Hordas o derecho
Carlos Mira
Periodista. Abogado. Galardonado con el Premio a la Libertad, otorgado por Fundación Atlas para una Sociedad Libre.


Al mismo tiempo que el impresentable secretario de derechos humanos, Horacio Pietragalla Corti, consideraba que el juicio por corrupción a Cristina Fernández de Kirchner viola los derechos humanos, otro ex ministro kirchnerista a nivel nacional -ahora refugiado como Director General de Escuelas de la provincia de Buenos Aires- Alberto Sileoni, tuiteaba “Macri impune. CFK perseguida. Cuidado! Hay límites! Habrá millones en la calle”.

Efectivamente. Cristina Fernández de Kirchner está perseguida: está perseguida por el Código Penal y, eventualmente, la perseguirá la policía si intentará fugarse luego de que su condena quede firme. Pero la Justicia no persigue a Kirchner, Sileoni.

Si las evidencias contra su jefa tomaran -todas ellas- el formato documental del papel pesarían literalmente 3 mil kilos: así de descomunal es la prueba en su contra, Sileoni.

Usted luego se atribuye el poder de advertir: dice “cuidado”. ¿Cuidado de qué, Sileoni? ¿Cuidado de quién?

¿Acaso está insinuando que algo malo podría pasarles a quienes condenen a Kirchner o, incluso, a aquellos que esperan que Kirchner sea condenada?

¿Y quién carajo es usted para arrogarse el derecho de hacer esa advertencia? ¿Acaso sabe algo? ¿Tiene información de que alguien podría salir lastimado, herido o muerto si Kirchner es condenada?

Le recuerdo que usted es un funcionario público y, si está en conocimiento de que fuera a cometerse un crimen o fuera a ocurrir un hecho del cual se desprendan consecuencias dañinas para los argentinos, es su obligación denunciarlo.

Usted dice, “hay límites”. Sí, efectivamente nuestra Constitución organizó el país para que haya límites: límites para el Estado, para el gobierno y para los funcionarios. Esos son los límites que reconoce nuestro Estado de Derecho.

¿Usted se refiere a otros? ¿A qué límites se refiere usted, Sileoni? ¿A los que supuestamente deberían someterse las autoridades constituidas por los fueros constitucionales? ¿Usted quiere decir que los jueces deberían limitarse y abstenerse de condenar a delincuentes que estafaron el Tesoro Público porque supuestamente una horda callejera se va a enojar?

¿Usted no se enteró aún de que el país se gobierna por la ley y por el grito de una muchedumbre?

Parecería que efectivamente eso es lo que piensa porque remata su tweet diciendo “habrá millones en la calle”.

¿Y a mí y a la ciudadanía argentina estafada por su jefa, qué mierda nos importa eso?

Ninguna masa amorfa tendrá más peso que las evidencias de los hechos y que el escrutinio de la ley y la Justicia, Sileoni. Sépalo.

Ninguna horda de choque fascista someterá al pueblo al designo de su fuerza. Ese modelo de gobernar, Sileoni, fue vencido en la Segunda Guerra Mundial cuando la libertad triunfó sobre en nazifascismo. Si usted tiene reminiscencias y saudades de ese esquema de poder, Sileoni, es su problema.

Pero ni usted, ni sus jefes, ni los que piensan como ustedes podrán imponerse sobre la arquitectura que la Constitución diseñó para los argentinos que, claramente, dista mucho de resolver las disputas por la violencia física como sus dichos parecen sugerir.

Lo mismo les cabe a sus camaradas de La Cámpora, que subieron a las redes un vídeo en la misma línea de ideas con el amenazante grito de “¡si la tocan a Cristina qué quilombo se va a armar!”

¿Cuándo van a entender que ningún aluvión violento estará nunca, bajo ninguna circunstancia, por encima de la ley?

¿Quién carajo es La Cámpora para amenazar ciudadanos? ¿Qué van a hacer? ¿Van a matar a los fiscales? ¿O a los jueces, quizás? ¿Van a lastimar, agredir, herir o matar a otros argentinos?

¿Ese es el esquema de “derechos humanos” que defiende Pietragalla? ¿Un esquema en donde los derechos humanos no dependan de la ley sino de muchedumbres desbordadas dispuestas a seguir el mismo camino del crimen que siguieron los imputados que defienden?

¿Ese es el perfil de país y de gobierno que quieren imponer en la Argentina? ¿Una dictadura fascista de camisas pardas callejeras que rompan a su paso las cabezas que sean necesarias, como predicara Evita, con tal de imponer la voluntad del Duce? ¿Eso quieren? ¿Buscan inventar otro “Videla”?

El juicio a Cristina Fernández de Kirchner debe completar todos los pasos procesales que marca la Constitución hasta que, por el peso y la valuación de las pruebas, la Justicia le entregue a la sociedad el producto que la sociedad espera de ella: certeza.

Si la Justicia demuestra que fue cierto que Cristina Fernández de Kirchner lideró junto a su marido una banda criminal que se constituyó para esquilmar al Estado en su beneficio personal, ninguna manifestación callejera, ninguna advertencia y ninguna organización autoritaria podrá impedir que sea condenada a la cárcel.

Todo lo demás son camorreadas antidemocráticas de personajes que sería interesante que la sociedad argentina definitivamente recluya en el recalcitrante rincón de los fascistas.
 

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