En un mundo nuclear, la estrategia de paz es compleja
Ivan Eland
Asociado Senior en el Independent Institute y Director del Centro Para la Paz y la Libertad del Instituto.


La invasión descaradamente agresiva de Ucrania por parte de Rusia, consumada con aparentes crímenes de guerra, ha sacudido la política mundial, especialmente en la lejana Asia Oriental. Rusia, en un intento por recuperarse de una invasión inicialmente mal ejecutada de Ucrania, está efectuando amenazas nucleares para tratar de atenuar la ayuda de los Estados Unidos y Occidente a esa nación. Por lo tanto, se cree que China o Corea del Norte podrían también recurrir a esas armas para tratar de blindar de manera similar una invasión agresiva de un país no nuclear en Asia Oriental.
Una encuesta reciente en Corea del Sur evidenció que más del 70% de los surcoreanos apoyan que su gobierno obtenga armas nucleares. Si bien Corea del Sur tiene un muy buen ejército convencional según los estándares mundiales, mucho mejor que el de su archirrival Corea del Norte, los norcoreanos poseen armas nucleares. Hay un creciente presión en Corea del Sur para obtener armas nucleares por el temor a que la "disuasión ampliada" de los Estados Unidos (utilizando sus armas nucleares para proteger a su aliada Corea del Sur) podría no ser fiable si Corea del Norte invadiese Corea del Sur.
Al conseguir misiles de mayor alcance para transportar armas nucleares, Corea del Norte podría invadir Corea del Sur y amenazar con un holocausto nuclear a las ciudades y bases militares de los Estados Unidos en el Pacífico si acudieran en ayuda del Sur. Estúpidamente, durante el debate en Corea del Sur sobre la conveniencia o no de obtener armas nucleares, Corea del Norte advirtió que utilizaría su arsenal nuclear "al inicio de la guerra" con el Sur. También en el vecindario de Corea del Sur, China y Rusia tienen armas nucleares y podrían volverse hostiles.
Sin embargo, el gobierno estadounidense teme que si Corea del Sur construyera armas nucleares, se evaporaría cualquier esperanza de una península coreana libre de armamentos nucleares. Además, los Estados Unidos temen que una Corea del Sur nuclear pueda iniciar una carrera armamentística nuclear en la región de Asia Oriental.
Taiwán, nervioso por un ataque de una China cada vez más nacionalista y sin el tratado de defensa mutua que Corea del Sur tiene con los Estados Unidos, probablemente esté teniendo pensamientos similares a los de surcoreanos. Y puede que incluso el más pacifista Japón -que tiene un tratado de defensa mutua con los Estados Unidos, pero también mantiene relaciones difíciles con China, Rusia, Corea del Norte e incluso Corea del Sur- podría estar soñando despierto con las armas nucleares.
En lugar de obtener armas nucleares, al menos un alto funcionario surcoreano ha propuesto mejorar la disuasión ampliada mediante la celebración de parte de los Estados Unidos de un acuerdo de coparticipación nuclear con Corea del Sur, similar al que disfrutan las naciones de la OTAN. Según este acuerdo, si estallara una guerra, a los aviones surcoreanos podría permitírseles llevar armas nucleares estadounidenses.
Esta propuesta es el camino equivocado. Los Estados Unidos deberían aprender la lección correcta de la invasión rusa de Ucrania, no la equivocada. Es cierto que Ucrania fue invadida porque no era miembro de la OTAN. Sin embargo, a pesar de la horrible naturaleza de la agresiva y atroz invasión rusa, a fin de cuentas, Ucrania no es estratégicamente vital para los Estados Unidos, y el presidente Joe Biden, a pesar del valiente y comprensible esfuerzo del presidente Volodymyr Zelensky por avergonzar a los Estados Unidos para que hagan más por ayudarle, no tiene ninguna obligación de hacerlo.
Los Estados Unidos, ahora con una deuda de 30 billones de dólares (trillones en inglés), han asumido tontamente la carga de defender a estados relativamente ricos y remotos cercanos a Rusia -por ejemplo, Polonia, Rumanía y los países bálticos- y en Asia Oriental, especialmente Corea del Sur, Japón y, de manera informal, Taiwán. Cada vez que acontece una grave crisis de seguridad, como la invasión rusa de Ucrania, todos estos estados hacen saber que están nerviosos porque la disuasión ampliada de los Estados Unidos no se mantenga. Estos estados, y otros en la Pax Americana, deberían estar preocupados, porque cuando la guerra con cualquier potencia nuclear esté en marcha, ¿sacrificarán los Estados Unidos a Los Ángeles, Nueva York y Chicago para salvar a Seúl, Tokio y Taipéi?
En un momento en el que unos Estados Unidos, con problemas financieros, deberían estar pensando en una postura de seguridad más modesta en el mundo, tendrían que permitir que Corea del Sur, Japón y Taiwán se armen con armas nucleares. La carrera armamentística no empezó con ellos, sino con la obtención de armas nucleares por parte del estado paria de Corea del Norte. La fantasía estadounidense de una península coreana libre de armas nucleares ha sido durante mucho tiempo un espejismo porque Corea del Norte nunca renunciará a su creciente arsenal nuclear.
Corea del Sur, Taiwán y Japón han sido actores responsables en el sistema internacional desde hace tiempo y probablemente serían buenos administradores de armas nucleares. Sin embargo, el precio para los Estados Unidos de permitirles obtener esas armas sería abrogar todas las garantías de seguridad estadounidenses. A más largo plazo, una vez pasada la crisis de Ucrania, los Estados Unidos deberían incluso repensar la defensa de los países de la OTAN. El ejército ruso ya ha demostrado que es una cáscara hueca; Europa ya cuenta con Gran Bretaña y Francia, dos países con una disuasión nuclear para contrarrestar la rusa; y la rica Unión Europea tenía cinco veces el PBI de Rusia, aún antes de que las recientes sanciones económicas occidentales la hayan devastado, lo que permite a Europa defenderse ampliamente sin un paraguas nuclear y convencional estadounidense.
Traducido por Gabriel Gasave

 

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