Sacerdote argentino y CEO de Goya y lección para el Papa Franciso: El capitalismo salva a los pobres
Mary Theroux
Vicepresidente de The Independent Institute.
¿Qué tienen en común un sacerdote jesuita que trabaja en los barrios más pobres de Buenos Aires y el controvertido CEO de la empresa Goya? Ambos están utilizando los beneficios de la libre empresa para proporcionar la tan necesitada ayuda alimentaria a los pobres de Sudamérica.
Rodrigo Zarazaga, "un emprendedor sacerdote jesuita inspirado por la obra del Papa Francisco", se ha asociado con el empresario Gastón Remy y más de 200 empresas locales y extranjeras para establecer la campaña Seamos Uno con el fin de alimentar a más de cuatro millones de personas que viven en las "villas" (barrios marginales) que rodean la Ciudad de Buenos Aires.
Argentina, uno de los países más ricos del mundo a principios del siglo XX, ha sufrido desde entonces décadas de populismo peronista que la han sumido en la pobreza. Con el gobierno imponiendo un confinamiento nacional debido al coronavirus, la pobreza está aumentando, y el programa Seamos Uno está proporcionando un salvavidas muy necesario con un esfuerzo que combina a las principales empresas de logística de Argentina despachando 17.000 cajas de alimentos por turno con los gigantes de la auditoría global Deloitte, KPMG, y PWC rastreando las entregas realizadas por voluntarios católicos y evangélicos armados con una aplicación desarrollada por la consultora Accenture.
Mientras tanto, el CEO de la compañía Goya, Robert Unanue, ha sido objeto de un extenso escarnio por su participación en el anuncio del presidente Trump de la Iniciativa de Prosperidad Hispana de la Casa Blanca, una orden ejecutiva para promover las oportunidades educativas y laborales de los hispanos, a pesar de que su asistencia en 2011 a la celebración del Mes de la Herencia Hispana en la Casa Blanca del entonces presidente Obama no le valió una reacción negativa similar.
Entre bastidores, Goya viene silenciosamente al rescate de los sufridos ciudadanos de otro país que ha pasado rápidamente de ser el más rico de Sudamérica a ser quizás bajo un régimen socialista el más pobre: Venezuela. Trabajando con la iglesia católica y organizaciones locales, Goya ha "colado" unos 81.650 kilos de comida, y en junio anunció que enviaría otros 100.000.
Tanto el Sr. Unanue en Venezuela como el clérigo Zarazaga en los mismos barrios de Buenos Aires en los que el Papa Francisco sirvió durante sus años de sacerdote, están demostrando una verdad que se le ha escapado al Papa: el capitalismo, lejos de ser "la economía de la exclusión" como Francisco lo ha tildado, proporciona en cambio la abundancia económica que posibilita las donaciones caritativas privadas e incentiva a los beneficiarios de dicha abundancia a compartirla, inclusive, con otros.
En su encíclica de 2015, Laudato si', el Papa Francisco reclamó un diálogo abierto sobre la pobreza y el destino de lo que él llama "nuestro hogar común", una invitación a la que el Instituto Independiente respondió con nuestro libro, Pope Francis and the Caring Society. Como predijo Michael Novak en su prólogo, y como ha demostrado el patrón de los últimos 25 años, "Más seres humanos saldrán de la pobreza mediante los métodos de la democracia y el capitalismo que por cualquier otro medio". Esperamos que el Papa Francisco -y todos aquellos que piensan que el capitalismo perjudica a los pobres- estén aprendiendo de estos y otros innumerables ejemplos inspiradores de los beneficios transformadores del capitalismo, especialmente para los muy pobres.
Traducido por Gabriel Gasave
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