Huawei desafía a EE.UU. por el dominio del 5G en el mundo
Jorge Castro



“EE.UU ha sido el líder mundial en innovación y tecnología desde el siglo XIX; y esta potencia tecnológica es lo que lo ha hecho más próspero y seguro (…); y esto ha ocurrido en todos los planos, y en especial en su seguridad nacional)”, sostuvo William Barr, Fiscal General norteamericano y titular del Departamento de Justicia (DoJ), en el “Centro para Estudios Estratégicos Internacionales” (CSIS) de Washington D.C. el 6 de febrero de 2020.
Agregó Barr que “…el liderazgo de la República Popular lanzó en 2015 su plan “Made in China 2025”, que es un programa altamente coordinado y sustentable destinado a reemplazar a EE.UU. como la superpotencia tecnológica dominante en el siglo XXI; y no hay lugar a equívoco: la actual pujanza tecnológica china presenta un desafío sin precedentes para EE.UU., porque lo que está en juego para nuestro país no puede ser más relevante”.
Barr precisó luego su enfoque estratégico, y señaló que “…es la concentración de China en dominar la tecnología 5G” la que constituye el mayor desafío para la supremacía estratégica norteamericana. La 5G es Huawei, la compañía de la República Popular que está a la cabeza de su despliegue en China y en el mundo.
“La tecnología 5G – señaló Barr – se encuentra en el centro del mundo tecnológico-industrial del siglo XXI; (…) en esencia – agregó – las redes de comunicación no son solo comunicacionales. Han evolucionado, y se han convertido en el sistema nervioso central de la próxima generación de Internet industrial”.
China ha logrado captar más de 40% del total de esa infraestructura global. “Es la primera vez en la historia que EE.UU. no lidera la próxima era tecnológica”, precisó el Fiscal General estadounidense.
Las nuevas oportunidades de negocios creadas por la 5G ascenderían a US$23 billones en 2025; y la 5G es la contrapartida necesaria de la Internet de las Cosas (IoT), que abarcaría más de 90 billones de “sensores inteligentes” de la industria y los servicios en los próximos 5 años. El dominio de la 5G implica completar en lo esencial la Cuarta Revolución Industrial, y por lo tanto dominarla.
Un cálculo de lo que viene puede fijarse en estos términos: el paso de la 3G a la 4G aceleró la velocidad de descarga de 1 megabyte por segundo a 20 megabytes por segundo. Pero el salto a la 5G es de carácter cuántico, no geométrico; y ahora lo que está en juego es multiplicar por 15/20 gigabytes por segundo la carga y descarga de los celulares de esta generación, con una latencia – pausa – de menos de 10 milisegundos, prácticamente instantaneidad.
En esta red instantánea de potencia sin par creada por la 5G se despliega la Inteligencia artificial (AI), que es la tecnología de la época, en la que China también disputa la primacía con EE.UU.
En este camino de construcción del futuro, la República Popular tiene a través de Huawei el liderazgo de esta cuestión decisiva para el control del poder en el mundo.
Esto se debe a que la 5G, más que una tecnología, es la infraestructura de negocios del capitalismo más avanzado del siglo XXI.
En este cuadro, el papel de Huawei se puede resumir así: hoy lidera la 5G en el mundo entero, salvo en EE.UU.; y esto sucede cuando la superpotencia norteamericana no tiene ningún proveedor doméstico de equipos 5G.
El mercado 5G en el mundo alcanza ya a US$76.000 millones; y Huawei tiene una capacidad de inversión de US$100.000 millones líquidos. Agrega Barr que Huawei crece no solo porque desarrolla la 5G, sino porque se expande en forma de ecosistema, constituido por una plataforma central con sede en Shenzhen, a la que se suman múltiples “start ups” de tecnologías y oportunidades conexas.
La 5-G es una indusria capital-intensiva que requiere gigantescas inversiones en investigación y desarrollo (R&D): Huawei invirtió US$29.400 millones en R&D el año pasado; y este año, al agravarse la confrontación con EE.UU., la triplicaría.
El punto débil de Huawei son los semiconductores que integran sus equipos (chips de silicio de alta precisión fabricados nanotecnológicamente); y allí, en este segmento esencial, hay un retraso de la tecnología china respecto a la norteamericana de 5/10 años o más.
Más de 85% de los chips en el mundo se hacen hoy con tecnología de EE.UU., lo que significa que la medida tomada por Washington implica de hecho la exclusión de Huawei del sistema global de fabricación de semiconductores.
Huawei tiene un stock de semiconductores suficientes para satisfacer un año de producción. El año pasado, Huawei compró US$20.800 millones de chips; y fue la tercera compañía del mundo en esta condición, después de Apple y Samsung.
De ahí el tremendo impacto de la prohibición dispuesta por EE.UU. a todas las empresas del mundo que utilicen tecnología norteamericana de venderle a Huawei cualquier tipo de chips.
El poder en el siglo XXI lo constituye el dominio de las tecnologías de avanzada de la Cuarta Revolución Industrial, que se traduce en la posibilidad de establecer los estándares de producción de estos bienes en el mercado global.
En síntesis, el conflicto entre EE.UU. y Huawei revela la extrema lucidez de la superpotencia norteamericana para establecer cuáles son sus verdaderos competidores.


Publicado en Clarín.


 

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