El deterioro de la competitividad argentina
Eduardo Maschwitz
Presidente del Consejo de Administración de la Fundación Atlas para una Sociedad Libre. Premio
a la Libertad 2007, Fundación Atlas para una Sociedad Libre.
Recientemente el IMD (International
Institute for Management Development) de Suiza ha publicado los rankings de competitividad,
como viene haciéndolo ya desde hace muchos años. Recordamos que el ranking toma
datos de 63 países, que incluyen el grueso de la población y el PBI mundial. El
ranking del año 2.020 se elabora con información estadística del año 2.019 y
con encuestas realizadas durante el primer trimestre de 2.020.
Todos los países son
medidos en 4 aspectos, los cuales conforman luego su posición final global. Los
4 aspectos medidos son Performance Económica, Eficiencia del Gobierno,
Eficiencia de las Empresas o Negocios y finalmente, Infraestructura.
Los primeros 5 países
de ranking son Singapur, Dinamarca, Suiza, Holanda y Hong Kong, todos teniendo
en común, y en mayor o menor medida, una performance económica muy buena,
importante inversión, mucho comercio y apertura de la economía, estabilidad
macroeconómica y buenos sistemas de educación.
Los países
latinoamericanos salen en el ranking a partir del puesto 50, salvo Chile en el
puesto 38, ocupando Venezuela el último lugar, con pequeñas mejoras en la
última medición de Brasil y Perú y empeoramientos en Argentina y Venezuela.
Un dato muy interesante
de este año es el descenso que han sufrido tanto Estados Unidos como China en
el ranking, ocasionado prioritariamente por la guerra comercial que mantienen
entre ellos, que lo llevo a Estados Unidos al puesto 10 (bajó 6 puestos y era
primero hace 3 años), y a China al puesto 20 ( bajó 5 puestos), y que muestra
lo relevante que es la apertura económica y la libertad de comerciar de las
economías para lograr su prosperidad y eficiencia.
Argentina, en baja
Vamos ahora a analizar
los resultados que obtuvo Argentina, que recordamos son los del año 2.019, o
sea el último de la gestión Cambiemos que finalizó en diciembre de dicho año.
Fue el último año de la gestión Macri y mostró un deterioro en el ranking global,
bajó un puesto al anteúltimo, sólo “superada” por Venezuela. Empeoró también su
posición en 3 de las 4 mediciones nombrados más arriba.
El año electoral mostró
un regreso al populismo, a la intervención del estado en la economía luego de
algunas tibias mejoras de años anteriores, al cierre de la economía y un
relajamiento de cierta disciplina fiscal, con otorgamiento de subsidios, y
fuerte aumento de la inflación. A pesar del “festival” mencionado el gobierno
perdió ampliamente las elecciones.
Las pocas mejoras que
Argentina muestra en 2.019 están en ser un “país barato”, con costos bajos en
energía, management, alquiler de oficinas, mano de obra, y algunos otros.
En el subíndice
Performance Económica, Argentina paso del puesto 61 al puesto 60, mejorando un lugar,
debido a términos de intercambio favorables y bajos costos, pero acompañados de
alta inflación, sin crecimiento económico general ni per cápita, alta inflación,
bajísimas inversiones y una economía más cerrada al libre comercio.
En Eficiencia del Gobierno,
Argentina ocupa el puesto 63, o sea el último puesto, ratificando la pesada
carga que significa mantener el aparato político, la burocracia estatal, las
enormes trabas a la economía, y el desmanejo macroeconómico. Argentina ocupa
alguno de los dos últimos puestos en cuestiones como la presión impositiva, la
evasión impositiva, la inestabilidad del tipo de cambio, en políticas del Banco
Central, en bajas inversiones, en ausencia de mercados de capitales, un mercado
bancario mínimo, y una mala imagen internacional y crediticia, que traen
aparejados altísimos costos de capital para la inversión.
En el campo de
Eficiencia de los Negocios y Empresas, aparece bien rankeada en costos, en
mano de obra y management calificados, pero ocupa los últimos puestos con
ausencia de mercados bursátiles desarrollados, bajos valores en el manejo de
negocios, servicios bancarios y crédito inapropiados, bajo emprendedurismo,
baja satisfacción del cliente y mala imagen de los empresarios. Todo esto lleva
a muy bajos niveles de productividad, eficiencia e innovación.
En el último aspecto
medido, el de Infraestructura (en donde basó la campaña Cambiemos) es donde
Argentina aparece mejor calificado relativamente, ocupando el puesto 52 (de 63),
pero perdiendo un puesto con respecto al año anterior y también un puesto
contra la medición del año 2.016, que abarca toda la gestión Cambiemos. No
debemos confundir esta mejor posición relativa como algo bueno, recordando que
estamos entre los últimos 11 lugares (de 63), estando Argentina con fuertes
debilidades en infraestructura básica, en infraestructura tecnológica, en
infraestructura científica y algo mejor en educación, salud y cuidado del medio
ambiente.
Vemos que Argentina
presenta problemas y déficit en todos los aspectos medidos, necesitando
reformas de fondo políticas, sociales, culturales y económicas, teniendo un
enorme desafío por delante si sus habitantes quisieran estar dentro de aquellas
sociedades que anhelan el progreso, la paz, la felicidad y las relaciones
internacionales abiertas y amistosas a través del libre comercio.
Hay un enorme desafío
por delante, las reformas seguramente no vengan de nuestra clase política
actual toda, y es imprescindible que surja de sus habitantes, creando nuevos
espacios políticos y una permanente difusión de los nuevos valores aspirados, a
lo largo y a lo ancho de todo nuestro gran país.
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