Tanta incoherencia, aterroriza
Malú Kikuchi
Periodista. Conductora de "Cuento Chino" y "La Dama y el Bárbaro", radio El Mundo. Premio a la Libertad 2013, Fundación Atlas para una Sociedad Libre.




Incoherencia según la *RAE es "Cosa que carece de la debida relación lógica”. O sea que no es congruente, no cohesiona.
La Argentina, gracias al 4º Kirchnerato, se ha convertido en El Reino del Revés de María Elena Walsh. Sin la gracia, sin la tierna ingenuidad y sin la poesía de Walsh. La Argentina cultiva la incoherencia. La siembra con odio, con prisa y sin pausa.
“El que siembra vientos cosecha tempestades”. Vaciar de poder al presidente en una escalada de violencia que aumenta día a día, faltando casi 3 años para que termine su mandato, es peligroso.
Mucho más peligroso si el ataque viene desde adentro, liderado por la Vice. “El funcionario que no funciona” es Alberto. En un país empobrecido, fisurado, enamorado del pasado y sin futuro a la vista, todo está del revés.
El 24/3, fecha que según el gobierno es para reflexionar sobre el porqué de los hechos acaecidos, Martín Guzmán, ministro de economía del país se sacaba la foto con Cristalina Geogieva, sonrientes y con el consabido apretón de manos.
¿Se pusieron de acuerdo sobre formas y tiempos del pago de la deuda con el FMI? No es probable. El Instituto Patria quiere dejar los pagos para después de las  legislativas. La visita de Guzmán es para guardar las formas.
Guzmán también asistió desde Washington a un zoom que compartió con el presidente del Banco Mundial y Alberto Fernández. Este último, como presidente de la Argentina le aseguró al del Banco Mundial que se honrarían las deudas.
Mientras, en Las Flores, provincia de Buenos Aires, acompañada por el gobernador Kicillof, Cristina aseguró, que no podíamos pagar la deuda porque no teníamos dinero para hacerlo. Y criticó al gobierno anterior, un cliché.
 También dijo que las vacunas de la Federación Rusa y de la República Popular de China, se debían a ella. A su visión de políticas “multilaterales”, siempre con estados que pueden cobrar de muchas maneras (estación china y pronto una rusa en el país) nunca vacunas de laboratorios a los que habría que pagarles y no creen que el país pueda (o quiera) hacerlo.
Habló 33 minutos, nunca mencionó al presidente Alberto Fernández. En un lapsus linguae o en un rapto de lúcida verdad, la locutora oficial despidió a Cristina como “la presidenta de la Argentina”. Era un día para reflexionar.
Al repasar los hechos de la guerra civil de los 70, de las acusaciones por los delitos de lesa humanidad (según Marco Acuña todo delito en contra de alguien es de lesa humanidad), la incoherencia argentina se consagró.
El país decidió salir del Grupo de Lima (creado en 2017, 14 países) que pedía libertad para los presos políticos, elecciones libres en Venezuela y se comprometía a no apoyar ningún golpe armado y bregar por una salida negociada de Maduro.
El informe Bachelet, que no puede ser tildado de fascista de derecha, dependiendo de la ONU que ponía nombres, fechas y lugares de los asesinados, torturados y detenidos por estar en contra del régimen chavista. Estos hechos fueron calificados como delitos de lesa humanidad. Para la Argentina ya no lo son.
Parafraseando a María Elena Walsh,                                                              
“Me dijeron que en el reino del revés
Cristina es presidente
y el presidente, ¿qué es?”


*RAE: Real Academia Española
 

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