Cristina quiere las cajas de la salud
Malú Kikuchi
Periodista. Conductora de "Cuento Chino" y "La Dama y el Bárbaro", radio El Mundo. Premio a la Libertad 2013, Fundación Atlas para una Sociedad Libre.



Cristina va por todo. Rápido. La Justicia se  le acerca. Necesita con urgencia cambiar el poder judicial y sobre todo el Ministerio Público. Quiere manejar a los fiscales y al Procurador General de la Nación.  Si lo consigue, se acabó la República.
Como dice el diputado Waldo Wolf (JxC), el gobierno, léase Cristina, “está a 7 votos en diputados de conseguirlo”. La ley tiene media sanción del Senado, igual sucede con la ley de superpoderes. Hasta ahora, se pudo frenar  en diputados.
Pero para hacer política se necesita plata, decía Néstor K. Mucha. La inflación es feroz, lo mismo que la pobreza. Las cajas se agotan, la emisión debería tener un límite. ¿Entonces? Cris es creativa, y las obras sociales y las prepagas, ¿por qué no?
Lunes 14/6, La Plata, acompañada por el gobernador Kicillof, insistió contra el sistema de salud. Y fue el lanzamiento de la campaña 2021. Ya lo había dicho anteriormente. Divide la salud en tres, entre la pública, las obras sociales y las prepagas.
El pretexto es que funcionarían mejor si estuvieran reunidas bajo la tutela del Estado. El Estado es un pésimo administrador. Todos conocemos personas que deben estar a las 4hs de la mañana para sacar un Nº que les permita ser atendidos en un hospital público. Aclarando que médicos y enfermeros son de 1ª.
Eso no sucede en las obras sociales (inverosímil “regalo” del General Onganía, al PJ a través de los gremios, con la ley Nº 18.610 del 2/1970), ni en las prepagas. Y en estos tiempos de pandemia, los tres sistemas han colaborado entre sí.
Ante la falta de camas de terapia intensiva las prepagas han enviado pacientes a hospitales públicos y a sanatorios de obras sociales y estas a su vez lo han hecho con las prepagas y el servicio público lo ha hecho con prepagas y obras sociales.
Los médico, antes de ejercer su profesión deben hacer el llamado *”juramento hipocrático”, un concepto ético que los obliga a ante poner la vida del paciente a cualquier otro interés. Salvo escasísimas excepciones, todos los médicos lo cumplen.
¿Entonces, por qué? Porque tanto las obras sociales como las prepagas deberían generar mucho dinero, que Cris necesita para la campaña. Nada le basta. Busca un poder omnímodo y que “todo”  esté bajo su control. Lo privado ajeno,  la descoloca.
Si el privado ajeno es de amigos, como Hugo Sigman o Marcelo Figueiras (laboratorios de Astra-Zeneca y Sputnik V), esos están permitidos. Aunque algunos laboratorios han subido hasta el 1.300% insumos imprescindibles en terapia contra el covid.
A las prepagas las están ahogando. No les permiten aumentos y la inflación, en particular con los remedios, es demencial. Desfinanciar las prepagas es una forma criminal para estatizarlas de hecho. Si fuese a derecho, necesitaría una ley del congreso.
Pero probablemente esa ley no pasaría por diputados. Hoy. Depende del resultado de las legislativas. Si el FdT consigue mantener los diputados que tiene y sumarle 7 más (y los aliados), todo es posible. Un ministerio Público manejado por Cris, todo el poder judicial manejado por Cris, toda la salud manejada por Cris, y Argentina financiada por China.
Lo dijo Claudio Belocopitt, presidente de la Unión Argentina de Salud (UAS) : “no vienen por nosotros, vienen por Ustedes”.
   
*Hipócrates, griego, padre de la medicina occidental, tiempo de Pericles. Su legado fue el “Juramento hipocrático”, concepto ético que juran los médicos para ejercer. En 1948, La Declaración de Ginebra, adoptada por la Asociación Médica Mundial, lo universalizó. Resumen:
“Como miembro de la profesión médica, prometo,
Dedicar mi vida al servicio de la humanidad;
Velar ante todo por la salud y el bienestar de mis pacientes;
 Velar con el máximo respeto por la vida humana;                         
Hago esta promesa solemne y libremente, empeñando mi honor.”


 

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