El ciberpatrullaje, una forma de controlar al ciudadano libre
Agustina Blanco
Periodista por el Colegio Universitario de Periodismo. Licenciada en
Comunicación Social por la Universidad Católica de Santiago del Estero.
Investigadora de la Fundación Centro de Estudios LIBRE. Participante del Programa de Jóvenes Investigadores y Comunicadores Sociales de Fundación Atlas 2020.
El Estado argentino ha
adquirido a través de los años dimensiones enormes, entre ellas, la Ministra de
Seguridad Nacional, Sabina Friederic mencionó la “Medición del humor social”,
una frase que ha generado revuelo y tiene su explicación.
Lo primero que hay que
decir a este respecto es que es una frase que dice con total libertad porque,
en primera instancia, está mal asesorada o porque en segunda instancia, al
pronunciarla, no está más que midiendo a los ciudadanos argentinos lisa y
llanamente para saber hasta dónde puede uno avanzar como Estado sobre la
tolerancia de la población civil.
En este sentido, es
menester separar lo que es el “Ciberdelito” que se utiliza para realizar
acciones de seguridad en la “Deep Web” (Web profunda, Internet oscura, la parte
escondida que hay detrás, aquello que nosotros no vemos mientras estamos
leyendo algún artículo en Internet, por ejemplo), que tiene su razón de ser:
evitar determinados delitos que sí está tipificados como lo son, por ejemplo:
el abuso infantil o la venta de objetos y/o sustancias ilegales. La “Web
Profunda”, o “Deep Web” es la herramienta principal de los delincuentes o
pervertidos.
El humor social, no es
un delito. No está tipificado en ningún código penal y tampoco está tipificado
en la Constitución de la Nación Argentina (CN).
Mientras que el
Ciberpatrullaje se trata ni más ni menos que de una acción que viola los
derechos privados e íntimos de una sociedad libre. Como lo es, el derecho de
librepensamiento, que está mencionado en el Art. 14 de la Constitución
Nacional. El de Libertad de Expresión que tiene su explicación en el Art. 32 de
la Constitución Nacional, y finalmente, en el Pacto de San José de Costa Rica (que
goza de carácter de jerarquía nacional desde la Reforma Constitucional de 1994)
en su art. 13, menciona sobre el libre derecho a expresarse y respalda
principalmente al periodismo y su función social de informar. En otras
palabras, el "Ciberpatrullaje" que plantea ni más ni menos la
Ministra de Seguridad de la Nación, no es más que una intervención masiva de
datos privados de las personas y la vulneración de sus principales derechos
individuales. Asimismo, no es un dato menor, tampoco, que la Dirección de
Investigaciones del Ciberdelito -que forma parte del Gabinete de Frederic-,
está presidida por la “camporista” Valentina Novick (nada nos sorprende ya).
“Soy antropóloga
social, tengo claro que con el ciberpatrullaje hacemos poco, pero hacemos algo
y siempre algo es mejor que nada”, sentenció la flamante ministra, hace unas
semanas cuando estalló la nueva forma de control del Estado argentino, y en
honor a la verdad, cabe hacerle a la Licenciada en Antropología, la siguiente
pregunta: "¿por qué cree que existen las encuestas y las
consultoras?" La respuesta es,
cuanto menos, evidente: para evitar quebrar los derechos de libertad de
expresión y de pensamiento mediante prácticas que atentan las libertades
individuales de las personas. De otra forma, esta acción podría catalogarse
como espionaje o persecución política.
A diferencia de lo que
planteó la antropóloga social que maneja la seguridad del país, el Gobierno
debería centrarse en aquellas investigaciones en torno a actividades ilícitas
que se pueden cometer. Como, por ejemplo, la venta de drogas por Internet, la
comercialización de actividades, sustancias u objetos ilícitos, entre otras
cuestiones. De igual forma, tener muy en claro que hacer Inteligencia sobre la
sociedad civil no sólo que no está bien, sino que podemos realmente
preguntarnos si estamos o no en una República democrática. Puesto que, esta
determinación por parte del Gobierno Nacional, no es más que una muestra de su
principal función: ilimitar el poder estatal y sus instituciones en detrimento
de los derechos individuales.
Se trata, ni más de
menos de intentar controlar una opinión y de intervenirla -en caso de ser
necesario- con el uso de la fuerza por parte del aparato Estatal y un proceso
judicial posterior. Nuevamente, es lícito cuestionarnos sobre ¿cuál es el rol
que tiene que tener un Estado en una República? La respuesta podría ser:
ocuparse de las cuestiones que le son inherentes y básicas, como, por ejemplo:
la Justicia.
En Argentina el Estado
ha adquirido dimensiones elefantiásicas y se ha desbordado por completo, -de
esta forma es casi imposible su control- invadiendo los ámbitos que son propios
de la Sociedad Civil, al mismo tiempo y paradójicamente, tenemos un
"Estado Ausente" de aquella función que le es connatural por
definición y naturaleza. Este es “strike” número 1 durante el Gobierno del
Presidente de la República Argentina, Alberto Fernández, ante una situación
crítica como es la Pandemia, de la que no tiene control, o considerando lo
anteriormente mencionado ¿acaso lo tendrá en demasía?
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