanto mejorar el bienestar y la vida de todos sus habitantes. El ranking se prepara tanto utilizando índices estadísticos “duros”, como con encuestas y preguntas a personas.
 
Esta información nutre 4 categorías de medición, que permiten la obtención del ranking global, y que son la performance económica, la infraestructura, la eficiencia del gobierno, y la eficiencia de los negocios o empresas. Usualmente los países mejor clasificados tienen buenas posiciones en los 4 indicadores.
Veamos la evolución de los índices de Argentina para los años 2016, 2017, 2018 y 2019.
 

Hay que destacar que estos índices se ven afectados de dos maneras, una la que mide la evolución propia de un país, y otra la que mide dicha evolución en términos relativos a los demás países. La combinación de ambos factores termina indicando la ubicación de un país. Es decir, un país podría evolucionar bien, pero si los demás países lo hacen muy bien, caerá en el índice.  
 
En el índice global vemos una evolución algo estable, hasta que en el último año de gestión, intentando “corregir” desajustes de la economía y una fiesta de subsidios y medidas populistas para ganar las elecciones, llevaron al país al peor lugar del periodo (61 de 63), ubicándose solo mejor que Mongolia y Venezuela. Es curioso como la clase política, teniendo a su disposición la información histórica que demuestra la inutilidad y el fracaso de ciertas políticas públicas, vuelven recurrentemente en el tiempo a ellas, como si en una nueva oportunidad funcionaran bien y diferente al pasado. Resultado, gran fracaso económico y perdida de las elecciones. Argentina empeoro 6 posiciones.
 
Veamos ahora la evolución de los subíndices. La evolución económica (61 de 63) refleja el fracaso de la gestión de Cambiemos, cuestión que tenemos bien clara con la ausencia de inversiones, inflación altísima, recesión, aumento de la pobreza y desocupación, todos índices duros que no admiten dudas. Argentina empeoro 8 posiciones.
 
La eficiencia del gobierno (61 de 63), a pesar del Ministerio de Modernización creado al efecto, y mucha propaganda sin fundamento alguno, y con aumento de empleados públicos en el periodo, sin ningún ajuste de la clase y gastos políticos y con todo el peso del ajuste sobre el sector privado llevaron a Argentina al puesto 61, perdiendo 3 posiciones
 
En eficiencia empresarial se ven claramente las mejoras de las tibias medidas de apertura económica, de apertura política al mundo, de mejoras en materia de regulación de cambios y exterior, para terminar, dando vuelta estas medidas y llevando a Argentina al puesto 59 (59 de 63), y perdiendo 4 posiciones respecto al inicio de la gestión Macri
 
En Infraestructura (51 de 63), la bandera de la campaña electoral de Cambiemos con las “OBRAS”, muestran que Argentina sólo logro mantenerse en el ranking. Es cierto que en términos relativos es la mejor ubicación de Argentina en los índices, para nuestro consuelo.
 
¿Qué conclusiones podemos sacar de esta información? Que, si por ejemplo la utilizamos para medir la calidad de las políticas públicas del gobierno de Macri y la eficacia de su gestión, claramente vemos porque ha fracasado, porque ha perdido las elecciones, y porque ha entregado un país en peores condiciones que las recibidas, y además sin haber al menos sentado las bases de cambio para un desarrollo sostenible en el tiempo. Otra reflexión seria algo que ya mencionamos. ¿Porque esa perseverancia de nuestra clase política toda de continuar y mantener políticas públicas probadamente ineficaces en el pasado? ¿Porque no por convicción, sino al menos por viveza y estudio y para mantener el gobierno y el poder no aplican políticas publicas exitosas, también probadas en otros países? ¿Porque no mirar que hacen diferente los 10 primeros países del ranking, a saber, Singapur, Hong Kong, Estados Unidos, Suiza, United Arab Emirates, Holanda, Irlanda, Dinamarca, Suecia y Qatar? ¿Porque no mirar los 10 peores países para evitar hacer lo mismo que ellos, a saber, Venezuela, Mongolia, Argentina, Brasil, Grecia, Jordania, Sud África, Perú, Ucrania y Eslovaquia?
 
¿Debería ser el momento que algún ciudadano o político “oportunistas” vean esta gran ventana de posibilidades para acceder al poder y al bienestar general de largo plazo y ser un nuevo “San Martin”?
Creo que sí. ¡O somos votantes y dirigentes suicidas! ¡Qué gran oportunidad perdimos y perdió CAMBIEMOS, no CAMBIANDO NADA! La sociedad los estaba esperando ansiosa. ¡Por suerte existen Venezuela y Maduro, y ahora el COVID-19, para no sentirnos tan mal, no salir últimos, y echarles la culpa a otros!
 
 
 
 

 

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