Una “venezuelización”
Ricardo Runza
Ingeniero
Aeronáutico y Magíster en Defensa Nacional.
Días atrás, se
conoció que el ministro de Defensa Luis Petri envió, al Congreso de la Nación,
un proyecto de ley que consiste, entre otras cuestiones, en reformar el
artículo 27 de la ley 24.059 de Seguridad Interior para que las fuerzas armadas
participen de la lucha contra el terrorismo y en otras actividades de este
ámbito realizando patrullajes, controles de personas y vehículos y detenciones
en flagrancia. En síntesis, lo que hacen los militares venezolanos.
Tal es el
disparate que no merece ningún análisis técnico mayor, pues la iniciativa
presentada por el álter ego de Patricia Bullrich en Defensa se realiza cuando
todos los argentinos vemos en Venezuela lo que significa poner en práctica un
proyecto de esta naturaleza, que pretende cambiar un consenso político
consolidado para darle a un gobierno de turno la potestad de intervenir
militarmente sin recurrir a la declaración de “Estado de sitio”, que es el
mecanismo previsto por la institucionalidad vigente.
Otro punto
crucial de esta iniciativa es la declaración de quien es terrorista. Tal como
ocurre en Venezuela, la ministra de Seguridad (Interior) Bullrich ya tildó como
terroristas a ciudadanos que se manifestaban, gremialistas y opositores. En
Rosario, también lo hizo con las bandas de narcomenudeo. Hubo –a principios de
este año– un episodio donde la ministra también acusó de terroristas a
ciudadanos extranjeros que ingresaron al país. Por ahora, se salvan los
periodistas. Todas las acusaciones fueron desechadas por la Justicia por
improcedentes y disparatadas.
Es cierto que
Argentina tiene riesgos de ser impactada por el terrorismo, pero ante esto
tenemos aquí una peligrosa banalización. El terrorismo no se combate como lo
piensan Bullrich y Petri. La falta de seriedad con que se toma este asunto es
tremenda.
Pero la
iniciativa trae al análisis otras cuestiones más profundas e inquietantes.
¿Tiene conducción presidencial el Sector Seguridad del Poder Ejecutivo
Nacional? ¿Existe un peligroso laissez faire del Presidente hacia sus
ministros? Los asuntos de seguridad internacional y de seguridad nacional
(defensa, seguridad interior y seguridad institucional) del país requieren
conducción. No es un asunto de libre albedrío. ¿Tiene el Presidente una doble vara
para promover el uso de las fuerzas armadas tal como lo hace su par Nicolás
Maduro en Venezuela? ¿El Presidente no tiene a nadie que evalúe lo que le
proponen sus ministros? Todo indica que hay una efectiva colonización de la
agenda en esta materia por parte de la dupla perdedora en tercer lugar en las
elecciones presidenciales, por sobre lo que proponían los ciudadanos Javier
Milei y Victoria Villarruel, que era todo lo contrario a lo que Petri ahora
envió al Congreso.
Es obvio que el
Presidente no domina estos temas. Temerariamente no tiene asesores que lo
asistan en su responsabilidad de conducción en este campo. No tiene un Asesor
de Seguridad Nacional como tienen presidentes de los Estados que él dice
admirar. No abreva en el modelo que nos presentan los países de la OCDE que él
dice también quiere seguir. Este gobierno presenta un déficit inocultable aquí.
Sin Política y Estrategia de Seguridad Nacional el Gobierno está ciego. No sabe
para dónde ir. No tiene principios ni prioridades. El tiempo del aprendizaje y
de echarle culpas a otro se está acabando. Esperemos que este intento de
venezuelización de la seguridad nacional del país no prospere en el Congreso. ¿Comprenderá
el Presidente la magnitud de este error?
Publicado en Perfil.
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