Llegan los DEG, ¿se van los problemas?
Natalia Motyl
Licenciada de economía de la Universidad de Buenos Aires y economista de la Fundación Libertad y Progreso.
La semana pasada el Fondo Monetario Internacional (FMI) le girará los US$4.355 millones que le corresponden a la Argentina por el 0,67% que tiene de participación como miembro del organismo. Éstos activos de reserva internacional no es nueva deuda, sino que vienen a engrosar las reservas y pueden ser utilizados por los gobiernos para operar en el mercado cambiario, pagar vencimientos de deuda o amortiguar el impacto de la crisis.
Recordemos que a principio del corriente mes, el FMI aprobó un giro de $650.000 millones a los países con el objetivo de que utilizaran esa plata para engrosar reservas y amortiguaran el impacto de la pandemia que el año pasado afectó al 90% de los países del mundo.
Obviamente, de todos los países a la Argentina le viene como anillo al dedo ya que en septiembre nuestro país debe afrontar un pago de US$8.332 millones, suponiendo que refinancia deuda local, son US$2.236 millones que debe hacer frente a Organismos Bilaterales y Multilaterales. Así que, los US$4.335, seguramente, los van a utilizar para el pago de deuda con el FMI.
Otro punto a tener en cuenta es que también ayuda a engrosar unas reservas que venían bajando en las últimas semanas y deben garantizar un colchón de fuego al BCRA en un año electoral. Es más, desde que asumió el gobierno perdimos US$5.270 millones en reservas netas y en agosto, hasta el 17 dónde tenemos datos, perdimos US$502 millones en dos semanas.
Cabe enfatizar que el “mini plan” por parte del gobierno era llegar a las elecciones sin ninguna debacle en el mercado cambiario que impacte negativamente sobre el bolsillo de los argentinos. Por ende, las intervenciones del BCRA mantuvieron en relativa estabilidad el mercado cambiario en éstos meses. Las compras de dólares por parte del BCRA que destinó a comprar bonos y abastece al mercado de Contado de Liquidación, permitió aflojar las presiones sobre éste mercado y, en parte, esa tranquilidad se trasladó a todos los dólares financieros.
Sin embargo, a medida que nos acercamos a septiembre y noviembre, el BCRA debe intervenir más el mercado cambiario para sostener el dólar. Así, en agosto, las reservas internacionales totalizaron los US$41.989 millones, unos US$593 millones menos con respecto a julio. Por su parte, las reservas netas totalizaron en agosto los US$6.672 millones, US$14 millones menos que en el último dato de julio. Cabe recordar que para calcular las reservas netas se le resta al stock bruto, el Swap con China (US$20.082 millones), los depósitos del Gobierno (US$11.247 millones), Obligaciones con organismos internacionales (US$3.150 millones) y Contrapartida de aportes del gobierno Nacional a organismos internacionales (US$839 millones).
De esta forma los DEG también vienen a otorgarle poder de fuego al BCRA para seguir con su política y mantener estable el dólar en un contexto en el cual la incertidumbre y la desconfianza reinan. Es necesario enfatizar que elecciones hay en todo el mundo, pero sólo acá lo sentimos fuerte, en una corrida en contra del peso, porque desde hace varios años nos enfrentamos ante una crisis de confianza que se profundiza por falta de reformas económicas estructurales.
La Argentina cada vez posee menos margen de maniobra fiscal y monetario. Es uno de los países más vulnerables de la región y con escasas perspectivas de mejora. Cada vez que el viento cambia de rumbo, los mercados lo sienten.
No se sabe muy bien cuál es el rumbo que tomará la Argentina luego de las elecciones, por ende, compran dólares y se protegen ante devaluaciones futuras. Recordemos que la deuda remunerada llega al 136% de la Base Monetaria, toda esa deuda contraída por el BCRA va a tener que ser pagada en algún momento con intereses y si no se encaran las reformas pro mercado, muy probablemente, terminaran inyectando pesos que nadie quiere en la economía y haciendo valer menos al peso.
Obviamente, como hace alusión el título del artículo, más allá de que los DEG suponen un aire fresco no solucionan los problemas. Es plata que desaparecerá en poco tiempo.
Lo cierto es que la Argentina en estos meses se debe enfrentar a un contexto internacional más desfavorable con precios de las commodities estabilizándose, el avance de la variante delta y una crisis geopolítica por Afganistán. Además, en el marco local debe superar la crisis de gobernabilidad por el Olivos-Gate y un post elecciones que se enmarca en una nebulosa incierta en los mercados.
Esto sumado a los mismos problemas de siempre a causa de la raíz madre: el abultado déficit fiscal. Por tanto, hasta que la Argentina no encare las reformas estructurales y devuelva así la confianza en los mercados, único camino no recesivo, toda la plata que nos regalen no supondrá ninguna mejora para ningún argentino.
Publicado en Cato Institute.
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