Del dicho al hecho hay mucho trecho
Guillermo Lascano Quintana
Abogado.


Este antiguo refrán puede admitir dos interpretaciones: que quien dice o promete algo puede no cumplir o que los hechos importan más que los dichos. 
En las últimas semanas han sucedido, en nuestro país, algunos hechos que marcan un cambio en el rumbo político y económico sostenido por el gobierno. Sin embargo los generadores de tales hechos les restan importancia o disimulan sus efectos, con discursos (dichos) que no se compadecen con la realidad (hechos).
Además quienes conocemos aquellos hechos por ser ciudadanos les asignamos distintas interpretaciones. Algunos comentadores o dirigentes políticos hacen lo mismo, aunque, en este caso, generalmente, no prima la cordura, ni la sensatez, reduciéndose casi todo a un análisis sesgado, cuando no errado o de mala fe. Es cierto que cuando así sucede lo que se hace está basado en un pasado ominoso y en una conducta mentecata  de aquellos gobernantes que producen las novedades y tal vez en cálculos electorales de los opositores.
Por eso es pertinente señalar que en este tiempo se han producido las siguientes novedades (hechos). Devaluación del peso, nuevo índice que refleja el alza del costo de la vida, cambio de enfoque en la cuestión AMIA – Irán, negociaciones con el Club de Paris para tratar de acordar una forma de pago de nuestra deuda, indemnización por la confiscación de las acciones de Repsol en YPF y acuerdo para que la presidencia del Consejo de la Magistratura recayera en un  independiente.
A eso se suman el anuncio de la titular del poder ejecutivo al inaugurar las sesiones del Congreso de la Nación, de su propósito de impedir los desmanes e inconvenientes que producen algunas manifestaciones populares, mediante una ley. En ese discurso, además, contrariando alocuciones anteriores, se mostro menos agresiva y mas componedora con sus opositores. Es cierto que cargo con algunos sectores, tales como maestros, empresarios y sindicatos y omitió referirse a temas ríspidos tales como inflación, inseguridad e incremento del tráfico y comercialización de drogas prohibidas e ignoro la prohibición de importaciones así como la baja de salarios la pérdida de puestos de trabajo y el fenomenal gasto publico.
Pero conociendo al personaje, su historia, su entorno y su obcecación, los hechos señalados son la demostración de un cambio notable, no solo en palabras.
Naturalmente hay que admitir que este nuevo sesgo debe ser desagradable para quien hace poco más de un ano, prometió ir por todo. Por otra parte, el nuevo cariz contemporizador y económicamente ortodoxo, ya le generado el distanciamiento de los sectores más radicales del kirchnerismo lo que debe sumarse a la debilidad de su vinculo con sectores del peronismo tradicional. Todo es en el marco de una sostenida baja en los niveles de aceptación ciudadana y de un enrarecimiento del clima político con gobernadores e intendentes del mismo palo. Claro que a los progresistas a la violeta les ofrece las reformas del Código Civil y del Comercial y a los garantistas suicidas, la del Código Penal, ambos proyectos innecesarios y destructivos.
Con todo se produjeron cambios copernicanos, que no hay que desaprovechar y en todo caso completar con las medidas omitidas por inconvenientes para un gobierno populista y autoritario, al cual la realidad le ha propinado un parate y al que probablemente se le vuelvan a generar los inconvenientes propios de la inflación, generada por el gasto publico desbocado, la presión sobre el tipo de cambio y son consecuencias ya conocidas.
Se dirá, con razón, que los peronistas son incorregibles y que la Presidente es obcecada y poco propensa al compromiso. Pero aun en la peor de las hipótesis de crisis recurrentes hay que tener en cuenta que se trata del final de un gobierno y que aun sin quererlo va a tener que poner orden en la economía y desactivar el ánimo de revancha que ha generado hasta ahora. Los hechos serán decisivos sin importar lo que se diga.

 

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