Despejando dudas sobre el Canal de Panamá
Alvaro Vargas Llosa
Director del Center for Global Prosperity, Independent Institute. Miembro del Consejo Internacional de Fundación Atlas para una Sociedad Libre.


El presidente Trump ha convencido a muchos estadounidenses de que el Canal de Panamá, una ruta marítima vital para el comercio internacional, especialmente para la carga que va hacia o proviene de Estados Unidos, se encuentra bajo el control de China. Considera esa circunstancia una amenaza directa para EE.UU. También cree que los panameños cobran demasiado a los navíos estadounidenses por la utilización del canal. Por ello, amenaza a Panamá con la fuerza militar, con la intención de arrebatarle el canal y ponerlo bajo el control de Washington.
Cualquiera remotamente familiarizado con lo profundamente arraigado que se encuentra el canal en la psique de Panamá y lo enredado que está todo el asunto con el nacionalismo panameño habría predicho fácilmente las pasiones que estas amenazas despertarían entre los panameños. Irónicamente, esto ocurre en un momento en el que Panamá cuenta con una administración favorable a Estados Unidos. Aunque Trump suele expresar bravuconadas en estos casos, es posible que no quiera decir literalmente lo que manifiesta. Es probable que esté tratando de presionar a Panamá para hacerle la vida difícil a China mientras a su vez fortalece su imagen interna.
Sea como fuere, China está lejos de tener control sobre el canal. Estos son los hechos: El Canal de Panamá está totalmente administrado por la Autoridad del Canal de Panamá, una entidad gubernamental que no posee vínculos con Beijing. La ampliación del canal, un gran proyecto que se extendió durante varios años y cuyo costo alcanzó los 5.250 millones de dólares hace algún tiempo, se financió con fondos procedentes del propio tráfico del canal (3.150 millones de dólares) y de organismos multilaterales (2.300 millones de dólares) de Japón, Europa, otros dos cuya principal fuente de fondos es Estados Unidos y uno financiado por América Latina, España y Portugal. Además, la mayor parte de la obra fue adjudicada a un consorcio europeo integrado por empresas de capital español, italiano y belga, junto con inversión panameña.
Seis puertos gestionan la mayor parte de la carga de Panamá. Dos de ellos, Balboa y Cristóbal, son operados por CK Hutchinson Holdings, la firma china propiedad de Li Ka-shing, el conocido magnate. Sin embargo, el puerto más importante, Manzanillo, es controlado por SSA Marine, cuya empresa matriz, con sede en Seattle, es propiedad de inversores estadounidenses. El puerto de Colón está gestionado por una empresa taiwanesa, que no es precisamente un aliado de China. Panamá International Terminal se encuentra administrada por una empresa con sede en Bélgica y Singapur, ambas aliadas de Estados Unidos. Incluso el puerto de Almirante, más pequeño, es propiedad de Chiquita Brands, una empresa de Estados Unidos con vínculos históricos con el imperialismo de ese país.
No debería sorprendernos que Hutchinson esté interesada en los puertos panameños. Después de todo, es la mayor propietaria y operadora de terminales marítimas del mundo, con operaciones en más de 27 países, incluida la de Long Beach en California. Sin embargo, Panamá no representa una parte significativa del imperio de Li Ka-shing, ya que solo constituye el 3,8% de la producción global de Hutchinson (82,1 millones de TEU*).
De hecho, una gran parte (más del 70 por ciento) del tráfico del Canal de Panamá involucra a Estados Unidos, con un costo total de unos 2.400 millones de dólares anuales en concepto de peajes en el año fiscal 2024, o una media de 7 millones de dólares al día. Panamá cobra unos 16 dólares por tonelada. ¿Les parece que los panameños están explotando realmente la economía estadounidense? El gobierno de EE.UU., que se endeudó por unos 6.300 millones de dólares al día en el año fiscal 2024, tiene muchos problemas, pero el Canal de Panamá no es uno de ellos. Y la economía estadounidense, cuya productividad ha sido baja durante muchos años y que padece una importante inflación, también tiene problemas. Pagar 7 millones de dólares al día en peajes por un comercio que beneficia a los consumidores y productores estadounidenses no se encuentra, desde luego, entre ellos.
Nota del traductor:
* Una TEU es la capacidad de carga de un contenedor normalizado de 20 pies (6,1 m).
Todas las cifras expresadas como miles de millones en este artículo corresponden a billones en el original en inglés.
Traducido por Gabriel Gasave.

Publicado en Independent Institute.

 

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