El “milagro económico” de Milei en Argentina

Andrés Oppenheimer
Columnista del Miami Herald/el Nuevo Herald. Fue miembro del equipo ganador del Premio Pulitzer, y ha recibido el Premio Ortega y Gasset, Premio Rey de España y el Emmy.
El presidente argentino
Javier Milei acaba de ser incluido en la lista de la revista Time de los
líderes más influyentes del mundo en 2025, y sus críticos inmediatamente
minimizaron la noticia.
Después de todo, dijeron,
es la misma revista que hace pocos años incluyó al dictador norcoreano Kim Jong
Un en la misma lista, y que eligió a Adolfo Hitler como “Hombre del Año” en
1938.
Sin embargo, es hora de
reconocer el éxito económico de Milei. A pesar de todos sus defectos (que
mencionaré enseguida) la terapia de choque de libre mercado de Milei ha
devuelto la esperanza de que Argentina pueda finalmente dejar atrás 80 años de
políticas populistas que arruinaron al país.
Algunos economistas ya
anticipan un posible “milagro económico” en Argentina.
Los gobiernos peronistas
habían destruido la economía aumentando enormemente el gasto público, la
regulación estatal y (como lo esta haciendo tontamente el Presidente Trump en
Estados Unidos) los aranceles a las importaciones.
Habían convertido a
Argentina de una de las naciones más ricas del mundo a principios del siglo XX,
en un país económicamente aislado del mundo y cada vez más pobre.
Desde que Milei asumió el
cargo en diciembre de 2023, ha reducido la inflación de casi el 300% a
principios de 2024 al 67% en febrero de este año. La pobreza ha caído del 53%
de la población en el primer semestre del año pasado al 38% en el segundo
semestre.
Y la economía argentina
crecerá un muy saludable 5% este año, según el Fondo Monetario Internacional
(FMI).
“Lo que está haciendo
Milei no tiene paralelo en los mercados emergentes”, me dijo Alejandro Werner,
director del Instituto de las Américas de la Universidad de Georgetown y
exdirector del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI.
“El compromiso de Milei
con la gestión macroeconómica ortodoxa es el mayor que hemos visto en América
Latina en mucho tiempo”, me comentó Werner. “No hemos visto a nadie tan
comprometido con la desregulación, la reducción de la intervención estatal y la
liberalización del sector privado en muchas décadas”.
La semana pasada, Milei
desmanteló parte de los controles cambiarios vigentes en Argentina durante
años, que limitaban la repatriación de ganancias de empresas extranjeras y la
compra de dólares por parte de los argentinos. Esos controles desalentaban las
inversiones y frenaban el crecimiento.
El levantamiento parcial
de los controles cambiarios de Milei vino tras un préstamo de $20,000 millones
del FMI, junto con un programa de préstamos de $12,000 millones del Banco
Mundial y otro de $10,000 millones del Banco Interamericano de Desarrollo.
Aunque Argentina había
recibido préstamos masivos del FMI en el pasado, los gobiernos anteriores
habían malgastado esos fondos en subsidios políticos para ganar elecciones. La
mayoría de los economistas esperan que esta vez será diferente, porque es poco
probable que Milei dilapide el dinero como sus antecesores peronistas.
El secretario del Tesoro
de Estados Unidos, Scott Bessent, declaró tras una breve visita a Argentina el
14 de abril que las reformas económicas de Milei son “históricas”, y que el
presidente argentino está “sacando a Argentina del abismo”.
Sin duda, todavía pueden
surgir problemas que podrían descarrilar las reformas de Milei. Si al partido
político de Milei no le va bien en las elecciones legislativas de octubre, los
inversores podrían temer que la oposición peronista vuelva al poder en 2027, y
se paralicen las inversiones.
Otro riesgo es que Milei
pierda apoyos importantes por su costumbre de insultar, a menudo con los
términos más groseros, a periodistas, economistas y legisladores.
Curiosamente, Milei rara
vez ataca a sus críticos de izquierda o peronistas. En cambio, arremete contra
políticos y periodistas de centroderecha que generalmente lo apoyan, pero que
ocasionalmente critican alguna de sus medidas.
Obviamente, Milei tiene
derecho a responder a las críticas que le hacen. Pero insultar o hacer
acusaciones sin mostrar pruebas contra quienes no son sus enemigos políticos no
le va a sumar apoyos.
Milei necesitará todo el
apoyo posible para consolidar sus logros. La prueba definitiva de su éxito será
si gana las elecciones del 2027, y logra dejarle el poder en el 2031 a un
presidente democráticamente electo que continúe sus políticas económicas.
Si logra controlar su
temperamento y hacer eso, puede pasar a la historia como uno de los mejores
presidentes de Argentina.
Publicado en El Nuevo Herald.
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