El populismo está lejos de haber terminado
Alvaro Vargas Llosa
Director del Center for Global Prosperity, Independent Institute. Miembro del Consejo Internacional de Fundación Atlas para una Sociedad Libre.



Muchos en el extranjero infieren de la derrota electoral del presidente Trump que la mayoría de los estadounidenses están finalmente hartos del populismo.
Soslayan el hecho de que el populismo es tan poderoso en el Partido Demócrata como lo es en el Partido Republicano y que Trump obtuvo unos 70 millones de votos. El populismo ha sido un rasgo característico del antitrumpismo estos últimos años tanto como es un rasgo característico del trumpismo. La polarización de la sociedad y la política de los EE.UU. a veces dificulta ver que el populismo invade una gran parte del espectro político.
La próxima administración heredará un país en el que todo apunta a la perpetuación del populismo. Tomemos la situación económica y financiera. La extensa oferta monetaria (M2) se ha disparado a un nivel que sorprende - casi 19 billones de dólares después de un aumento anual de casi el 25 por ciento. ¿Este crecimiento se va a detener? Nada en los planes de la próxima administración apunta a una contención fiscal y monetaria (Biden ha propuesto gastar 11 billones de dólares en la próxima década). Por el contrario, están empeñados en gastar tanto, quizás más, que el Sr. Trump.
Vimos un paquete de estímulo de 3 billones de dólares que surgió de la pandemia, y uno sólo puede suponer que el gobierno federal gastará billones más, dados los efectos duraderos de 2020. ¿De dónde vendrá ese dinero? Todo el mundo -incluyendo aquellos que presionan por impuestos más altos para el "uno por ciento"- sabe que los impuestos por sí solos nunca cubrirán la brecha. La frenética creación de dinero, la única otra forma con la cual el gobierno puede financiar su despilfarro, está aquí para quedarse.
Esta inevitabilidad tiene lugar en el contexto de un país que ya se encuentra excesivamente apalancado. La deuda total (incluida la deuda del gobierno, los hogares y las empresas) asciende a casi el 400% del PIB, un peso muerto que pende sobre la economía. Incluso si la tecnología y un sistema laboral razonablemente flexible pueden producir una recuperación económica a partir de un funesto 2020, lo cierto es que una economía con tanta deuda sólo puede crecer hasta cierto punto, y la tentación para los grandes gastadores siempre será estimularla.
Para empeorar las cosas, la creación de dinero corre el riesgo de derramarse en la economía real y causar una importante inflación de precios.
Hace doce años, cuando se produjo la crisis financiera, los Estados Unidos entraron en un período de creación de dinero que llevó a una inflación de los precios de los activos, pero no a la inflación de los precios al consumidor. La mayor parte del dinero constituyó el exceso de reservas estacionadas en la Reserva Federal y no se tradujo en el tipo de dinámica de "demasiado dinero para demasiado pocos bienes" que conduce a la inflación. Un factor fue que los bancos no estaban dispuestos a prestar, y los consumidores no estaban dispuestos a incurrir en más deuda. Otro factor tenía que ver con el hecho de que la intervención del gobierno estaba principalmente orientada a rescatar a las instituciones financieras y otorgarles un salvataje a los ricos, más que a poner dinero en los bolsillos de la gente. Esta vez la intervención fiscal, incluido el estímulo de 3 billones de dólares ya desencadenado por la pandemia y los billones más por venir, tendrá como objetivo la economía real.
La Reserva Federal pondrá el dinero que cree en las manos del gobierno y circulará. Es difícil ver cómo esto no se traducirá en el tipo de inflación que se vio en la década de 1940 y, en particular, en la década de 1970.
Estas políticas son dictadas por el tipo de populismo intervencionista que impregna tanto al Partido Demócrata como al Republicano y a gran parte de la opinión pública. Así serán las consecuencias.
Nota del Traductor:
Todos los importes consignados en el presente artículo como “billones” de dólares, se presentan en la versión original en inglés como “trillones” conforme el sistema estadounidense.
Traducido por Gabriel Gasave
El original en inglés puede verse aquí.

 

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