¿Por qué “invisibilizan” a Lucio?
Rogelio López Guillemain
Autor del libro "La rebelión de los mansos", entre otras obras. Médico Cirujano. Especialista en Cirugía Plástica. Especialista
en Cirugía General. Jefe del servicio de Quirófano del Hospital Domingo Funes,
Córdoba. Director del Centro de Formación de Cirugía del Domingo Funes
(reconocido por CONEAU). Productor y conductor de "Sucesos de nuestra
historia" por radio sucesos, Córdoba.
En las últimas semanas los
noticieros nos han bombardeado a toda hora con los detalles escalofriantes del
homicidio de Fernando Báez Sosa.
En una actitud que linda
con el morbo, han repetido una y otra vez las imágenes del salvaje ataque al
tiempo que, explícita o implícitamente, han sugerido el origen de este hecho
atroz es una suerte de clasismo presente en el “machismo tóxico” de quienes practican
rugby y en aquellos “grupos sociales” a los que estos representan.
Casi todos los políticos y
periodistas están tan llenos de marxismo y tan vacíos de personalidad, que
necesitan integrar algún colectivo social para sentirse plenos, y como sus mentes
socialistas demandan que quienes pensamos distinto seamos hombres masa como
ellos, entonces nos amontonan en diferentes colectivos: de especistas, de
homofóbicos, de avaros egoístas, de anti vacunas o de negacionistas,
etiquetándonos como si fuésemos un rebaño o como se marcaba a los judíos en la
Alemania nazi. Enceguecidos en el dogma
socialista de lucha de clases, carentes de toda identidad personal, son
incapaces de pensar en términos de libertad y responsabilidad
individualidad.
Sin dudas el crimen de
Fernando resulta repugnante y repudiable, y los asesinos deben recibir la
máxima condena posible. Pero, así como
los medios siguen minuto a minuto el juicio por este asesinato, llama la
atención que, salvo honrosas excepciones, apenas si dicen dos palabras sobre el
juicio por el asesinato de Lucio Dupuy.
Resulta incomprensible
cómo casi todo el periodismo ha “invisibilizado” el macabro asesinato de
Lucio. O, a lo mejor, no sea tan
incomprensible.
No existen palabras para
calificar a una madre que abandona el cuidado de su hijo para irse a vagar,
emborracharse y drogarse con su nueva pareja feminista, una perversa depravada
que casi dos años después reclama la custodia de su hijito de apenas 5 años,
tan solo para torturarlo, violarlo y asesinarlo.
Y el tema de que fuese
feminista es central en este asunto. Es
central en lo que respecta al hecho en sí, en lo que respecta a la pobre
cobertura periodística y en lo que respecta al accionar de los organismos públicos. Veamos.
El inhumano crimen que sufrió
Lucio se explica en los fundamentos del feminismo radical que hoy se nos impone
en la educación, en los medios y en el estado.
Las pericias judiciales han mostrado que las asesinas focalizaban en el
niño el odio al hombre, el resentimiento contra la prevalencia del amor
heterosexual en la sociedad y el desprecio a la familia heteronormativa.
La escasa cobertura
periodística que “invisivilizó” este asesinato, es otro de los logros
feminista. Pero para su desgracia, no
contaron con la intensa movida que generaron en la opinión pública algunos
periodistas y youtubers que condenaron este asesinato y tuvieron que volver a
visibilizarlo.
Los progresistas se llenan
la boca hablando de violencia de género y cuando aparece un caso paradigmático
como este, se callan, ¿por qué se callan? Por lo mismo que callan los
organismos estatales que “pelean” a favor de los derechos humanos y en contra
la “violencia de género”. Se callan
porque el muerto es un hombre y porque las asesinas son mujeres feministas.
Finalmente hablemos del
“estado que te cuida”. Las reparticiones
estatales creadas para estos casos, mostraron una falta absoluta de empatía y
de interés en el pesar de los familiares de Lucio, incluso le entregaron un
niño de apenas 5 años a unas perversas que lo torturaron, lo violaron y lo
asesinaron y no se les movió ni un pelo.
Y después soy yo con mis videos el malvado al que le falta de
sensibilidad.
¿Acaso la jueza que estuvo
a cargo de las actuaciones, la jueza Ana Clara Pérez Ballester, no pensó
estudiar cuáles iban a ser las condiciones de vida de Lucio antes de
entregárselo a su madre, la misma madre que prefirió salir de mochilera con su
novia casi dos años en vez de cuidar a su hijo? ¿no le llamó la atención que
esa misma madre a su regreso, generase enormes escándalos cada vez que iba a
buscar a Lucio a lo de su cuñada?
Alegan que el acuerdo de
partes extrajudicial era suficiente para su restitución, pregunto: ¿fue Lucio
una de esas partes?, ¿acaso los jueces de minoridad no tienen que preocuparse por
lo que piensa y siente el menor?
También dicen que no había
antecedentes de violencia contra Lucio por parte de la madre. ¡Claro! ¿Cómo iba
a haber antecedentes de violencia si la madre no lo veía desde hacía casi 2
años?
Esta misma jueza, Ana
Clara Pérez Ballester, es la que arrancó de un día para otro a Samuel del seno
de su familia de contención, un niño de menos de 3 años de edad. Samuel había sido entregado a una familia de
contención a los 3 meses de edad y esta debía acogerlo por no más de 6 meses,
pero pasaron dos años y medio, Samuel se volvió parte de la familia y esta
comenzó las actuaciones para poder adoptarlo.
Entonces la jueza Ana Clara Pérez Ballester se los arrebató ¿Acaso la
jueza le preguntó a Samuel si quería ser arrancado de su familia? Porque le cuento señora jueza, a esta altura,
para Samuel, esa es su familia y usted se la arrebató.
Esta misma jueza, Ana
Clara Pérez Ballester, es la que le impuso 3 años de prisión condicional o en
suspenso, o sea, en su casita, a Antonio "Tony" Olmedo, un joven que
asesinó a un primo suyo de 3 puñaladas.
Cabe recordar que la jurisprudencia pampeana establece un mínimo de 4
años de prisión para estos casos, pero la jueza fundamentó este fallo
zafaroniano contrario a la jurisprudencia en el interés superior del niño
(interés que no tuvo en cuenta con niños inocentes como Lucio de 5 años o como
Samuel de 3 años, pero que sí tiene en cuenta con un asesino de 18 años),
también consideró que enviarlo a la cárcel sería degradante y no serviría para
su reinserción social.
Ojalá los pocos
periodistas de verdad que aún quedan en Argentina investiguen y expongan toda
esta basura posmodernista culpa de la cual vivimos sumergidos en el Imperio de
la Decadencia Argentina. En nuestra
amada patria, hoy, la vida, la libertad y la propiedad privada no valen nada,
hoy nuestros hijos huyen de nuestra Argentina buscando un futuro que como
ciudadanos y como padres no supimos construir.
Cada Uno de Nosotros somos responsables, no culpables, somos
responsables de este fracaso. Cada Uno
de Nosotros debe despertar de esta matrix, debe asumirse como protagonista y
desatar, de una vez por todas, La Rebelión de los Mansos.
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