El kirchnerismo chocó los autos y hay miles de empleos en riesgo
Luis Varela
Titular de SaberInvertir.com.ar .


Tal como adelantamos con altísima precisión en los últimos panoramas mensuales del sector automotor, un cúmulo de graves errores de política económica del kirchnerismo terminó derrumbando el sector industrial estrella que estuvo mostrando la Argentina en los últimos tiempos.
 
 
Según la Asociación de Concesionario (ACARA) en abril se patentaron en la Argentina apenas 52.901 unidades, 35,5% menos que los autos vendidos en abril del año pasado. Con esto, durante el primer cuatrimestre se despacharon en el país 272.095 vehículos, 18,3% menos que los colocados en enero-abril de 2013.
 
 
Y, por lo que se ve hasta ahora, las terminales esperan que mayo y junio tengan cifras todavía peores. Según el informe de la Asociación de Fabricantes, durante abril terminales e importadores repartieron en la red de concesionarios 51.346 vehículos, 40% menos que los distribuidos en abril del año pasado. Con eso, en enero-abril se llevan repartidos 202.652 unidades, 29,8% menos que en los primeros cuatro meses de 2013.
 
 
Debido al nuevo esquema impositivo (que busca proteger los pocos dólares que hay en el país), el reparto de autos importados sufrió mucho más que la distribución de los automóviles denominados de origen nacional (aunque estos últimos tienen 73% de piezas importadas y apenas 27% de partes de origen auténticamente argentino).
 
Según ADEFA, en abril se repartieron en la red 27.963 unidades importadas, 46,5% menos que en abril de 2013. Mientras que en enero-abril las concesionarias recibieron 118.447 vehículos, 32,1% menos que los distribuidos en el primer cuatrimestre de 2013.
 
 
En cuanto a la entrega de "nacionales", en abril se repartieron 23.383 unidades, 29,7% menos que en abril de 2013. Y en el primer cuatrimestre el despacho de autos domésticos fue de 84.205 vehículos, 26,2% menos que en enero-abril del año pasado.
 
 
Detrás de las profundas caídas en las ventas internas, los números de la producción y de la exportación que mostraron las terminales fueron muy negativos, pero no tan malos, debido a que la mitad de los autos que se fabrican en la Argentina se venden en el exterior, casi todos en el mercado brasileño.
 
Según ADEFA, durante abril se fabricaron 59.165 vehículos, 21,6% menos que en abril del año pasado. Y en el primer cuatrimestre la producción llegó a 206.581 unidades, 17,9% menos que en enero-abril del año pasado.
 
 
Y, según el mismo informe, en abril se exportaron 32.479 autos, 20,5% menos que en abril del año pasado. Y en enero-abril se mandaron al exterior 106.827 unidades, 18,6% menos que en los primeros cuatro meses de 2013.
 
 
Hay que considerar que por cada 100 autos exportados, 89,1 van a Brasil, 6,2 al resto de Sudamérica, 3 a Europa y 1,7 al resto del mundo (mercados como Estados Unidos o Japón no son compran ni un espejito; no podemos competir ni por precio ni por calidad). Debe recordarse que durante el reinado K, el precio promedio de un auto vendido en la Argentina subió 81% en dólares, al pasar de 24.000 dólares en 2003 a 67.500 dólares en 2014.
 
 
Todo este cataclismo de más impuestos, suba de precios y caída en las ventas provocó un duro cambio en los modelos más vendidos y en la porción de torta vendedora que se lleva cada empresa.
 
Según ACARA, en los primeros cuatro meses de este año los tres modelos más vendidos fueron el Volkswagen Gol, la Toyota Hilux y la Ford Ecosport. Hasta el año pasado los dos lugares más bajos del podio eran ocupados por el Chevrolet Corsa y el Renault Clío, pero este año -debido a que los únicos que pueden mantener viva la demanda son los productores agropecuarios- las camionetas se suben a lo máximo de las ventas.
 
 
En cuanto a la participación por empresa, hubo una dura caída en la mordida de las empresas francesas. Por apenas un hocico, la Alemana Volkswagen sigue primera con el 16,8% del mercado, seguida de cerca por Ford con el 15,8%. El tercer puesto es de Renault, con Fiat pisándole los talones. Quinta se mantiene Chevrolet, sexta Peugeot y séptima Toyota.
 
 
Debido al duro recorte de ventas sufrido en el primer cuatrimestre, la industria automotriz prevé vender este año hasta 240.000 autos menos que el récord absoluto de 956.708 autos logrado en 2013, año en el que estuvimos por entrar al exclusivo club mundial de 16 países con más de un millón de autos vendidos al año.
 
 
En este momento, los analistas más conservadores estiman que la venta anual de 2014 rondará los 730.000 autos, pero muy en voz baja algunos gerentes están hablando de cifras alarmantes, que pueden caer hasta llegar a las 600.000 unidades año. De cumplirse este descenso, el 2014 podría ser considerado un año muy malo, pero no dramático, ya que igualmente sería el cuarto mejor año de toda la historia automotriz argentina.
 
Ahora bien, frente a todos estos números, surge la pregunta obligada: ¿por qué se hizo añicos la demanda de automóviles? Y la respuesta a este interrogante ofrece varios factores:
 
1) El elemento principal, que detonó toda esta crisis es la fuerte escasez de dólares que sufre la Argentina. Debido al escandaloso aumento del gasto público, que llevó a las cuentas fiscales de un superávit del 2% del PBI a un déficit del 5%, el kirchnerismo se vio obligado a determinar la devaluación de enero, que llevó al dólar oficial de 6 a 8 pesos.
 
2) Junto con esa estocada, que incrementó de un plumazo un 33% todos los productos importados (no solo los autos, sino los remedios y otros elementos vitales para la población), al Poder Ejecutivo se le ocurrió aplicarle un nuevo impuesto interno a la venta de autos, cuya alícuota se fijó en 30% para los autos con un precio de fábrica de entre $ 170.000 y 210.000, y en 50% para los modelos con un precio mayor a $ 210.000. Y, por si hubiera alguna duda, el Gobierno les dijo a las automotrices que no moverá un centímetro estos nuevos tributos, si las terminales no bajan los precios subidos en el primer cuatrimestre de este año.
 
3) El coctail de impuesto y devaluación llegó a provocar un aumento de hasta un 100% en muchos autos importados. Pero, debido a que las ventas en esos segmentos cayeron casi a cero, muchas de las compañías con autos ya traídos decidieron retrotraer algunos aumentos. Pro ejemplo, el Peugeot 508, pasó de valer $ 845.900 en abril a $ 427.229 en mayo, y el VW Passat pasó de costar $ 911.414 a $ 414.860. Los bajan porque se están deteriorando en las playas donde llegan los importados. Y por el momento están suspendidos los pedidos nuevos a las fábricas externas. De hecho, en abril se vendieron menos de 100 autos OKm de lujo en la Argentina, en un sector donde Mercedes Benz tiene el 45% de las ventas.
 
4) Pero lejos de los precios de los autos y del nuevo impuesto, el kirchnerismo hizo más cosas para chocar a los autos. Provocó, por efecto inflacionario, un durísimo aumento de los combustibles (cuyo componente principal es impositivo). Naftas y gasoil suben más de 30% en lo que va de este año. Y, por su fuera poco, se anotó una suba de hasta el 40% en los garajes porteños y la escalada en el costo de los peajes, con subas de hasta 50%.
 
Factores más, factores menos, año a año venía creciendo fuerte la cantidad de autos que circulaba por las autopistas. Sin embargo, entre abril de este año y abril del año pasado hubo una reducción, mínima (del 1%) pero reducción al fin.
 
Por si queda alguna duda puede agregarse que en este momento venir a trabajar en auto desde Cañuelas o Pilar a la Capital cuesta por peajes, combustibles y estacionamiento un estimado de unos 5.600 pesos mensuales. De ahí que muchos compradores decidieron bajarse para, probablemente, volver a utilizar las combis como medio de transporte.
 
De ese modo, los playones del puerto de Zárate (donde llegan los autos importados) o playas de las terminales (de donde salen los autos de las líneas de montaje internas) atestados de autos terminados, deteriorándose por el sol o la lluvia, y los pedidos de compra no llegan.
 
Toda esta situación derivó en un elemento que está enloqueciendo a los kirchnerista. La plaza automotriz se está inundando de empleados suspendidos, y hay al menos dos terminales que ya está pidiendo reuniones con los sindicatos, advirtiendo que no podrán pasar de junio sin anunciar los primeros despidos.
 
De hecho, el los sindicatos vinculados al sector ya hablan de 12.000 operarios suspendidos entre terminales, autopartistas y concesionarios.
 
Solo por citar las empresas más grandes puede decirse lo siguiente:
 
a) En la alemana Volkswagen, con planta en la bonaerense General Pacheco, no hay producción durante los viernes de mayo, afectando a unos 4.000 trabajadores, que percibirán el 75% de su salario en los días de parate.
 
b) La italiana Fiat, con instalación en Córdoba, ya está parando dos días por semana, afectando a unos 2.000 trabajadores.
 
c) La francesa Peugeot-Citroën, con planta en Villa Bosch, decidió suspender por tiempo indeterminado el turno de producción de la tarde, lo que afecta a alrededor de 1000 operarios, quienes cobrarán el 65% de sus salarios y asistirán, mientras dure la medida, a cursos de capacitación en el instituto técnico de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM).
 
d) La vinculada a Fiat, IVECO, suspende durante seis días a 480 de su personal de 600 operarios en Ferreyra Córdoba (ya había realizado un paro similar en abril), cobran el 75% del salario.
 
e) La francesa Renault suspendió a su personal durante un día en Córdoba y analiza nuevas detenciones.
 
f) En Córdoba también hay líneas de fabricación apagadas en las autopartistas, con casos de recortes en Gestamp, Rieter y Magna. Y el panorama es similar en las fábricas de motos y cuadriciclos como Yamaha, Cerro Moto y Kymco.
 
g) La merma en la producción en la planta industrial que tiene General Motors en Rosario llevaría a esa empresa a tomar una medida similar durante la semana próxima.
 
Los gerentes de planificación de las empresas estiman que, si la tendencia no cambia, en junio y julio el panorama va a ser bastante peor, pasando de suspensiones a despidos
 
De hecho, sin miramientos, en Volkswagen ya se analizan opciones para desvincular a alrededor de 700 operarios: la empresa alemana tiene 15.000 autos 0km sin vender entre planta y concesionarios.
 
Por supuesto, si la escasez de dólares terminara, el Gobierno podría quitar el impuesto y calmar un poco las cosas. "Tenemos bajas muy importantes -dicen en el kirchnerismo- pero recuerden que venimos de un año como el 2013 que fue récord absoluto en nuestra historia, y después de ganancias siderales para las empresas automotrices".
 
El Gobierno le echa la culpa de casi todo a la relación con Brasil. La Argentina pierde mucho dólares por el comercio bilateral con los brasileños (más de la mitad del rojo es por los autos), de ahí que, de urgencia el ministro de Economía Axel Kicillof y la ministra de Industria Débora Giorgi se estén reuniendo con los brasileños para encontrar una forma distinta en el comercio de autos.
 
Hasta el año pasado rigió una regla muy despareja en el comercio bilateral. El denominado "flex" le permitía a Brasil exportar al mercado argentino 195 dólares en autos y repuestos por cada 100 dólares exportados por la Argentina. En este momento los funcionarios K piden que la relación sea 130 a 100, pero todavía no hay acuerdo.
 
Débora Giorgi es desde hace 10 años la funcionaria encargada de que la plaza automotriz argentina se desarrolle y que, con ello, se achique el déficit comercial automotriz de la Argentina. La competencia en el sector es durísima: en 2013 el rojo solo de autopartes fue de 8.300 millones de dólares. En los últimos tres años se fueron por esa vía 25.000 millones de dólares un monto equivalente a lo que perdió el Banco Central de reservas de enero de 2011 a esta parte, y sin embargo Cristina Kirchner no mueve un alfiler en la secretaría de Industria.
 
Frente a toda esta realidad, aparecen algunas interpretaciones que mueven a risa. Algunos medios oficialistas buscan justificar al Gobierno diciendo que esta caída en la producción y la suspensión de empleados no es por el derrumbe de las ventas internas sino por una intención aviesa de las empresas para que el Gobierno acelere el acuerdo con Brasil.
 
Además, al encontrarse con la suspensión masiva de personal, el titular del gremio de mecánicos SMATA, Ricardo Pignanelli, dijo que es responsabilidad de los empresarios: descartó medidas de fuerza diciendo “Si hago un paro ahora, les hago el caldo gordo a las empresas. Les pedimos a los empresarios estabilidad laboral, teniendo en cuenta lo que ganaron los últimos años”.
 
Claro que junto con todo este movimiento hay otros elementos que no se tienen muy en cuenta. Debido a la robotización, por ejemplo, antes un auto se hacía con setenta y dos horas de trabajo, mientras que en este momento se hace con cuarenta y ocho.
 
Y, detrás de todo, aparecen obviamente otros efectos secundarios inimaginados. Hubo argentinos que compraron auto nuevo entre noviembre y marzo últimos y decidieron vender el usado que tenían, pero los compradores se desintegraron.
 
El auto nuevo está guardadito en el garaje, mientras que el usado lo tienen apoltronado, estacionado en la calle, pagando patente y deteriorándose, con cientos de cartelitos de venta por todas partes, sin que nadie pregunte nada, ni aunque los tachitos tengan precios de regalo.
 

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