¿Y si dejamos a los padres decidir?
Edgardo Zablotsky

Ph.D. en Economía en la Universidad de Chicago, 1992. Rector de UCEMA. En Noviembre 2015 fue electo Miembro de la Academia Nacional de Educación. Miembro del Consejo Académico de la Fundación Atlas para una Sociedad Libre. Consultor y conferencista en políticas públicas en el área educativa, centra su interés en dos campos de research: filantropía no asistencialista y los problemas asociados a la educación en nuestro país.





Frente al Covid cada familia es diferente y deben ser respetadas dichas diferencias, sino veamos las reacciones frente al retorno a la presencialidad plena en CABA. Una amplia mayoría de las familias ha apoyado dicha decisión, es claro que el costo de más de un año de virtualidad, de sobremanera para los niños de los estratos más humildes, fue inmenso. Pero también existen familias que, por el temor al contagio, probablemente irracional en muchos casos, hubiesen preferido continuar con un esquema más conservador, similar a la primera mitad del año.
¿Cómo enfrentar este hecho? ¿No resulta razonable respetar la diversidad? ¿Quién puede tener un mayor interés sobre el bienestar de los niños que sus propios padres? ¿El Estado?
Veamos experiencias de otras latitudes. En pocos días más las escuelas en EEUU retornarán a clases luego del receso estival. Dependiendo del estado, y de la localidad en el mismo, puede ser obligatorio o no la utilización de barbijos por parte de los estudiantes en las aulas y/o la vacunación para poder concurrir a las escuelas. A la fecha, ocho estados han derogado la obligatoriedad del uso de barbijos en las escuelas, a pesar de ello, algunos distritos escolares, en virtud de la potestad que les otorga la legislación, han mantenido su obligatoriedad. Las redes sociales se convirtieron en el terreno de una feroz disputa entre aquellos padres que expresan su apoyo a dicha obligatoriedad y aquellos que desean que no haya una imposición al respecto.
Una interesante nota de Associated Press (AP), del pasado 20 de agosto, analiza este hecho en varios estados, cuyos gobernadores han utilizado parte de los fondos federales que han recibido como ayuda para enfrentar la pandemia para ampliar las posibilidades de las familias, en cuanto a la elección de las escuelas a las cuales concurren sus hijos, frente a las mencionadas restricciones.
Por ejemplo, el estado de Florida adoptó una lógica respuesta, ampliar las opciones para las familias y que sean los padres quienes decidan. Con dicho fin, la Junta Estatal de Educación del estado aprobó una medida para extender la elegibilidad del programa de Becas Hope a las familias que no están de acuerdo con los protocolos de Covid-19 en las escuelas públicas de sus hijos, el monto de las mismas puede utilizarse para pagar la matrícula de una escuela privada.
Una estrategia similar adoptó el estado de Tennessee, donde el presidente de la Cámara de Representantes, Cameron Sexton, sostuvo que los padres deben tener la última palabra con respecto al uso de barbijos en las escuelas: “No creo que sea responsabilidad de la Asamblea General. No creo que sea responsabilidad de la Junta Escolar. Creo que está en los padres... Si los padres no están de acuerdo con que las Juntas Escolares tengan la potestad de imponer el uso de barbijos en las escuelas, entonces deberían tener la opción de sacar a sus hijos de dichas escuelas, tomar su dinero e ir a cualquier otra escuela que consideren apropiada”.
Por su parte, el gobernador de Arizona, Doug Ducey, generó un programa de vouchers educativos para aquellas familias que concurran a escuelas en distritos escolares en los cuales las escuelas requieren barbijos o den un tratamiento diferente a los estudiantes vacunados. En palabras del gobernador: “Dicho beneficio empoderará a los padres para ejercer su elección cuando se trata de la educación de sus hijos frente a las estrategias de mitigacióndeCOVID-19. Sabemos que las comunidades económicamente desfavorecidas son las más afectadas por las medidas excesivas y prepotentes de mitigación de la pandemia, y queremos asegurarnos que estos estudiantes estén protegidos”.
Retornemos a nuestro país, frente a la pandemia quedan muchas decisiones por tomar que afectarán a las familias de una u otra forma. No hace falta reinventar la rueda, aprendamos de otras sociedades. Dejemos a los padres decidir tanto como sea posible. Al fin y al cabo son sus hijos, no los hijos del Estado.


Publicado en Perfil, 30 de agosto de 2021.





 

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