Una misión “dolarizadora” para el Secretario Pompeo
Steve Hanke
Senior Fellow en Cato Institute, Washington DC.



El South China Morning Post reporta que el Presidente Donald Trump y el Secretario de Estado Mike Pompeo han decidido descartar la idea de castigar a China por intentar socavar la caja de convertibilidad de Hong Kong. Esta idea, que fue propuesta por algunos de los tenientes de Trump, hubiese perjudicado no solo a Hong Kong, sino también al dólar estadounidense. Abandonar el plan fue una movida sabia.
China lleva años luchando para promover el uso internacional de su moneda, el renminbi. Aunque este proyecto ha sido una de las principales prioridades de Pekín, este se ha visto incapacitado debido a que el renminbi es una moneda poco atractiva que no es convertible.
Si el Secretario Pompeo desea dificultar la vida todavía más a los promotores del renminbi en Pekín, debería tomar la batuta y empezar a promover el uso del dólar estadounidense. Esto echaría agua fría sobre las ambiciones monetarias de China. También encajaría apropiadamente con la misión del Presidente Trump de “Mantener a América Grandiosa”.
Hay dos maneras de expandir el uso del dólar, que ya es la principal moneda mundial. Ambas requerirían que países con bancos centrales poco confiables que producen monedas basura reemplacen su basura con el dólar. El primer método sería directo e implicaría la dolarización oficial. En América Latina, por ejemplo, la dolarización ha existido durante más de un siglo en Panamá y desde el 2000 en Ecuador y desde 2001 en El Salvador. En esos países, el dólar tiene status de moneda de curso legal. De manera que, el dólar no solo es utilizado para contratos y transacciones entre partes privadas sino también para llevar la contabilidad de las finanzas públicas y realizar el pago de impuestos.
El segundo método para que un país adopte el dólar es clausurar su banco central e instalar una caja de convertibilidad basada en el dólar como aquella de Hong Kong. Con dicha caja de convertibilidad, un país podría emitir su propia moneda doméstica. Esa moneda sería libremente convertible y tendría un tipo de cambio fijo con el dólar estadounidense. La moneda doméstica sería creíble porque estaría totalmente (100 por ciento) respaldada con reservas en dólares. Por lo tanto, con una caja de convertibilidad, la moneda doméstica emitida sería un clon del dólar estadounidense, y el país que emitió dicha moneda sería parte de un área monetaria unificada con EE.UU. 
Los países que están oficialmente dolarizados o que emplean las cajas de convertibilidad basadas en el dólar están, desde un punto de vista monetario, en la zona del dólar. No están en la zona del Euro, la libra inglesa, el yen, el rublo, o en la zona renminbi.
Al lanzar la misión “dolarizadora”, el Secretario Pompeo estaría matando dos pájaros con un solo tiro: las ambiciones de China respecto del renminbi y las monedas basura.

Este artículo fue publicado originalmente en el National Review (EE.UU.) el 14 de julio de 2020 y en Cato Institute.


 

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