Los votantes quieren cambiar, pero la grieta les causa adicción
Diego Dillenberger
Director de la revista Imagen y conductor de La Hora de Maquiavelo.


“Los que usan la grieta son unos estafadores”, dice Horacio Rodríguez Larreta en su spot oficial de lanzamiento como precandidato presidencial de Juntos por el Cambio.
“Larreta tiene una idea de conciliación con los sectores que hoy gobiernan, yo tengo la idea de tomar la conducción del país”, le contestó Patricia Bullrich en la última edición de A dos Voces.
Pasando en limpio: para el jefe de gobierno porteño, Bullrich es una estafadora. Para la presidenta del PRO, Rodríguez Larreta le quiere entregar el gobierno al kirchnerismo.

Qué dicen las encuestas

Todos los encuestadores vienen coincidiendo: hoy lo más probable es que de este contrapunto “estilo Pimpinela” y aparentemente irreconciliable de “grieta versus consenso” salga el próximo presidente de la Argentina.
¿Dónde quedó aquella competencia de “modelos” entre peronismo y antiperonismo, izquierda y derecha, estado presente o mercado que animó los debates políticos de los últimos 20 años?
Enterrada bajo 100 por ciento de inflación 40 por ciento de pobreza. Hoy las encuestas están mostrando a un votante argentino convencido de que quiere cambio y lo quiere ya. Nada de gradualismos.

El período kirchnerista -con su interrupción de los cuatro años de Mauricio Macri- cumple en mayo 20 años, y si Néstor Kirchner volviera a la vida y le mostraran las encuestas que están circulando hoy se revolcaria en su tumba: el debate dejó de ser qué modelo es mejor, si no cuál es el mejor método para salir más rápido del modelo de intervención estatal que nos legó el kirchnerismo. Hoy los votantes argentinos debatirán si se sale mejor con la grieta o con acuerdos.
Facundo Nejamkis, dueño de la encuestadora Opina Argentina, mostró esta semana ante decenas de editores de diarios de todo el país en la última Junta de Directores de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) un panorama sorprendente de cómo cambió la opinión pública argentina después de 20 años de “debate de modelos”: el 62 por ciento quiere cambios “rápidos y radicales” y solo el 35 por ciento está por “cambios graduales”.
Los votantes quieren cambiar, pero la grieta les causa adicción
Para que no queden dudas, Horacio Rodríguez Larreta no se diferencia tanto en el capítulo “cambio” de Patricia Bullrich. El jefe de gobierno porteño promete que, si resulta electo presidente, lanzará su plan de reformas “no en los primeros cien días, sino en las primeras cien horas”.
Larreta sabe que la gran mayoría del electorado está reclamándoles a los políticos: “sáquenme de aquí y sáquenme lo antes posible”.

El debate pasa por el “vehículo” para salir

Según la encuesta de Opina Argentina, el 52 por ciento cree que para lograr esos cambios “las fuerzas políticas deben generar un acuerdo a pesar de las diferencias”, contra el 42 por ciento que prefiere que “impongan sus medidas, a pesar de las resistencias de algunos sectores”. ¿Punto para Larreta?
Los votantes quieren cambiar, pero la grieta les causa adicción
Si fuera tan fácil, ya mismo se podría pronosticar quién ganará las elecciones primarias del 13 de agosto. Y lo más probable es que ese día prácticamente ya se sepa quién sería el próximo presidente, ya que hoy lo que luce más probable es que el ganador de esa PASO sería el hombre -o la mujer- que se sentaría en el Sillón de Rivadavia el 10 de diciembre, según todas las las encuestas de hoy.
Pero la grieta hace que todo sea mucho más complejo de pronosticar que lo que parece. A esa conclusión llega un estudio de la grieta que hizo FGA, la encuestadora del consultor político y psicólogo Federico González. Según esa encuesta, la grieta contagió al 50 por ciento del electorado. De ellos, el 30 por ciento se considera en el polo de Juntos por el Cambio, contra el 20 por ciento del kirchnerismo.
Pero en el interior del voto de Juntos por el Cambio, casi el doble dice que se siente en el “polo” de esa agrupación política que los que dicen “simpatizo con Juntos por el Cambio, pero no me siento en la grieta”.
Los votantes quieren cambiar, pero la grieta les causa adicción

Las damas ganan la grieta

Patricia Bullrich se lleva dos tercios de los votantes “agrietados” de Juntos por el Cambio, contra apenas 17 por ciento de Rodríguez Larreta, que se lleva el 80 por ciento de los no polarizados.
Cristina Kirchner -que ya dijo de dos maneras diferentes que no será candidata- arrastra el 70 por ciento de los “agrietados” dentro del kirchnerismo. La presunta “proscripción” que denuncia la vicepresidenta dejaría huérfana a la mayoría de su electorado progrieta.

La gran sorpresa la da Milei

El libertario se lleva dos tercios de los votantes que se sienten “en el medio o fuera de esa grieta”. ¿Milei estableció una nueva grieta entre sus votantes y “la casta política”?
González aclara: pareciera que hay más “engrietados” del lado de Juntos por el Cambio, pero eso se da simplemente porque ya se definió mucha más gente que votaría a Juntos por el Cambio que la que lo haría por el kirchnerismo.
Los votantes quieren cambiar, pero la grieta les causa adicción
González testeó el acuerdo de algunas frases con las que confrontó a los encuestados para entender por qué eligen estar de un lado o del otro de la grieta y encontró una “luz de esperanza” para la propuesta antigrieta de Rodríguez Larreta que coincide con el resultado de su colega de Opina Argentina: la frase con más nivel de coincidencia (82 por ciento) en la encuesta de FGA es “para resolver los problemas del país hay que salir de la grieta estéril, dejar de pelearse y ponerse a trabajar para solucionar los problemas”.
Pero el psicólogo González indaga a sus encuestados con preguntas como “no quiero engancharme en la grieta, pero cuando escucho hablar a un kirchnerista/macrista, no puedo dejar de hacerlo”.

Según Gonzalez, a la hora del “deber ser”, la gran mayoría ya entiende que la grieta lleva al país por mal camino. Pero a la hora de optar, mucha gente termina enganchada en la misma grieta que rechaza.
Síntesis: la grieta es como una droga, la mayoría entiende que le hace mal, pero muchas veces resulta difícil dejarla. Rodríguez Larreta tiene el desafío de “desintoxicar” a los argentinos de la adicción a la grieta si pretende ganarle a Patricia Bullrich.

Publicado en TN.



 

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