Scioli intenta relanzar su campaña
Claudio Chiaruttini
Politólogo y destacado periodista.


Daniel Scioli decidió jugar su candidatura presidencial a combatir la inseguridad.
 
Cristina Fernández resolvió usar el tema “linchamientos” para ubicar nuevamente en la mesa de discusión el proyecto de reforma del Código Penal.

Sergio Massa encuentra una excelente escenografía para avanzar con la búsqueda de 3 millones de firmas para frenar el tratamiento del engendro legal impulsado por Eugenio Zaffaroni. Francisco de Narváez aprovecha el tema Seguridad para relanzar su carrera política de la mano de Scioli. Sergio Berni se da un inmenso baño de realismo dado que quiere desembarcar en el buró de Interpol. 

Tal como se observa, mientras que la opinión pública demanda que no la asesinen, motivo por el que reclama más seguridad y exigen dejar de tener miedo, los dirigentes políticos utilizan el tema para posicionarse en la coyuntura, todos de cara a las elecciones 2015, y no priorizan satisfacer a la opinión pública. Al menos es lo que o sospecha o teme mucha gente, y es lo que incrementa el escepticismo predominante en estos días de incipiente crisis de los beneficios de la democracia representativa. 

Luego de evaluar las más recientes encuestas de opinión pública, Scioli decidió relanzar su campaña presidencial ocupando la tapa de los diarios el domingo 06/04. Por ello el sábado 05/04 anunció la declaración del estado de emergencia de la seguridad pública bonaerense, exactamente lo mismo que hizo Felipe Solá hace 10 años, cuando Juan Carlos Blumberg movilizaba miles de personas. La primera conclusión es básica: no sirvió en el pasado, tampoco servirá en el presente. 

Scioli anunció, como novedad, algunas medidas que ya había anticipado cuando él realizó la apertura de Sesiones Ordinarias en el Congreso de la Provincia de Buenos Aires, el 01/03. Por ejemplo, la creación de nuevas fiscalías. Los opositores han decidido que la mejor estrategia para frustrar la ambición de Scioli es darle todo su apoyo, y luego comenzar a marcarle los errores de implementación o las demoras o los obstáculos. Ellos también creen que el esfuerzo de Scioli es inútil pero es mejor subirse a su anuncio y así quitarle el beneficio de la iniciativa mediática. 

Entonces, 35 días más tarde de su anuncio de marzo, el gobernador de Buenos Aires promete 21 medidas que implican más gasto público, más empleados públicos, más licitaciones con ganadores casi señalados a dedo y con nulas posibilidades de atacar la relación entre los políticos, “La Bonaerense” y los grupos que conducen desde el narcotráfico hasta el robo de autos, pasando por los asaltos y las ocupaciones de casas y terrenos. 

¿De qué sirve comprar 1.000 móviles si ya no pueden funcionar a los 8 meses por el robo de partes o la falta de servicio técnico? 

¿Para qué comprar 30.000 chalecos antibalas y 10.000 armas con sus respectivas municiones si faltan agentes, no bajan de sus patrulleros o se quedan encerrados en las comisarías? Es cierto que Mario Montoto, considerado el gran asesor/proveedor de Scioli en temas de la seguridad pública, podrá mantener su buena calidad de vida pero ¿qué cambia para la gente? 

¿Para qué ampliar el servicio de emergencia telefónica 911 si, cuando una persona llama, o nadie atiende el teléfono en tiempo y forma o nadie ejecuta las acciones indispensables de socorro? 

De esta forma, cada medida anunciada debe ser acompañada por acción y no quedar en un simple enunciado.

Si algo demuestra la experiencia internacional es que el voluntarismo no sirve para combatir el delito. Sin embargo, los líderes argentinos, además de discursos y medida ineficientes, creen que declarando un problema como problema, solucionan el problema. Una tontería. 

El milagro 

La aparición del tema “linchamiento” fue un milagro para la Casa Rosada. El lunes 31/03, Cristina Fernández intentó sacar el tema “tarifazo” de la tapa de los diarios anunciando una inversión de $2.000 millones para la recuperación de las adicciones. Fue la forma que eligió el Gobierno para esquivar las críticas por no combatir el narcotráfico. Además, elucubró que reivindicaría a Cristina con las organizaciones de derechos humanos, concepto que tanto rédito electoral le dio entre la gente que vive con cloroformo. 

Por desgracia para el Gobierno, ni los diarios oficialista llevaron el tema en su portada, lo que generó la crítica de la Presidente de la Nación, dado que avanzar en el análisis del anuncio oficial hubiese permitido descubrir otra de las temibles paradojas del kirchnerismo: mientras no se combate el narcotráfico y se alientan expectativas para despenalizar el consumo de drogas, el Estado debe invertir $2.000 millones para combatir los efectos de las adicciones. 

Sin duda, una profunda incoherencia ideológica. 

Luego, el miércoles 02/04, la Presidente de la Nación intentó cambiar la agenda mediática anunciando el lanzamiento de un billete de $50 con la imagen de las Islas Malvinas (quitando así a Domingo Facundo Sarmiento de los billetes) y sentó a su lado al Vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, en un sorpresivo respaldo al funcionario en vías de más complicación judicial. 

Otra vez los medios le fueron esquivos a Cristina. No adhirieron a la lucha por el retiro de la imagen de Sarmiento, lo que habría abierto una discusión ideológica que convenía a la Casa Rosada; y nadie le dio importancia que la Presidente de la Nación respaldara, tardíamente, a su jaqueado, por la Justicia, vicepresidente de la Nación.

En todo caso: ¿para qué el esfuerzo de imprimir papel moneda de $50 cuando habría que imprimirlo de $500 a causa de la inflación en curso? Un cero más no encarecería la impresión. Pero supondría llevar el billete a un escenario que no le conviene a Cristina. 

Por eso ella se montó en el tema “linchamiento” y así rescatar el anteproyecto de reforma de Código Penal, tapado en el camino los efectos del tarifazo. Desde que Sergio Massa trabó la agenda oficial con su crítica al anteproyecto, la Casa Rosada buscó diversos caminos para reponer la creación de Eugenio Zaffaroni. 

Para grandes bolsones de la oposición, no tratar la reforma salvaba su complicidad, pero el Gobierno ofreció la posibilidad de hacer modificaciones, tal como lo reclamó la Iglesia Católica (¿?), en un intento de salvar el proyecto de ley. 

Sin embargo, la necesidad de dañar a Daniel Scioli y las propias necesidades de caja de Cristina impusieron su lógica: la Casa Rosada ordenó no 'fogonear' el texto de Eugenio Zaffaroni para permitir que la huelga docente se impusiera en la agenda de los medios mientras procuraba una rápida aprobación del Congreso del acuerdo con Repsol por YPF. 

Alcanzados ambos objetivos, ahora Cristina buscaba una excusa para avanzar en su agenda legislativa judicial. Y los medios se la ofrecieron en bandeja, dado que el tema “linchamiento” comienza con un concepto mal aplicado, analizando los efectos y buscando las tipificaciones legales, pero improvisando explicaciones de las causas detrás del fenómeno.

El regreso

Hablar sobre “linchamiento” en el siglo 21 es resultado directo del retroceso institucional que ha sufrido la Argentina en los últimos años, en la aplicación de políticas mal llamadas "garantistas", que han tendido a proteger al delincuente antes que a la víctima, es efecto de celebrar, mitificar y naturalizar cierto tipo de crimen para legitimar la violencia revolucionaria y es fruto de un Poder Judicial que ha perdido la brújula de su rol en la sociedad.

Para el kirchnerismo, toda discusión política retroalimenta y fortalece a la política y es formadora de identidad, identificación y pertenencia; gracias a lo cual, puede tratar de recuperar a una franja del electorado que los abandonó en las elecciones de Octubre pasado. Así, el “linchamiento” de hoy es el “Nestornauta” de ayer. El marketing político todo lo inunda en las decisiones de la Casa Rosada.

El gran ganador de los anuncios de Scioli y del regreso de la discusión sobre el Código Penal es Sergio Massa, quien puede mostrar lo hecho en Tigre como ejemplo de un plan integral de seguridad territorial bastante exitoso (muchas de las medidas del Gobernador bonaerense se aplican en el municipio hace varios años) y puede impulsar a su militancia a buscar los 3 millones de firmas para frenar el tratamiento del Código Penal. 

De esta forma, Scioli y Cristina llevan aguas al molino de Massa y su Frente Renovador con una fuerza e intensidad que ni el ex intendente de Tigre puede imprimirle a su movimiento para que crezca en el interior. 

Desde el kirchnerismo se argumenta que al tratar ahora el monotema seguridad/inseguridad/reforma del Código Penal, se elimina un conflictivo de una campaña electoral en 2015. Es posible. Sin embargo, arriesgar en marzo/abril 2014 cuáles serán los problemas centrales que preocuparán a la opinión pública cuando tenga que votar dentro de 18 meses, es tarea de adivinos y agoreros, no de estrategas políticos. 

Jueves 10/04 

Además, ni Cristina Fernández, ni Daniel Scioli, podrán escapar a sus problemas. Para la Presidente de la Nación, la huelga lanzada por Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Pablo Micheli y que cuenta con el apoyo de casi todos los gremios del transporte, promete ser un inmenso dolor de cabezas. Para el gobernador de Buenos Aires, las huelgas de empleados públicos están lejos de terminar y las paritarias agigantan el déficit fiscal provincial a cifras que, a muchos, asustan. 

El resultado del paro del sindicalismo opositor es clave para el futuro del universo gremial y de la Presidente de la Nación. Hoy, la Casa Rosada no puede asegurar el fracaso del paro del jueves 10/04. Está haciendo todos los intentos posibles, pero lejos está de alcanzar fidelidades o juramentos de adhesión de las bases. Que bancarios o colectiveros estén junto a Hugo Moyano es una confirmación que “Gordos” y miembros de la CGT de Antonio Caló, también se unirán a la protesta. 

Sin duda, miércoles, jueves, viernes y, quizás, el fin de semana próximo, las secuelas del paro ganen los análisis políticos. Por eso la Casa Rosada debe tratar de impulsar temas para recuperar el control de la agenda mediática. En ese sentido, el tema “seguridad-inseguridad” es propicio para medidas, proyectos y grandes discursos. Sin embargo, para el simple ciudadano, 5 grandes conclusiones pueden sacarse de la batalla mediática de los últimos días: 

   1. “Seguridad-inseguridad” o “linchamiento” son temas tratados por los políticos cuando pueden obtener un beneficio para sus proyectos políticos personales, no cuando lo requiere la población. 

   2. El problema de la inseguridad nunca ha sido bien tratado por los políticos. Jamás fue un tópico tradicional de la agenda política y no supera ciertas barreras interpretativas en las agrupaciones políticas. 

   3. Se improvisan medidas basadas en concepciones filosóficas o políticas, en vez de investigar las causas profundas de los delitos y aplicar soluciones que han sido exitosas en otras partes del mundo, adaptando modelos a nuestra particular forma de vida y de delincuencia. 

   4. A lo largo del tiempo, los delitos que más afectan a la gente han ganado en complejidad y, su solución, se hace cada vez más compleja y requerirá de mayor cantidad de dinero, recursos humanos, aportes intelectuales y tiempo. 

   5. Mientas que los políticos usen el tema “seguridad-inseguridad” como un medio de capitalización política o electoral, las soluciones estarán cada vez más lejanas, la opinión pública tendrá demandas crecientes y aumentará la desconfianza, alejando a la gente de la clase política. 

El oportunismo en política es una herramienta peligrosa. Puede significar un salto al éxito de un proyecto personal o el paso necesario para caer en un precipicio político. Pero para la gente “de a pie”, la inflación seguirá, la falta de empleo continuará, la ausencia de inversiones se mantendrá y la incapacidad del Gobierno por encontrar soluciones, permanecerá.
 

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