Armando Ribas, esa tenacidad
Karina Mariani
Directora del CLUB DE LOS VIERNES Argentina.
“La libertad es tan difícil de definir como la luz, pero todo el mundo sabe donde hay oscuridad”
Fue un soldado pertinaz, obcecado de la libertad como moral y como ética. A pesar de la áspera realidad que le tocó en suerte y de haber padecido por la desgracia de la amada Cuba que debió abandonar (y por la que nunca dejó de sufrir), tenía una amabilidad y una sonrisa a prueba de misiles. Y no se cansaba, eh! Sabía que ir contra la corriente no era gratis, pero nada, ni una sola vez dejó de citar autores, de explicar hasta el agotamiento, de enseñar.
Resulta que combinaba la teoría que manejaba con fineza, con cada coyuntura, nacional o internacional y no esquivaba los temas que pusieran en riesgo la libertad, esa que hoy podría perecer si no acertamos a imitarlo y ser valientes y exigentes. De su profuso legado hay sobrada muestra para el que quiera servirse. Hay algo atronador en la vigencia de su trabajo que urge a impulsar su lectura si es que nos interesa su idea certera de la libertad como guía:
“En la discusión con la izquierda –que tiene la habilidad de defender con inteligencia la estupidez– tenemos que reconocer y defender los verdaderos principios que permitieron la libertad por primera vez en la historia y que, en consecuencia, se generara riqueza. Tratemos pues de devolverle la vista a Occidente y librarnos de la ceguera histórica que se padece, dominada por la izquierda en nombre de la falacia de la igualdad económica. Analicemos la historia y sabremos que los que pretenden la igualdad ciudadana, determinan la desigualdad política y los derechos del pueblo se traducen en el poder de los que los incitan.”
A riesgo de que muchos prefieran vivir agazapados a la sombra de hechizos diseñados para seducir a quienes la comodidad y el resentimiento los hace entregarse a cualquier causa, Armando escribía sentencias como baldes de agua helada contra el derrotismo y el determinismo, tal era su confianza en la humanidad y en este, nuestro país, al que abrazó cuando el suyo se sumía en el infierno:
"Insisto una vez más en la teoría de que el sistema ético político no depende de la cultura, sino que por el contrario, la cultura como expresión del pensamiento y comportamiento de los ciudadanos depende del sistema. Si admitimos que es la cultura la determinante del sistema estamos aceptando a priori la imposibilidad de instaurar el sistema ético, político y jurídico que cambió la historia del mundo. Cuando los intereses privados son contrarios al interés general, la consecuencia es el interés privado de los que forman los gobiernos. Por ello voy a insistir que el sistema es ético, político y jurídico y la economía es la consecuencia y no su determinante".
Explicar el mundo
Hoy, es estos especiales días de ataque a la democracia y a nuestros derechos, vale la pena revisar su permanente prédica sobre las palabras de políticos, filósofos y economistas que constituían ese marco teórico sobre el que Armando Ribas podía explicar el mundo. Tener una óptica como la suya exigía una especial vigilancia, una atención constante.
"Como antes dije, ese sistema es ético, político y jurídico, y se basa en el respeto por los derechos individuales –a la vida, la libertad, la propiedad y a la búsqueda de la propia felicidad–, a la limitación del poder político, y que las mayorías no tienen el derecho a violar los derechos de las minorías. Y por último, pero no menos trascendental, en el rol fundamental del poder judicial para reconocer la ley de acuerdo con los principios establecidos en la Constitución".
Puede parecernos pusilánime y hasta infantil el empeño con que el Gobierno procura disfrazar sus errores, con retórica amenazante y con sofismas huecos. La forma en la que buscan privarnos de libertad, nos debilita frente a la repetición de actos antidemocráticos e invita a la desmemoria y a ser indulgentes con los delitos y errores cometidos sin que importe que eso ayude al ataque de nuestro modo de vida. Armando podía desmenuzar esos manejos hábilmente escribiendo hace años, algo de cruel vigencia:
"Es evidente que la situación prevista por Alberdi se vive hoy en Argentina donde la justicia depende del Ejecutivo que es lo mismo que decir que no existe. Ya se han levantado algunas voces exponiendo esta realidad oprobiosa que de hecho significa la dictadura y la falta de libertad. Es a causa de estas circunstancias que el campo se ha rebelado, poniendo de manifiesto el estado de indefensión judicial que vive la ciudadanía en general por más que pocos se hayan atrevido a cuestionarla. Las retenciones son la forma hipócrita de violar los derechos de propiedad tal como lo había dicho Alberdi y así se expresó: “Hasta aquí el mayor enemigo de la riqueza del país es la riqueza del fisco.
El drama en la actualidad es la ausencia del ausente (Alberdi) en Argentina, una ausencia que ya lleva más de setenta años. Esa ausencia se ha traducido en una Argentina decadente, empobrecida y oprimida por la mano de un nacionalismo fascistoide y de un socialismo terrorista, cuyas figuras descollantes siguen siendo por una parte Perón y Evita y por la otra la presencia post mortem del Che Guevara, propulsor del amor al odio”.
El drama en la actualidad es la ausencia del ausente (Alberdi) en Argentina, una ausencia que ya lleva más de setenta años. Esa ausencia se ha traducido en una Argentina decadente, empobrecida y oprimida por la mano de un nacionalismo fascistoide y de un socialismo terrorista, cuyas figuras descollantes siguen siendo por una parte Perón y Evita y por la otra la presencia post mortem del Che Guevara, propulsor del amor al odio”.
Armando gustaba de citar lo reciente y novato que era nuestro sistema de vida. Permanentemente recordaba que hasta hace pocos años los hombres vivían de forma precaria y que era esa filosofía, que tanto predicaba, la causal del bienestar actual. En los largos milenios que constituyen eso que llamamos la Historia, la libertad individual es una rara excepción. Ribas no estaba dispuesto a dejarnos olvidar ese detalle. Sabía que las amenazas a la libertad no provenían mayormente de afuera, sino que nacían en el seno mismo de nuestras sociedades.
"Esperemos que aprendamos y que decidamos discutir con la izquierda los principios éticos y políticos que determinaron la libertad y la riqueza por primera vez en la historia. Librémonos de la demagogia implícita en el socialismo y reconozcamos que la democracia mayoritaria per se no es determinante ni de la libertad ni de la creación de riqueza. Así no olvidemos que Hitler, Mussolini y Perón llegaron al poder con votos. Lo trascendente es la limitación del poder político y el respeto por los derechos individuales. Cuidado con el recalentamiento no sólo en el ámbito tecnológico sino profundamente en el político".
Con pasión
La distopía socialista está tan ampliamente difundida que a duras penas refutamos sus mentiras. En cambio Ribas defendió sus convicciones con pasión.
"Ese valor por antonomasia que parece prevalecer (...) es el altruismo, y por consiguiente se ignora el principio fundamental de los derechos individuales que se confunden con los derechos humanos, que suponen que el nacer crea derechos. Se ignora así que cuando las necesidades generan derecho, se violan los derechos de los que crean la riqueza que satisface las necesidades".
Frente a quienes quieren engañarnos para someternos hay que oponer un alto nivel de capacidad crítica, hay que esforzarse por argumentar, porque si se empieza a desfallecer de inmediato se comienza a aplaudir a un nuevo amo. Tal era la pasión de Armando que no dejó de publicar hasta su último aliento sus ideas:
"El subdesarrollo es la consecuencia de la ignorancia política del sistema que permite la creación de riqueza. No obstante ha avanzado la tecnología que aparentemente determina la necesidad de cambiar algunos comportamientos en la sociedad. Por ello se requiere asimismo que se modifique la educación en algunos aspectos técnicos. Pero no olvidemos que el planteo fundamental de la educación para la sociedad es que se aprenda y se valore el sistema que permite la libertad y la creación de riqueza".
Los recuerdos son seres pícaros y caprichosos, apenas me enteré de la muerte de Armando, lo recordé como en viñetas, organizando las hojitas amarillentas del libro sobre los padres fundadores que citaba con devoción, firmándome la dedicatoria de su último libro, reprochando con tierna ironía a Ricardo López Murphy que no hubiera sido presidente (reproche que comparto y charla con ambos que atesoro), cantando su particular versión de Volver a la cabeza de una larga mesa que compartía con quienes escribimos en este diario. Porque Armando cantaba, y era poeta también.
Charlamos largamente a fines del año pasado en su casa. Sus vecinos estaban en obra y el estridente ruido de los martillazos lo interrumpía y él estallaba en carcajadas porque teníamos que parar de filmar cada dos minutos. No había forma de que perdiera el humor, era un preso de su incondicional ternura.
Insumiso y lapidario, no se detuvo en el correctismo político para exponer la firmeza de sus ideas respecto de las bombas nucleares, los movimientos guerrilleros en América o los desastres del estado de bienestar. Su espíritu se desplegaba mordaz en sus escritos y sobre ninguno de los temas sobre los que escribió aparecía como cobarde o diletante. Pocos intelectuales obraron tanto como Ribas para mantener vivo al liberalismo en estas épocas tan áridas.
Ribas es el antídoto contra el constante revisionismo de nuestros valores al que nos somete el totalitarismo. No debe existir un liberal sobre el suelo argentino, que se haya cruzado con Armando, al que no le haya dicho: Educar con marxismo es como amamantar con alcohol, frase crucial de un adelantado que supo pronosticar como nadie el adoctrinamiento chapucero que hoy vivimos. Si alguien pretende instaurar un sistema que se lleve por delante la libertad por la que luchó, no puede quedar un liberal que no defienda esa herencia en su honor.
De Armando Ribas queda su obra, nada menos que un portentoso legado del que se deberán nutrir nuevas generaciones estudiantes. Su nombre forma parte de los virtuosos del pensamiento, de los hombres buenos y de los eternos vigilantes de la libertad siempre tan vivos como sus palabras:
La derecha no es contagiosa, porque la responsabilidad no es un virus.
Link a la entrevista con Armando Ribas, Diciembre de 2019
https://youtu.be/LICiV_0t9Mw
https://www.youtube.com/watch?v=LICiV_0t9Mw&t=15s
https://youtu.be/LICiV_0t9Mw
https://www.youtube.com/watch?v=LICiV_0t9Mw&t=15s
Publicado en La Prensa.
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