Punto de inflexión
Sergio Crivelli


La inflación irreductible acelera el fin de un ciclo económico y asociado con esto, el de un ciclo político. A este ritmo para fin de año el aumento del costo de vida rondará el 80% anual.­
Esto ocurre porque hay variables que se han salido de cauce. El gasto en asistencialismo, principal herramienta electoral peronista, es récord. Los "planes" son lo único que creció en la Argentina K: 657% en los últimos 20 años. Hoy representan el 4,5% del PBI.­
Ese crecimiento no ha reducido la pobreza. Por el contrario, el número de pobres sigue en aumento. Superó el 40% con la novedad de que hoy tener trabajo registrado no impide ser pobre. Los aumentos de las paritarias siempre pierden la carrera contra los aumentos en las góndolas.­
Ya ni la soja puede financiar el desmadre fiscal. Cotiza a más de 600 dólares la tonelada y se espera que el campo aporte el doble de miles de millones de dólares que en 2019, pero eso no cambia la peligrosa anemia de reservas.­
En este marco comenzó una campaña que puede derivar en un punto de inflexión, un cambio de "modelo". "Puede", no necesariamente "debe", porque el modelo populista ya sobrevivió a varias catástrofes que había causado, como el Rodrigazo, la hiperinflación de 1989 o el desastre de 2001, y volvió cada vez más fuerte.­
Una de las causas de ese fenómeno es su hegemonía cultural. Un porcentaje mayoritario de la sociedad cree o prefiere creer que "el Estado te cuida", más allá de las evidencias en contrario. Regulaciones, precios "controlados", cepos, prohibiciones, han sido aceptados pasivamente durante décadas y se aplican una y otra vez, a pesar de su seguro fracaso.­
En esta oportunidad la crisis del modelo populista ha dividido las opciones electorales en tres. La primera en salir al ruedo fue Cristina Kirchner que lanzó su campaña radicalizándose y tomando distancia del Gobierno. Reivindica el modelo y el relato populistas, aunque la conexión de este último con la realidad sea nula.­
Enfrente está Mauricio Macri, que vuelve con el "cambio", ese que no hizo durante su paso por el poder. Si en 2015 era difícil desarmar el aparato clientelar "piquetero", hoy no lo parece menos.­
En el medio quedaron Alberto Fernández, los radicales y el sector del PRO que responde a Horacio Rodríguez Larreta. El Presidente tiene una probabilidad tendiente a cero de mantenerse en el poder, mientras los radicales y Rodríguez Larreta resisten la irrupción de Macri. Pero están a la defensiva. El ex presidente juega con las blancas.­
¿Cómo se resolverá la partida? La preservación de la unidad de Juntos por el Cambio no depende de Macri ni de los radicales. Depende de si las promesas de cambio resultan rentables en términos electorales. En ese caso se repetiría el fenómeno aglutinante de 2015 y Milei no constituirá un peligro. Pero para que se produzca esa segunda ola es fundamental una reacción social mayoritaria para terminar con la miseria y el "pobrismo" y la aparición de un liderazgo sin vacilaciones, ni caminos del medio. Ese es en este momento el dilema de la oposición. El populismo, por el contrario, no tiene ningún dilema. Es la ideología y la carta electoral ganadora desde hace más de 70 años.

Publicado en La Prensa.
 

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