El doble filo de la Inteligencia Artificial
Matías Enríquez
Participante del
Programa de Jóvenes Investigadores y Comunicadores Sociales 2020. Periodista argentino
que ha trabajado en diferentes medios de comunicación, actualmente dedicándose
a la comunicación institucional de organismos de gobierno. Trabajó en
diferentes medios gráficos como El Mundo (España), Marca (España) y ESPN-La
Revista (Estados Unidos), en radio y TV. Fue corresponsal, redactor, movilero,
editor, columnista, conductor y productor. También se desempeña como docente en
talleres de Comunicación, Periodismo y Argumentación. Ha publicado columnas de
opinión en diferentes medios como Infobae, Diario Perfil, ADN Ciudad,
Mundiario y Visión Liberal, entre otros.
Estamos en una
etapa de redes sociales que democratizan el consumo informativo y le permiten a
cualquiera que tenga capacidad de ser viral, posicionarse y tener el mismo peso
que los antiguos medios de la información” había afirmado el director digital
de Editorial Perfil, Agustino Fontevecchia, en el último hackathon “Hackeando
la desinformación”, que organizó la Fundación Perfil junto a la Universidad del
Sur de Buenos Aires y de la que participaron numerosas organizaciones y
proyectos sobre la temática como el Proyecto Desconfío, Google News Initiative,
News Net y la Universidad del Salvador, entre otros.
Sus palabras
generan alerta pero describen un mundo en el que ya nos hemos acostumbrado a
vivir, en donde las fronteras entre lo físico y lo virtual se han erosionado
por completo. En ese contexto, las redes sociales se han transformado en una
suerte de péndulo, migrando del optimismo de aquella lejana revolución digital
con la Primavera Árabe a este ciberespacio cooptado por discursos de odio,
desinformación y granjas de bots/trolls, entre otras problemáticas.
La inmersión de
la inteligencia artificial en nuestras vidas, con diferentes plataformas que
simplifican un sinfín de procesos con resultados exitosos a la vista pero con
procedimientos que desconocemos por completo, ha sido revolucionaria. Su
irrupción en nuestras vidas ya es total. En materia de desinformación, también.
Hemos conocido
deepfakes que, en este mundo de usuarios de consumo pasivo y perezoso de la
información, han acrecentado la proliferación de la desinformación y también
dificultado la manera de desintoxicar el discurso público de lo falso. La
reafirmación de los sesgos solo fortalece este comportamiento humano de
compartir lo que empatiza con nuestra ideología, ya sea en materia política,
económica, sanitaria o deportiva.
Al igual que
ocurría con la desinformación más “tradicional” y antigua, el reclamo volvió a
recaer en las plataformas. En ese sentido, los creadores de ChatGPT lanzaron un
detector para identificar deepfakes y con ello combatir la desinformación,
abriendo su software para reconocer el contenido creado por DALL-E, logrando
identificar correctamente casi el 99% de las imágenes creadas por su generador.
El único inconveniente visible es que solo tiene capacidad de reconocer dibujos
o imágenes generados por su IA, no siendo compatible con Midjourney, por citar
un ejemplo.
Por su parte, el
CEO de Meta, Mark Zuckerberg anunció la integración de su chatbot
conversacional, Meta AI, en todas sus aplicaciones de redes sociales, con
Facebook e Instagram, entre sus más populares. Entre otros aspectos, esa
integración permitirá a la herramienta generar imágenes y responder preguntas a
sus usuarios. La masividad propia de Meta en casi todos los dispositivos
móviles del mundo (occidental, por lo menos) traerá consigo más desinformación,
será un hecho. La alfabetización mediática será cada vez más trascendente para
evitar caer en la desinformación. Eso también es un hecho.
Inteligencia
artificial y desinformación vuelven a alinearse, de manera no intencional pero
inevitable. Interrogantes sobre el impacto de una sobre otra surgen constantemente
¿Cómo evolucionarán las capacidades de la IA para crear contenido falso y qué
tecnologías se desarrollarán para contrarrestar esas capacidades? ¿Cómo
afectará la desinformación generada por IA en la confianza pública en los
medios? ¿Cuál será el marco normativo para regular el uso de IA en creación de
contenidos? ¿Cómo cambiarán las estrategias de desinformación con el uso de la
IA más avanzada?
Mientras
celebramos los beneficios de la democratización de la información, debemos ser
conscientes y proactivos individualmente en enfrentar sus riesgos, sobre todo
en un entorno de tanta complejidad y dinamismo como el actual.
Publicado en Perfil.
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