Creadores y apologetas del delito
Alejandro A. Tagliavini
Senior Advisor, The Cedar Portfolio. Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland (California). Galardonado con el Premio a la Libertad, otorgado por Fundación Atlas para una Sociedad Libre.




                     La “tolerancia cero” no solo es contraproducente sino que, para controlar el crimen, por el contrario el Estado debería dejar de crearlo cuando reprime al mercado, a la sociedad. Debería implementarse la “tolerancia infinito”, para empezar porque cuanto más represiva es una política aumenta el gasto –en fuerzas de “seguridad”, tribunales, cárceles, etc.- que se paga por vía impositiva creando más marginalidad, ya que los ricos derivan hacia abajo las cargas fiscales subiendo precios o bajando salarios. Pero además, la represión llama a la arbitrariedad y a la corrupción y distrae del problema básico: gran parte de los delitos resultan de la represión estatal.
                     Por caso, algunos implementan aduanas para “proteger la industria nacional” y, no solo perjudican al ciudadano que no puede importar, sino que crean un nuevo tipo de delito, “el contrabandista”. Y así los gobiernos van criminalizando a las personas. Un día prohibieron el alcohol y crearon la mafia en EE.UU. y apresaron a Al Capone por otro “delito”: evasión fiscal. Ahora, han prohibido algunas drogas dañinas y así nació el peor tipo de delincuente conocido: el narco, que alienta el consumo y venta de estupefacientes y, paralelamente, financia guerrilleros, trafica personas y órganos humanos y demás. 
                     Parece que EE.UU. tiene 2.300.000 “criminales” entre rejas, según el Centro de Estudios Carcelarios, del King’s College. China, con cuatro veces más habitantes, estaría segundo con 1.600.000 presos. San Marino, con 30.000 habitantes y un solo preso, cerraría la lista de 218 países. EE.UU. tiene 750 presos por cada 100.000 habitantes, cuando el promedio global es de 125. Sucede que las condenas norteamericanas son más largas, si consideráramos las admisiones anuales a prisión per cápita, varios países europeos superarían a EE.UU. que, por otra parte, tiene índices bajos de delitos no violentos, menos robos que Australia e Inglaterra. El índice, que entre 1925 y 1975 se mantuvo en 110 presos por cada 100.000 habitantes, se dispara debido a la “guerra contra las drogas” que causa más muertos que la propia droga. En 1980, había 40.000 prisioneros relacionados con drogas, hoy superan los 600.000. 
                     Algunos gobiernos además del crimen crean guerras y todo tipo de conflictos, lo que no sorprende si tenemos en cuenta que su “autoridad” se basa en el “monopolio de la violencia”. Y, por cierto, para justificar sus gastos en “defensa” suelen atemorizar con peligros al estilo del reciente informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, de la ONU, que asegura que el aumento de las emisiones de CO2 incrementará los riesgos de conflictos –por el control del agua, etc.-, hambrunas, inundaciones y migraciones. Solo la escasez de agua suena ridícula cuando, gracias a los avances tecnológicos, podría ser utilizable el líquido marino, entre otros, que cubre más del 70% del planeta. 
                     Estos “expertos” dicen que las temperaturas subirán entre 0,3ºC y 4,8ºC este siglo, lo que se añadiría a los 0,7ºC desde la Revolución Industrial, debido a las emisiones de CO2. No lo voy negar, aunque tenga serias dudas. Pero definitivamente, así como el delito no se combate con más violencia, con más represión, tampoco el cambio climático puede reprimirse. Así que estos “expertos” harían bien en dejar de asustar con este tipo de apocalípticas fábulas, que jamás se cumplieron, de hecho, hoy todos los índices de vida están mejor que nunca.

 

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