Marxistas versus Keynesianos
Carlos Canta Yoy
Presidente de CACIPRA. Experto en Comercio Exterior. Director de CENRA.
La sorprendente contradicción de algún
ministro argentino que dice ser marxista y a la vez aplica políticas
supuestamente keynesianas, nos mueve a efectuar algunas reflexiones que
recordamos más bien de nuestra época de estudiantes, no hace muchos años…
Debemos reconocer que Karl Marx
estudió de manera más completa la crisis del capitalismo (término que en
realidad él inventó) que John Maynard Keynes. Pese a ello, una de las
diferencias más notorias entre ambos es la relacionada con la posible solución
de la crisis. En tanto Marx afirmaba que la solución estaba en cambiar la
titularidad de la propiedad del capital y transferirla a los proletarios,
Keynes nunca sostuvo que había que realizar ese cambio fundamental en la
propiedad. Marx, en su “Manifiesto
Comunista” establecía al respecto una serie de postulados, aunque muy
simplificados, presentados de una manera accesible al gran público. Eso explica
que el Manifiesto haya sido uno de los libros más difundidos en
la historia de la humanidad. Lo interesante es que Marx no decía cómo realizar
ese cambio en la posesión del capital, esa verdadera transferencia del
capitalista a los trabajadores.
Keynes nunca dijo que había que
efectuar la mencionada transferencia. Nunca habló de sustituir el capitalismo
por otro nuevo y revolucionario sistema. Sostenía que la solución del problema
de la falta de demanda se solucionaría con un mayor intervencionismo estatal.
Es bien sabido que el deterioro del ingreso de los trabajadores (por ejemplo, principalmente
por la inflación, como ocurre hoy en la Argentina) lleva como consecuencia
principal la caída de la demanda. Keynes creía que con aumentar el gasto del
Estado y la financiación en programas de infraestructura, se resolvería el
problema de la crisis. A menudo se atribuye a su pensamiento la salida de la
crisis del capitalismo a partir de 1929 y durante toda la década de los años
treinta. En nuestro concepto Estados Unidos salió de esa crisis no por Keynes
ni por el presidente Roosevelt, sino por su intervención en la Segunda Guerra
Mundial que puso a toda su industria a trabajar a plena capacidad.
En algo coinciden ambos economistas:
en que estimular la demanda a través del enriquecimiento o mejora de los
ingresos de los trabajadores a costa de los intereses del capital, que hoy día
está excesivamente concentrado, sería la solución del problema de la crisis.
Se puede apreciar entonces que más
allá de alguna que otra similitud, las diferencias entre Marx y Keynes son más
que notorias, especialmente en cuanto al análisis de las crisis y a su
solución. Hoy en día, unir marxismo y keynesianismo solamente puede producir un
pensamiento híbrido. Y es sabido por todos nosotros que los híbridos son por
regla general, estériles.
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