Es la inflación monetaria, estúpido
Alvaro Vargas Llosa
Director del Center for Global Prosperity, Independent Institute. Miembro del Consejo Internacional de Fundación Atlas para una Sociedad Libre.


El tipo de teorías que los políticos, las organizaciones noticiosas y otros están elucubrando para explicar por qué los precios están subiendo es alucinante. Algunos culpan a Rusia, otros a los precios abusivos de las grandes corporaciones estadounidenses (o de las europeas, o de las que sean), otros a las interrupciones en el suministro derivadas de la pandemia, etc. Los teóricos de la conspiración más imaginativos creen que Gazprom, la compañía rusa de gas que abastece al mercado europeo, agotó deliberadamente los depósitos europeos a fin de ablandar a los políticos de esos países antes de la invasión de Ucrania, con la idea de que pensaran dos veces antes de involucrarse a favor de los ucranianos. Gazprom, por tanto, desencadenó la crisis energética que luego se vio acelerada por el aumento de la demanda china y empujó otros precios al alza. Aunque algunos de estos factores y otros han influido, no son en absoluto la causa principal de la inflación de precios que estamos viendo.
Los aumentos de precios estaban golpeando a los hogares mucho antes del acto de agresión de Putin y después de que muchas de las interrupciones de suministro relacionadas con la pandemia fueran resueltas. El índice de precios al consumidor ya se encontraba por encima del objetivo de inflación de la Reserva Federal (2%) hace un año y no ha habido un solo mes desde entonces en el que no haya aumentado, hasta llegar a la reciente cifra del 8,5% de marzo de 2022.
La tasa de inflación de Europa también ha sido superior al objetivo del Banco Central Europeo desde junio de 2021. Por no mencionar que estos son promedios que ocultan las subas de precios de artículos individuales, en muchos casos de dos dígitos, y cuyos distintos componentes están ponderados de manera que no reflejan las prioridades reales de gasto de millones de hogares. En el último año, los alquileres de viviendas han subido un 17% y los automóviles usados un 35% en los Estados Unidos, por ejemplo.
En cuanto a las interrupciones en la oferta, algunos mercados están indicando que en realidad puede ser el problema inverso: una cuestión de demanda. Por ejemplo, ¡las tarifas de los barcos portacontenedores desde Shanghái a Occidente están cayendo!.
Aunque los precios se encuentran obviamente influenciados por la dinámica de la oferta y la demanda de específicos productos (por ejemplo, el petróleo y el gas han experimentado un aumento de la demanda que no se corresponde con el aumento de la producción), por regla general los precios relativos se están viendo afectados por las cantidades de dinero sin precedentes que los gobiernos de todo el mundo han impreso en los últimos años. Dada la historia del siglo XX, uno pensaría que la gente ya conoce la conexión entre la política monetaria y los precios.
El balance general de la Fed casi ha alcanzado los 9 billones (trillones en inglés) de dólares y la oferta monetaria medida por el agregado M2 ha subido un 40% desde principios de 2020. Aproximadamente seis de cada diez dólares de la oferta monetaria existente han sido generados por las autoridades monetarias en los últimos catorce años, a saber, desde la crisis financiera que en 2008 desencadenó la implacable expansión monetaria. ¿Recuerdan cuando se nos dijo que las medidas extraordinarias adoptadas por la Fed, incluidas las compras masivas de activos, serían temporales? Han durado una década y media. Las consecuencias no se sintieron durante un tiempo debido a que la creación de dinero no impacta inmediatamente en los precios. La demanda de dinero, y no sólo la oferta de dinero, desempeña un papel fundamental.
Si se crea mucho dinero de la nada, pero la gente no desea pedirlo prestado y gastarlo, y los bancos no quieren prestarlo, la inflación de los precios tardará algún tiempo en manifestarse. Pero en algún momento, los espíritus animales regresarán y pagarán las consecuencias, como ya lo han hecho.
La era de la alta inflación está sobre nosotros y aunque nadie puede saber en este momento hasta dónde llegarán los precios y cuáles serán los precios relativos en el futuro, sabemos con seguridad que las cosas empeorarán y que esta era, nos digan lo que nos digan los banqueros centrales, durará bastante tiempo. Hicimos todo lo que estaba en nuestras manos para provocarla. Aquí la tienes.
Traducido por Gabriel Gasave
El original en inglés puede verse aquí.
Álvaro Vargas Llosa es Académico Asociado Senior del Centro Para la Prosperidad Global del Independent Institute.  Sus libros del Independent incluyen Global CrossingsLiberty for Latin America y  The Che Guevara Myth.

 

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