Mercado Libre: Más empresas, menos Estado y nuevos políticos
Martín Sáiz
Licenciado y Magíster en Recursos Humanos. Doctorando en Administración de Empresas e Historia.
Veinte años de un
crecimiento demoledor, llevaron a que la semana pasada Mercado Libre marque un
nuevo hito en su historia: su valuación llegó a los 50.500 millones de dólares,
un 16% más que las reservas del Banco Central de la República
Argentina (43.243 millones de dólares). Van en consecuencia una serie
de preguntas para desarrollar en los siguientes párrafos ¿Mercado Libre es más
que el estado argentino? ¿Quién resulta más poderoso, Alberto Fernández o
Marcos Galperín? ¿Los estados ya no tienen dominio o posibilidad de regular a
las empresas en un mundo híper conectado en términos de intercambio?
Año tras año
surgen notas de análisis económico sobre relaciones de dimensión entre empresas
y estados. En 2017, 10 empresas juntas resultaron más grandes que 180 países
juntos. O bien en 2019, 8 empresas juntas tuvieron facturaciones superiores al
PBI argentino (vale aclarar que las comparaciones siempre refieren a
facturaciones versus productos brutos internos). Es decir, la mayor dimensión
de Mercado Libre sobre el Banco Central se enmarca en una constante de las
últimas décadas donde empresas crecen a mayor ritmo y dimensión que los propios
estados donde operan. Por eso en esta línea de crecimiento demoledor, resta
apostar cuánto tiempo faltará para ver cómo Mercado Libre se posiciona por
encima de nuevos indicadores de la economía argentina toda o del estado
nacional en sí.
Ahora bien,
dejando de lado las razones por las cuales Mercado Libre crece vertiginosamente
vale reflexionar sobre las preguntas mencionadas al inicio. Esta empresa no es
más que el estado argentino, resulta capcioso pensar esa disyuntiva. Tienen
objetivos distintos, la empresa maximizar sus beneficios y el estado
redistribuir sus ingresos. Sin embargo, sus desempeños son diametralmente
distintos: mientras la empresa no para de hacer crecer su valor por acción el
estado argentino es cada vez más deficitario y ya no tiene dónde tomar deuda
por décadas de malas gestiones y estructuras tributarias desquiciadas.
Cambiando el foco
hacia el poder, no tengo dudas Marcos Galperín es más poderoso que Alberto
Fernández. También era más poderoso que Mauricio Macri. Galperín es parte de un
poder permanente, del cual ya lleva 20 años de permanencia y seguramente
prolongue durante varias décadas más. Los líderes políticos ostentan un poder
pasajero cuando resultan electos. Y este análisis excede al plano nacional,
Elon Musk acaba de lanzar cohetes al espacio con la presencia de Donald Trump
mientras Jack Ma sigue expandiendo sus negocios en Oriente y Jeff Bezos en
Occidente. Hace décadas el ecosistema del poder mundial incorporó a este perfil
de empresarios visionarios que tienen a favor algo muy importante: sus negocios
surgen en un país pero no reconocen fronteras, mientras que los políticos sólo
pueden tomar decisiones dentro de su territorio.
El tercer espacio
de reflexión, es la relación de los estados con este tipo de empresas. Más aún,
la relación entre estados deficientes como el argentino y empresas exitosas
como Mercado Libre que administra mayores capitales propios que el banco
central nacional. Históricamente los estados han regulado, con mayor o menor
intensidad, la actividad económica de las empresas que operan en sus
territorios. Y en consecuencia, les han quitado recursos para la redistribución
en formato de impuestos a veces incomprensibles.
Estos nuevos
tiempos dejan ver que los estados deben tomar otra postura: lejos de combatir
estos “enemigos de poder” que con tweets marcan más agenda que los políticos
tradicionales, deben presentarlos al mundo como un orgullo nacional y promover
todo tipo de emprendimientos similares que enriquecen al país con la generación
de puestos de trabajo y valor agregado para la economía nacional. Los
resultados al atacarlos o exponerlos están a la vista: Marcos Galperín reside
en Uruguay, Mercado Libre ya tiene más reservas que el banco central argentino
y el estado local continúa su derrotero deficitario (quitando del análisis la
cuarentena obviamente, nuestro estado ya era deficitario de manera previa)
mientras que los capitales extranjeros que podrían dinamizar nuestra economía
brillan por su ausencia ante un estado que no disminuye la presión tributaria
compuesta por 165 impuestos. Retomando conceptos, mucho sobre eficiencia en
recursos podría aprender el estado argentino de Mercado Libre.
En resumen,
pareciera que progresivamente la posibilidad de los estados por regular el
potencial de este tipo de empresarios y en consecuencia sus desarrollos se irá
difuminando. Intentar limitarlos resultaría más una cuestión de incapacidad,
retención de poder y envidia, que el reconocimiento de nuevos emprendimientos
motivo de orgullo y crecimiento para el país.
En Argentina es
histórico el antagonismo entre el poder económico y el poder político. Detrás
de ambos poderes, la ideología de lo público y lo privado. Tal vez Mercado
Libre y Marcos Galperín sean un disparador para zanjar esas diferencias en
apariencia irreconciliables. Porque al final del día todo es política, tal vez
llegaron los tiempos de repensar los perfiles de nuestros dirigentes y dar
espacio a personas que han trascendido de manera exitosa las fronteras de
nuestro país.
Últimos 5 Artículos del Autor
.: AtlasTV
.: Suscribite!
Dejanos tu email y recibí novedades y todo lo que te podemos ofrecer!