Las dudas sobre la inflación de Estados Unidos
Manuel Sánchez González

Autor de Economía Mexicana para Desencantados (Fondo de Cultura Económica, 2006).




Desde marzo de 2021, la inflación anual de EE.UU. ha superado, en trayectoria ascendente, el objetivo de 2,0 por ciento establecido por el Banco de la Reserva Federal de ese país.
La variación anual del Índice de Precios de Gastos de Consumo Personal (PCE), que utiliza principalmente ese banco central para evaluar el cumplimiento de su meta, pasó de 1,6 por ciento en febrero a 4,2 por ciento en julio, ambos del presente año.
La mayor inflación es notable porque ocurre de forma acelerada y alcanza niveles no observados en mucho tiempo. El registro de julio fue el más elevado desde diciembre de 1990. Además, la evolución reciente contrasta con la tendencia de la inflación a ubicarse, la mayor parte del tiempo, por debajo de 2,0 por ciento, observada desde enero de 2012, cuando empezó a ser vigente el objetivo.
La agudización inflacionaria ha avivado el debate entre las autoridades y los observadores sobre si el creciente aumento de los precios constituye un fenómeno transitorio o duradero. En cualquier latitud, esta distinción es relevante por sus implicaciones sobre la economía y la política monetaria.
Si la mayor inflación resulta pasajera, equivale a un ajuste de una sola vez en el nivel general de los precios, sin consecuencias serias sobre el funcionamiento económico. Si, por el contrario, se extiende y recrudece, la inflación puede restringir la actividad productiva y empeorar los índices de pobreza.
Asimismo, cuando la inflación es transitoria, la política monetaria puede hacer poco para combatirla, teniendo en cuenta que típicamente opera con rezagos largos y variables. Sin embargo, cuando se torna duradera, la tolerancia monetaria puede tener graves costos de credibilidad, lo cual requeriría medidas futuras más drásticas que las deseadas.
El problema central de estos dilemas es que el futuro resulta esencialmente desconocido y los factores que pueden incidir en la inflación son complejos e imposibles de predecir con certeza, incluyendo el proceso de formación de expectativas por parte del público. Al mismo tiempo, el costo de equivocarse puede ser severo.
En su discurso, dentro del Simposio de Política Económica de Jackson Hole 2021, el presidente del FED, Jerome Powell, confirmó que los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de esa institución están conscientes del peligro.
Entre otros aspectos, aclaró que, si bien hay razones para pensar que el actual brote inflacionario refleja factores transitorios, no puede asegurarse que éstos se desvanezcan.
Al respecto, recordó que, en la década de los setenta del siglo pasado, los grandes incrementos en los precios de la energía y los alimentos se tradujeron en una inflación cada vez más alta. En su opinión, una causa probable de esa evolución fue que el público llegó a esperar que la inflación continuaría subiendo.
La advertencia de Powell fue prudente. La ofreció a pesar de haber expuesto una larga y conocida lista de razones por las que opina que la inflación posiblemente terminará siendo temporal: la ausencia de presiones generalizadas de precios, la declinante inflación de artículos de alta inflación, la inexistencia de aumentos salariales extraordinarios, la relativa estabilidad de las expectativas de inflación de largo plazo y la prevalencia de las fuerzas deflacionarias globales.
La complacencia respecto a los riesgos de inflación es peligrosa. La historia de los episodios de elevadas inflaciones enseña que éstas suelen empezar localizadas en unos cuantos bienes y servicios cuyos precios se disparan. Al principio, las presiones se perciben de corta duración, pero posteriormente se trasmiten al resto de los precios. Por lo general, la inacción de la política monetaria propicia el descarrilamiento de las expectativas de inflación y la inflación misma.
Tal vez por ello sea que, a pesar de haber transcurrido solo cinco meses de inflación anormalmente alta, el Fed visualiza que el inicio de la normalización de la política monetaria está próximo.
En su reunión de diciembre de 2020, el FOMC ofreció como guía futura para reducir la compra de activos financieros, medida que actualmente utiliza para incrementar la liquidez, la comprobación de un “avance sustancial adicional” hacia el objetivo dual de máximo empleo y estabilidad de precios. Powell señaló que ello ya se ha cumplido en la inflación y está cerca de hacerlo en el empleo.
Aunque advirtió que la disminución de esas compras no enviaría señal alguna respecto a la fecha de una posible alza en el objetivo de la tasa de interés de referencia, el mensaje del Fed es claro. Sin lugar a dudas, hay un compromiso con la estabilidad de precios y ese Banco Central actuaría en consecuencia en caso de peligrar su consecución.
Este artículo fue publicado originalmente en El Financiero (México) el 1 de septiembre de 2021 y en Cato Institute.



 

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