Manuel Belgrano, el pechuga de pollo
Exequiel Santiago Pérez López
Tesista de Lic. en
Administración (UNSE). Tesorero de Biblioteca Popular Club de Maestros. Miembro
de la Fundación Federalismo y Libertad.
Hoy en
Argentina se celebra el día del padre, como tal me pareció una buena
oportunidad para hacer mención de una de las personas que durante el siglo XIX influyeron
en la conquista de la libertad del pueblo argentino, por lo menos del yugo
español.
El título
hace referencia, por un lado, a la situación de pobreza que muchas veces
atravesó Belgrano a lo largo de su vida. Por el otro, a un video de una entrevista
que le hicieron al gobernador de la provincia de Santiago del Estero[1] en el programa Libertad de
Opinión[2] en el que en un tono jocoso
se refirió a la inentendible posición de
algunos economistas que critican la cuarentena y exigen por su apertura para la
libre circulación. Continúa destacando que es valorable ya que lo hacen porque lo creen, por convicción. Sigue
diciendo que no defienden a ningún poder,
son pechuga de pollo, más secos que yo y hablan.
¿Es
ilógico que una persona viva según sus convicciones? De acuerdo al video
parecería irracional que una persona defienda lo que cree, más allá de si esto
le asegura un pasar económico bueno. Defender lo que conviene y no lo que uno
cree, siente o espera que sea lo mejor parecería una actitud razonable y
adecuada.
La
degradación de una sociedad comienza en la afirmación de contravalores como
valores. Situación que muchas veces pasa inadvertida y lentamente va drenando
la virtud de los pueblos. Como diría el destacado escritor y economista Fréderic
Bastiat[3], es tan importante lo que
se ve como lo que no se ve.
Por
eso no es atractivo marcar la riqueza per
se como un valor y avalar toda una serie de atropellos a la moral, las
leyes, la Constitución con tal de acceder a esa situación de holgura pecuniaria
y poder. Mucho menos tratar de petrificar esta posición de ventaja a como dé
lugar. Muchas veces a cambio de libertad de expresión, de circulación o
cualquiera sea la forma que esta encuentre.
Pero así
tampoco la pobreza es deseable como sinónimo de honestidad, pulcritud, dignidad
presente en expresiones populares como: “pobreza digna”, “pobre pero honesto”
“el reino de los cielos es de los pobres”[4], que terminan
normalizándola, haciéndola algo habitual, un consuelo o algo requerido.
Los
valores, las ideas y actitudes que una persona pregona o sostiene son
importantes porque poco a poco moldean su destino. Por eso es importante
advertir que existen valores y contravalores. Saber elegir y sostenerlos a pesar
de los embates, a aquellos que consideremos mejores para alcanzar una vida
digna. Así como Manuel Belgrano firme a sus convicciones libertadoras sin
importar la condiciones, en vistas a la sociedad que queremos construir.
[1] Al momento de escribir estas líneas había sufrido un accidente
automovilístico. Le deseo una pronta recuperación. Extraído de https://www.ambito.com/politica/gerardo-zamora/el-gobernador-santiago-del-estero-sufrio-un-accidente-transito-n5111401
[2] Zamora, a quienes piden apertura: “son secos como pechuga de pollo”.
Extraído de https://www.visionsantiago.com/zamora-a-quienes-piden-apertura-son-secos-como-pechuga-de-pollo/
[3] Obras escogidas: Edición y estudio preliminar de Francisco
Cabrillo, Frédéric Bastiat. Extraído de https://www.elcato.org/sites/default/files/obras-escogidas-libro-electronico.pdf
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