La inmigración interestatal y el éxodo de California
Brady Leonard
Catalyst
Independent Institute.




Por Brady Leonard
En 2021 muchos estadounidenses influyentes en las esferas de los medios de comunicación y las empresas abandonaron la soleada California en busca de pasturas económicas más verdes.
El popular comediante, “podcaster” y comentarista de color de la UFC Joe Rogan dejó Los Ángeles por Austin, Texas. Ben Shapiro y Jeremy Boering, de The Daily Wire, trasladaron su empresa a Nashville, Tennessee. Y más recientemente, la estrella de YouTube Dave Rubin anunció que él y su negocio se trasladan a Florida. Los tres han mencionado las políticas autoritarias ante la COVID y los excesivos impuestos como los factores principales de su decisión de abandonar el sur de California.
Algunos observadores podrían tildar a personalidades de los medios de comunicación como Shapiro, Rubin y Rogan de "derechas", para explicar por qué estas figuras mediáticas estarían descontentas con las políticas fiscales y de COVID del gobernador Gavin Newsom y del alcalde de Los Ángeles Eric Garcetti. (Para ser justos, Joe Rogan seguramente se opondría a la etiqueta de derechista). Sin embargo, el éxodo de California no acaba con aquellos relacionados a los medios de comunicación conservadores. Elon Musk, fundador y CEO tanto de Tesla como de SpaceX, trasladó su sede corporativa de Los Ángeles a la zona de Austin, Texas, y el chef y dueño de restaurantes Gordon Ramsay -los afamados Hell's Kitchen- también anunció que trasladará su negocio de California al Estado de la Estrella Solitaria.
Tampoco faltan las empresas de la lista Fortune 500 que abandonan California. Apple ha trasladado su sede central en los EE.UU. de Santa Clara a Austin; Nestlé USA se ha mudado de Los Ángeles a Arlington, Virginia y Oracle se ha marchado de San Mateo hacia Austin.
El autoritario gobierno estatal de California está ahuyentando a todo tipo de personas, no sólo a los ricos, famosos y/o políticos. En 2020, la población del estado disminuyó por primera vez en la historia, hasta el punto de que California perdió un escaño en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. Adam Millsap, escribiendo para Forbes en agosto, señalaba que California "está comenzando a desarrollar una sociedad de dos niveles, con trabajadores tecnológicos educados y de mayores ingresos que se agrupan en las principales ciudades costeras, mientras que los trabajadores de menores ingresos y menos educados son relegados al interior del estado o expulsados por completo".
Los precios al consumidor en California son un 16% más altos que la media nacional. Sólo Hawái tiene precios al consumidor más elevados y, por razones obvias, el envío de productos a una isla a 4.000 kilómetros del continente conlleva costes adicionales. El precio medio del galón de gasolina en California era en diciembre de 2021 de 4,68 dólares, mientras que la media nacional era de 3,32 dólares, según la AAA.
California no es el único estado que lucha por evitar que los residentes y las empresas huyan. El Brooklyn Eagle informó en agosto que más de 33.500 neoyorquinos se habían reubicado en Florida entre septiembre de 2020 y marzo de 2021, un incremento del 32% respecto al mismo periodo del año anterior.
Los que más ingresos generan en Nueva York pagan la tasa de impuesto estatal sobre la renta más elevada del país, con un 14,8%, en comparación con los habitantes de Florida que no pagan nada en concepto de impuesto estatal sobre la renta. Para los ciudadanos preocupados por la libertad individual, Nueva York ha pasado gran parte de los últimos dos años encerrada, y los neoyorquinos no pueden ir a restaurantes y otros lugares públicos sin un pasaporte de vacunación y una máscara, en comparación con Florida, donde la economía ha estado abierta desde los primeros días de la pandemia de COVID-19. Las restricciones de Nueva York han fracasado en detener el virus; el estado tiene una tasa de mortalidad por COVID de 300 personas por cada 100.000, una de las más altas del país. Esto se compara con la tasa de Florida de 289 decesos por cada 100.000, a pesar de que Florida tiene una población significativamente más añosa.
Los siete estados de más rápido crecimiento de la nación, según el censo de 2020 -Idaho, Arizona, Nevada, Utah, Texas, Carolina del Sur y Florida- no imponen un impuesto estatal sobre la renta o tienen tasas impositivas bajas en comparación con la media nacional. Sólo Arizona tiene una tasa de defunciones por COVID por cada 100.000 más alta que la de Nueva York. 
Es poco probable que California y Nueva York cambien de rumbo en el corto plazo. El reciente intento de destituir al gobernador de California, Newsom, fracasó de manera espectacular. La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, que asumió el cargo después de que el gobernador Andrew Cuomo se viera obligado a dimitir en agosto a raíz de un escándalo de acoso sexual, está prometiendo seguir aplicando los duros protocolos de COVID del estado a pesar de su aparente fracaso en controlar el virus.
Con una oferta de empleos récord en todo el país, el pueblo estadounidense tiene opciones. Mientras existan esas opciones, es seguro proyectar que los ciudadanos seguirán eligiendo estados con bajos impuestos y sin políticas de encierro estrictas.
Traducido por Gabriel Gasave

 

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