Peronismo y Kirchnerismo: dos fenómenos inexplicables
Maximiliano Bauk

Es Analista de Políticas Económicas en el Centro de Estudios Libertad y Responsabilidad. Actualmente cursa una Maestría en Políticas Económicas en la SMC University. Participó del “Programa de Jóvenes Investigadores y Comunicadores Sociales” de Fundación Atlas para una Sociedad Libre.



El domingo 15 de septiembre, la presidente argentina dio una larga “entrevista” de aproximadamente media hora  a un periodista oficialista, en donde, a diferencia de las reales entrevistas, no se obtuvo nada nuevo, ninguna información de importancia, lo único que sí es de destacar es que, cuando el columnista del diario Tiempo Argentino (medio ultrakirchnerista), Hernán Brienza, preguntó “¿Qué es el Kirchnerismo?”, Cristina Fernández de Kirchner respondió “el kirchnerismo es un fenómeno difícil de explicar”, lo que realmente a mis oídos sonó como un verdadero acto de sincericidio.

Actualmente Cristina dice luchar por la democracia, ser una defensora de los derechos humanos y se jacta de ser una protectora de la libertad de expresión pese a los duros cuestionamientos en el tema. Pero todo eso con una cuadro de Perón en sus espaldas, lo que explica la distancia entre su discurso y la realidad.

Deberíamos hablar aunque sea un poco del personaje en torno al cual gira el Peronismo: Juan Domingo Perón participó en el golpe de estado de 1930 junto a Uriburu  y en el de 1943 de la mano del GOU (Grupo de Oficiales Unidos), comenzando en el gobierno como secretario privado del Ministro de Ejército, luego al mando del Departamento Nacional de Trabajo. Al subir Edelmiro Julián Farrell al poder, Perón ejerció como vicepresidente de la Nación. Es decir participó activamente en más de un gobierno de facto, llegando a ser vicepresidente de una dictadura.

Con frecuencia se le atribuía la violencia entre sus herramientas políticas, principalmente persiguiendo a opositores, pero para ser más preciso daré un ejemplo vinculado a la libertad de expresión: en el año 1974, durante una conferencia de prensa, siendo él Presidente, la periodista Ana Guzzeti le preguntó: “¿qué me dice usted, presidente, acerca de esos parapoliciales que matan y persiguen gente?” a lo que Perón le preguntó su nombre y le dijo que se hiciera cargo de lo que decía. Luego de ese episodio la periodista fue secuestrada y torturada. Este hecho fue reconocido hasta por  diversos personajes peronistas, lo cual hace aún más inentendible como se pueden seguir llamando de esa manera.

Los actos de Perón fueron y son indefendibles, solo justificables por aquellos quienes, como la presidente, cuentan con una memoria selectiva.

Pero no es necesario remontarse tantos años para ver la discordancia entre el relato y la realidad en el gobierno argentino, ya que esto es moneda corriente desde hace más de 10 años.

Hoy en Argentina volvemos a vivir una era de constante contradicción, en donde se dice que la inseguridad es una sensación cuando todos los días se pueden ver diversos casos de asesinatos, que estamos mejor que Canadá y Australia cuando estos ocupan el puesto 14º y 21º respectivamente en el ranking de competitividad y Argentina el 104º, que el país está creciendo económicamente cuando el peso vale cada vez menos y por algo está prohibido comprar dólares.

El Peronismo como el Kirchnerismo son dos fenómenos más que inexplicables, inentendibles, solo posibles en un país que, acostumbrado a la inestabilidad y los desastres económicos y políticos, vive con un constante miedo al cambio, que se conforma con poco por miedo a algo aún peor, pero que no se da cuenta que lo peor está en curso, de la mano de gobiernos populistas sostenidos por un infundado fanatismo.
 

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